7. PABLO

Cuando conoces a alguien y te empiezas a relacionar bastante bien con esa persona, inevitablemente vas conociendo a sus amigos y, en el mejor de los casos, sus amigos se vuelven tuyos.
En televisa conocí a una de las personas que más quiero y una de mis mejores amigas, la reboluda de Gabriela Vidal. Y gracias a ella conocí a


PABLO


Estudiando con los televisos me hice de muy buenos amigos y abrí un poco mi horizonte en cuanto a la escritura, pues empecé a trabajar el guión de cine. Además que fue el primer lugar donde libremente, sin dudarlo o esconderlo, acepté públicamente que soy gay. Bueno, sólo es un dato curioso.

La cosa es que a mi buena amiga Gaby le dio por filmar su corto y ahí que voy yo de ofrecido para estar de jalacables.

- Qué bien, paqueli, claro que necesito ashuda, nene, además, así conocés a mi amigo Pablito, se van a caer bien ustedes dos, es mi amiguito gay del CCC. A lo mejor hasta andan.

- ¿Oye, por qué Gaby siempre da tantos datos de la gente?

- No sé, así es ella, pero como dice: che, nene, me sale del alma.

- Me cae bien.

- A mí me encanta.

La filmación sería en el bosque de Chapultepec, había que llegar temprano. Mi papel sería vestuarista y compartiría créditos con otra chica. Mi enorme papel como vestuarista consistía en checar que el vestuario estuviera completo y entregárselo a los actores. Tan mal no estaba, en realidad sería el encargado del guardarropa pero quería ver cómo se filmaba algo, así que dale. Llegué gustoso a Chapultepec.

- ¿Otra vez Chapultepec?

- ¿Otra vez?

- Sí, lo de Edgar empezó en Chapultepec. Bueno, no el texto, pero sí la historia esa.

- Claro, y ahora regresas a Chapultepec.

- No somos nada.

- Somos costumbres.

- Nos repetimos.

- Curiosa la vida.

Como sea, el caso es que fui a ayudar a Gaby con su corto. Estábamos arreglando todo cuando llegó Pablo con el vestuario. Aunque bueno, en ese entonces respondía al nombre de “Pablito, mi amiguito gay del CCC”.

- Hola, Pablito.

- Hola, Paquito.

- Mucho gusto, Pablito.

- Mucho gusto, Paquito.

- Ridículos!!!!

- Así nos llamaban, no era nuestra culpa.

- Ridículos.

- Pues sí.

- ¿Y entonces?

Estuvimos juntos en la filmación y me la pasé muy bien con él. Platicábamos mucho, hacíamos chistes pendejos, echábamos carreritas para ver quién llegaba más rápido, íbamos por agua al lago para mojar el piso, pintamos un puente, adorábamos juntos a Ana Ofelia Murguía… Nos caímos muy bien.

Al otro día no fui a la filmación y lo extrañé. Llegué al tercer y último día de trabajo y me dio gusto verle de nuevo. Seguimos platicando, etc. Terminando la filmación del corto de Gaby, cambiamos teléfonos y mails para estar en contacto.

Aprovechando que yo era el encargado del guardarropa cual lesbiana en cabaré-tito, tomé un gaffete de una bata y le quité la foto. La foto, claro, era de Pablo, cuando era más chico y tenía el cabello corto. La guardé y la metí en mi lata de fotos de amigos, aunque pensando si hacerle vudú o no.

- ¿Le hiciste vudú?

- Claro que no.

- ¿Por qué?

- Porque no sé hacer vudú.

- ¿Le hubieras hecho? ¿De saber?

- En ese momento sí. Ahora ya no.

- Wow. Qué más.

Le pasé mi texto que en ese entonces se llamaba “Cielo y Tierra” para que lo leyera y me lo comentara. Fuimos a Zona Rosa, estuvimos caminando un rato y después entramos a comer a un restaurante de comida china y al final me comentó el texto. Me la pasé estupendo.

- Oye, espera. ¿Te robaste una foto?

- Sí.

- Es un crimen.

- Naaa.

- Es robo.

- Era una foto tamaño infantil. Es un delito menor.

- Necesitas confesión.

- Hace años que no me confieso.

- Y seguro tampoco comulgas.

- Exacto.

- No tienes vergüenza.

- Estos son mis relatos amorosos, no las Confesiones de S. Agustín versión gay remasterizada.

- Como sea. Es un robo.

