NOCHE DE PAZ












NOCHE DE PAZ

¿Crees que la Navidad apesta?



Paco Reyes


 

A todos los amigos que he perdido.





Monólogos para:

Julieta
Diego
Wendy Citlali
El Borrego
Luz
El Padre José
La señora Claus



   


JULIETAÒ




Reunión de Antinavideños Anónimos. Julieta sentada frente a ellos. Nerviosa. Mira de un lado a otro. Carraspea. Sonríe. Ellos la miran.

Baja la mirada.


JULIETA:

Para mí la navidad es un dolor de cabeza.



Silencio.



Todos están distintos, sonríen, hacen fiesta, te abrazan… te quieren o por lo menos dicen hacerlo.

En 13 años he visto varias navidades y todas me parecen iguales. Cenas lo mismo, haces las mismas cosas…


Me gusta por los regalos...

Me gusta que me den joyas, ropa...

Me han regalado libros, pero prefiero cosas que sirvan. Mi papá siempre quiere que esté leyendo. Desde que era más chica me puso a leer… aprendí rápido, pero en la escuela me dormía.

Y así me tuvo todas las tardes leyendo, por eso en Navidad siempre me da libros.

Yo prefiero que me den ropa, pero bonita, no de falluca como la que regala mi tía Socorro, ni tiene marca y la envuelve en papel de china.

Es el peor de los regalos.

El que regala mejores cosas es el Señor Martínez.

El nuevo amante de mi tía Celia.

Como quiere entrar en la familia, anda quedando bien con todos y nos da cosas buenas.

Todos lo detestan, pero ese día lo abrazan y le agradecen sus atenciones. Mi tía Celia dice que por eso lo quiere, por sus atenciones, su amabilidad… seguramente por eso y por el dinero que tiene.

El tipo está demasiado feo: flaco, chaparro, moreno, calvo… dice estupidez y media, siempre está fumando puros, camina encorvado y usa ropa setentera… es un asco.

Al contrario de Miguel, el hombre con el que anduvo antes del señor Martínez. Ése sí era hombre. Estaba buenísimo, guapo, alto, de ojos verdes y cejas pobladas, musculoso y con un trasero… A mi tía le gustaba mucho, pero no era más que un pobre farmacodependiente. Lástima, era un tipazo.


En Navidad traía una botella de sidra y se acababa él solito casi todas las de tequila. Pero entre los dos… apoyo a mi tía. El señor Martínez es mejor. Miguel nunca nos regaló algo, aunque era más divertido.


 La que siempre hace la cena es la tía Susana. Cocina muy