- Bueno, sigue contando.

- Chismosos.

- Ladrón.

Empezamos a hablar por teléfono los domingos en la noche, unas dos horas por sesión telefónica. Platicábamos de todo, de películas y de cómo él me iba a iniciar en el cine, de música, de su proyecto de irse a estudiar a Francia, de nuestras ex relaciones, de teatro, de maestros comunes, de nuestra familia…

Aparte de llamarnos por fon nos encontrábamos en el msn…

Todo bien, me encantaba. De pronto era necesario escucharlo por fon, tener noticias de él, quería verlo.

Me invitó a su examen final en el CCC. Otra vez fuimos al teatro a ver “Estaba en casa y esperaba que lloviera”. Salimos decepcionados de la obra. Después fuimos a tomar un café a Zona Rosa en el café de jotas donde trabajaba Ricardo. Pablo no toma café, se la pasa tomando agua y dentro del trato, fui conociendo sus rarezas y él fue conociendo las mías.

Estuvimos platicando un buen rato, sentados en los jotisillones. Me encantó. Esa noche salí del café teniendo la certeza de que Pablo me gustaba.

Seguimos platicando por teléfono, a veces viéndonos, platicando por msn, etc. El gusto iba aumentando.

Me pasó un texto para que se lo comentara. Le mandé el comentario pero no le llegó. Por msn platicábamos pero le mandaba correos y no le llegaban. Mis correos masivos tampoco le llegaban.

En ese entonces conocí a José Manuel, un señor que decía tener 45 años (Más datos de él en mi Blog). José Manuel de pronto me emocionó, era perfecto: mayor, inteligente, culto, atractivo…

Por otro lado, con Pablo me sentía estupendo, pero era más chico que yo y a mí me gusta la gente mayor.

- Cierto, te gusta cambiar pañales geriátricos.

- Cada cual sus filias.

- Yo sería incapaz.

- Pero muy tus gustos. Claro que nosotros nada que ver.

- Por mí pueden irse al carajo para que siga escribiendo.

- Bueno.

- ¿Bueno?

- Bueno.

Me encontré a Rodrigo en el msn. Platicamos un rato.

- ¿Cómo te va en el amor?

- Pues… no sé, me gusta un chico que es más chico que yo y eso me saca de mis parámetros, y por otro lado hay un señor de 45 años que conocí y dice que soy un gran chico y quiere que nos veamos de nuevo.

¿Qué piensas hacer?

- No sé.

- Por una parte tienes la oportunidad de aprender de alguien que seguramente tiene un gran mundo, por el otro lado tienes la oportunidad de ir conociendo y aprendiendo al lado de alguien, ambas opciones son muy atrayentes.

- Claro.

Como sea, el más presente era Pablo, a pesar de lo atrayente que pudiera ser José Manuel (un depto. con vista al ángel de la Independencia, el único gato que me ha gustado en toda mi vida, un aparente gusto refinado por las cosas y la edad) de pronto no era suficiente. El otro: flaquito, chinito, histericoide, chistoso, alto, snob, alérgico y demás maravillas, llevaba la delantera por mucho.

Un día salimos a festejar su cumpleaños y conocí a más amigos del club CCC. Concretamente, a Katy. Empecé a platicar con ella y mientras tanto la chica me analizaba. Al parecer le caí bien; decía cuidar a Pablo como un hijo o un hermano menor. No entendí porqué tanta advertencia.

Salimos del lugar donde estábamos para ir a seguir la fiesta en otro lado. Nos separamos para irnos en carros, yo me iba con unas amigas cuando Katy me detuvo para que me fuera con Pablo.

- Pero me voy a ir con Gaby.

- Vete con Pablo.

- Pero ya quedé que me voy con Gaby.

- No seas tonto, que te vayas con Pablo.

- Ok.

Me fui con Pablo y seguimos en el desmadre. Pero me llamó la atención de dónde tanta advertencia por parte de Katy y su onda de no seas tonto, vete con Pablo.

Todo siguió normal salvo que eso me llamo la atención. No sé, ya ves que luego me traumo. Le estuve dando vueltas. ¿Será que Pablo le dijo algo a Katy respecto a mí? Pero yo no le he dicho nada a Pablo y Gaby tampoco…. Bueno, no sé.

Una noche de domingo, mientras hablábamos por teléfono y después de la primera hora de charla, pensé en decirle lo que me pasaba, pero me contuve.




Me gusta un chico que es más chico que yo y eso me saca de mis parámetros.





Ya antes, cuando hablamos de su ida a Francia, dijo que no se quería ir estando atado en México, así que no me atreví a romperle los planes. Por otro lado, ambos coincidíamos en que lo que no le podemos perdonar a un amigo es que nos falle o nos haga una ojetada. Juntando ambas cosas, preferí dejar por la paz el tema. Al menos esa noche. Pero lo que pasó con Katy me llamaba la atención.

- Eres bien puto!!!

- Pues sí, muy mis gustos.

- No, en eso no. Bueno, en eso sí, pero también en lo otro.

- ¿Lo otro?

- No te atreves a decir las cosas. Se te arruga el culo.

- Cierto, como cuando se te ocurrió cantar en el metro de puro loco. Te echaste de ida y vuelta toda la línea Indios Verdes – Universidad cambiando de vagón y nada que abrías la boca para cantar.

- Te quedaste parado en la puerta agarrado del tubo.

- Cuando menos hubieras bailado en el tubo, pero ni eso.

- Ida y vuelta.

- Lo bueno fue que te fuiste. No se lo dijiste a nadie.

- Sí lo dije una vez. No recuerdo a quién pero lo dije.

- Soñaste, querido.

- Como sea. Me vale madres su opinión.

- ¿Sí? Pues cuicuirí!

En la semana estaba haciendo tarea de Televisa y no me podía concentrar. Traía en mente el querer hablar con Pablo respecto al tema, pero no sé. Me tenía harto la tarea, había que adaptar un cuento que no me gustaba para una clase que no me gustaba.

Lo que voy a hacer es escribirle una carta a Pablo. Claro, somos escritores, lo mejor será escribirle una carta. Busqué papel y pluma.
Bien… ¿cómo empiezo? Estimado Pablito.

- ¿Pablito?

- Sí, coño, a él le decían Pablito y a mí Paquito.

- Qué lindos.
- Pily y Mily.

- Váyanse al carajo.

- ¿Le pusiste eso? ¿Estimado Pablito?

- Claro que no.

- ¿Tons?

- Si me dejan seguir, van a saber.

- Ok.

Comencé a buscar el encabezado de mi carta. Bueno quizá lo mejor sea empezar y ya luego regreso.

- Mmmmm… un momento… ¿para qué escribo una carta si no tengo su dirección para mandársela?

- Se la podrías entregar.

- Claro, se la podrías entregar después.

- Se la entregarías después y te evitabas al cartero.

- Te evitabas al cartero y evitabas que la carta posiblemente se perdiera.

- Te evitabas que la carta se perdiera. Si se perdía, iba a ser un desperdicio que la escribieras.

- Sí, pero no la escribí.

- ¿No?

- No.

- ¿Le llamaste por teléfono?

- No, le mandé un mail.

- ¿Un mail ?

- Sí, un mail.

- Aparte de puto, eres pendejo.

- Gracias.

- Esas cosas no se dicen por mail.

- Ya sé, pero fue lo que se me ocurrió.

- ¿Y así eres escritor?

- Pues sí, así soy escritor.

- Creo que te abandonaremos.

- Mejor, como musas son fatales.

- Nos han dicho peores cosas.

- Te falta acidez.

- Sarcasmo.

- Ironía.

- Al contrario, tengo un exceso.

- ¿Sí?

- De ustedes.

- Huevos, culera.

Total que me puse a escribirle un mail. Cerré la ventana de la tarea y abrí el correo. Empecé a escribir este mail que encontré después en la charola de los correos enviados.

Hola Pablito!
Pues por acá me tienes haciendo mi tarea de Televisa, en este momento en concreto mi adaptación para Telenovela de un cuento de Ivan Turgeniev, que bueno, digamos que tan mal no está quedando, eso sí, meloso como la fregada, pero bueno, mi pobre cerebro no da para más en este momento.
Pues te escribo por algunas varias razones. La primera es que ya me cansé de estar escribiendo vidas inventadas intentando respetar las reglas de ficción que intento crear, pero bueno, dejo de hacer eso para hacer otras cosas que requieren un poco más de compromiso. Y no porque al escribir no me comprometa, simplemente que son cosas diferentes las que en este momento redacto, requieren de mí de otras maneras.
Pues como veras no me cuesta el choro, se me da en forma natural, no sé si sea algo bueno en este oficio de relator para el que estoy estudiando o si sea un impedimento, ya veré con el tiempo si me ayuda o me obstaculiza, pero entre todos estos choros que siguen dando largas, a lo que voy es a lo siguiente:
La verdad cuesta bastante escribirlo, más aún decirlo y sé que éste es el último medio por el cual quisiera decir lo que diré a continuación, pero en este momento es el que tengo a la mano y el que creo más me va a ayudar para poder sacar lo que estoy garabateando en el teclado, el cual me ayuda a que sea más legible... al menos eso creo.
Y siguiendo con las largas... siguen las palabras fluyendo. La cuestión a tratar es la siguiente. Últimamente mi estado de ánimo ha cambiado, mi mente se pierde con mayor facilidad, mis creencias otra vez se ponen en tela de juicio y la sensación me agrada. Me agrada porque de alguna forma sé a qué se debe. No sé bien cómo decir esto, no sé cómo has de tomarlo y por eso hasta ahora lo digo y peor aún por este medio... pero la cuestión es que desde que te conocí me caíste muy bien, eres una persona muy extraña, diferente... Eso me ha llamado la atención en ti, cada vez más. De alguna manera la boluda de Gabriela nos presentó y su plan era que llegáramos a algo más que amigos... pero simplemente nos caímos bien y ya, al menos eso creo, digo, tú me caes muy bien, creo que yo te caigo bien, si no no gastaríamos tantas horas en el teléfono, no platicaríamos y compartiríamos algunas cosas de nuestra vida, forma de ver, etc. La cuestión es que me sorprendiste por ser como eres y eso me agradó pero pues sólo eso. El problema se presenta en que con el paso del tiempo te he ido conociendo cada vez un poco más y me gusta lo que he ido conociendo, al grado de que se me presenta un pequeño problema y es que lo que siento por vos ha ido creciendo, poco a poco y cada vez más hasta llegar a traspasar la barrera de la amistad. No sé cómo vayas a tomar esto que te estoy diciendo, pero bueno, creo que es al menos para mí, sano el decirlo. Pues me ha ido impactando lo que he descubierto de ti y me apasiona lo que podría llegar a descubrir. El problema es que me gustas. Vaya, no fue tan difícil decirlo... y sí me ocasiona un problema porque yo no sé ni qué pex contigo. Por tercera vez (regla de Shakespeare) lo digo, no sé cómo vayas a tomar esto que estoy diciendo y sí me dolería un poco que fuera para mal, que sientas que traiciono una confianza o qué sé yo y decidas alejarte. No lo quería decir por lo mismo, ya me ha pasado antes y la verdad me tenía sin cuidado, pero en tu caso sí me dolería un poco, digo, lo entendería y no me clavaría en depresiones, ya no estoy para eso, pero sí me lamentaría por perder una amistad que podría llegar a ser muy muy padre.
Te he ido conociendo poco a poco, he ido deduciendo algunas cosas, otras tú me las dices y me gusta la persona que estoy conociendo, me gusta en todos los sentidos. Cuando te veo, cuando hablamos por teléfono, siempre queda un deseo cada vez más fuerte de hacerlo de nuevo. Es padre.
Aunque por otra parte... sé que ya te vas, o al menos lo harás pronto, y la verdad es que me da mucho gusto que te vayas, que te sigas formando, etc... que conozcas diferentes lugares, diferentes personas, que vivas, vaya. Me duele porque no te podré ver pero me alegra por que sé que es por algo bueno. Por otro lado no te quería decir lo que estoy sintiendo porque respeto mucho lo que me dijiste. Te quieres ir libre, sin nada que te ate por acá para poder estar bien allá y en verdad respeto eso. Digo, además yo no sé si puedo despertar en ti algo que vaya más allá de la amistad y entonces pienso que me piro, pero bueno, con decir lo que estoy diciendo no caerá Roma de nuevo. Así que seguiré con el asunto.
Pues las cosas están así, siento por ti algo muy fuerte que me sobrepasa, no es fácil de controlar y la verdad es que no sé si quiero controlarlo. Por salud es conveniente, pero me gusta que me sobrepase. No te hago responsable de nada, estas cosas surgen y punto. Digo, te podría responsabilizar y esas cosas, pero creo que no estamos como para ello. Así que vamos por lo más sano.
No te estoy pidiendo que andemos pues no sé qué pex contigo, digo, a mí me encantaría pero ante todo no quiero transgredirte. Por lo mismo parece inútil que diga lo que estoy diciendo, es más, quizá hasta lo sea, pero también hay una necesidad de decir lo que está todo mal redactado anteriormente. Perdona si te ofende en algo... no era la intención, pero pues las cosas están de esta manera.
Independientemente de lo que tú consideres te reitero que en mí puedes encontrar un buen amigo, dispuesto a servir en lo que sea que necesites, incluso imitar a Ximena Escalante.
Pues un abrazo y un beso y que la luna te sonría.
Atte: El Paco
PD.- Nuevamente disculpa el medio... digo, soy escritor y me gusta escribir, me hubiera gustado más una carta de puño y letra pero no conozco tu dirección, además corre el riesgo de que el cartero la pierda (hubiera sido lo mejor?). Por teléfono no me atreví el domingo pasado y no sé cuándo vaya a verte... y no sé si viéndote me hubiera atrevido... sea como sea pues ya está. Aunque bueno, lo que más has de perdonar será el exceso de reiteraciones y las faltas de ortografía.


Y lo envié.

- Es lo peor que has escrito.

- Estaba nervioso.

- Pobre Pablito.

- Tener que leer eso.

- ¿No que me iban a abandonar?

Pasó la semana sin recibir respuesta. No me encontraba a Pablo en el msn. Bueno, ya valió madres esto. O no sé.

- Eso te pasa por mandar un mail.

Siguió pasando el tiempo sin tener noticias de Pablo. Le platiqué a Gaby lo que hice.

- ¿Qué te dijo?

- Lo mismo que ustedes.

- Me encanta Gaby.

- Es lo más.

- Es lista.

- Es rata.

- No le digas así.

- Es rata, en el horóscopo chino es rata.

- Claro, astuta.

- ¡Joder! Que se callen o los saco con un taladro.

- ¿Sí?

- Sí.

- Pues allá tú y tu mala cabeza.

Me dijo lo mismo, que no debí mandarle el mail, que eso no se trata por mail. Y Pablo sin dar noticias de sí. Una noche de pronto se conectó.

- Hola.

- Hola.

- ¿Cómo estás?

- Bien, gracias, ¿tú?

- También.

- Oye, debo contestar el teléfono, al rato te veo.

- Bueno.

Ok, me está esquivando. Vale, eso me gano. ¿Qué me queda? Olvidar esto y seguir adelante. Me fui a Oaxaca de vacaciones y el tiempo pasó tranquilo. Me empecé a sentir mejor respecto a Pablo. Estando yo en Oaxaca, él se conectó al msn. Empezamos a platicar como si nada hubiera sucedido. Al rato creí conveniente sacar el tema.

- Oye, Pablito, sólo te quiero dar las gracias por el silencio guardado y la distancia, me ha ayudado a calmar las cosas, pensar bien todo y pues ya está, gracias por no darme alas de ningún tipo.

- Paco, ¿te parece si lo platicamos ahora que regreses?

- Vale, perfecto.

Y seguimos charlando un ratillo más de tonterías.

Volví al DF.

Fui a ver a Gaby y llegó Pablo. Salimos a comprar un café en la Condesa. Todo normal. Según Gaby, Pablo y yo nos la pasamos histeriqueándonos por un pie de queso con chocolate blanco.

- ¿Histeriqueándonos? ¿Qué madres es eso?

- Sí, che, que se la pasan histeriquéandose con que no te doy de mi pie, no te doy del mío, el mío está más rico, el mío sabe mejor, pues mi café está más rico, no me gusta el café, esas tonterías muy de adolescentes, parecen dos niños.

- No sé, no creo.

- Bueno, Pablito me dijo que estuviste muy cortante con él.

- ¿Cortante?, claro que no.

- Che, lo mismo le dije, que cómo es que te notó cortante si se la pasaron histeriqueándose todo el tiempo.

- Pues sí. Por cierto, ¿qué crees?

- ¿Qué?

- Me acabo de dar cuenta de algo.

- ¿De qué?


- De que soy un verdadero estúpido, estuve checando mi correo y ya me di cuenta de por qué no le llegaban a Pablo los comentarios que le hice de sus textos o mis mails… tenía mal su dirección de correo, en el msn está bien, pero en la agenda de contactos está mal, lo que indica que tampoco recibió aquél mail…

- Sí, ya lo sé.

- ¿Cómo?

- Le dije a Pablito que cómo esperaba que no estuvieras cortante con él si él te había rechazado, le dije del mail y me dijo que no recibió nada.

Pues sí, la puta dirección estaba mal.

- ¿Ven? ya ni el internet es confiable, al menos los carteros te saludan.



- ¿Qué, no van a hablar ahora?



- ¡Pues cuicuirí!

Después platiqué con Pablo respecto al mail. Me dijo que no lo había recibido pero que intuía lo que pasaba, por eso aquella vez me dijo que mejor lo platicábamos cuando regresara al DF.

Dejamos las cosas más o menos claras y seguimos adelante. Pablo cada vez me fue cayendo mejor, fui conociéndolo y me encantaba la persona que iba descubriendo, pero ya no en un sentido amoroso, sino empecé a admirarlo como amigo y como persona, pero no más que eso.

Platicábamos de teatro, de cuanta tontería y me era muy fácil platicar con él. Su ida a Francia estaba cada vez más cerca.
Me seleccionaron un monólogo para representarlo en un proyecto de cuentos negros de Navidad y Pablo me acompañó a ver el estreno junto con Huicho. Después fuimos a cenar al depto. Me la pasé genial.

Salimos con Lourdes, Marimar, Vanessa y una amiga de Pablo. Fuimos a Lipstick y me lo pasé muy bien. El tiempo con Pablo siempre era muy agradable. Fuimos a una fiesta de Katy junto con Nico y Gaby y nos la pasamos platicando. Katy no dio muestras de nada respecto a lo que había dicho la ocasión anterior. Ok, fue un viaje mío.

Llegó el tiempo de que Pablo se fuera a Francia.

Nos vimos en la Condesa con otros amigos suyos para despedirlo. Después fuimos a Living y me lo pasé estupendo. Pero ya era el momento de las despedidas. Salimos de Living y Pablo me llevó a la casa. Llegamos y nos quedamos platicando un rato más afuera del edificio dentro del carro. Hasta que ya, estaba amaneciendo y Pablo debía irse. Nos despedimos. Un abrazo. Tartamudeos por parte de ambos. Y buenos deseos. Y sí, ganas de robarle un beso, pero no, mejor no.

- ¿Qué, no van a decir nada?



- ¿No?



- Genial.

Pablo se fue y entré al depto. Sí, lo voy a extrañar.
El día que se fue, fui al aeropuerto a despedirlo. Estaban su papá, su mamá y sus dos hermanos. Me encantó la imagen. El padre y la madre apurándolo, él desesperado sacando cosas de las maletas para equilibrar los pesos, el hermano mayor diciendo que lo advirtió y el menor parado viéndolos. Yo, con mi letrero de: Pablo, México te quiere.



- ¿Seguimos sin comentarios? Perfecto.

Fuimos a tomar algo mientras esperábamos que Pablo entrara a sala. Y ya después de eso, ahora sí la despedida. Un abrazo, buenos deseos. Y sí, ahora sí le entregué una carta. Ten, la lees con calma. La metió en la mochila de mano y listo.
Entró a la sala de abordaje. Y ya. Media vuelta y a casa.

¿Y si saliendo del aeropuerto saco un espejito como cuando viene el Papa? Naaaaaaa.

Pablo en Francia, yo en México. Platicamos bastante seguido por msn. Nos contamos muchas cosas y algunas bastante íntimas. Todo terminó mejor de lo esperado.

Vino a México de vacaciones y salimos. Siempre me la paso muy bien con él. Platicamos, compartimos nuestras dudas.
Me conoce, lo conozco. Me gustan sus fobias, sus miedos, su complejo de monja, el ASH tan característico.

Es mi amigo. Desde que se fue a Francia dejó de ser Pablito y ahora es Pablo. Es uno de mis principales impulsores para que me vaya a Argentina. Lo quiero un chingo. Más que cuando me gustaba.

Así es mis vidas adoradas, tesorotes, chacalotes y mujeres engañadas. Pasa con los amigos lo que uno menos espera.

Como sea, Pablo es de las personas con las que sé que puedo contar en cualquier momento. Empezó siendo “mi amiguito gay del CCC”, ahora es mi amigo Pablo, el cineasta.

- Esta es una historia más donde la vida es una canción y se sabe que lo que alguna vez callamos las mujeres es un caso de la vida real, porque si usted me abre su vida, yo le abro mi corazón, y que pase el siguiente enamorado!!!!



- ¿Están?



- Ey, ustedes…



- ¿Están?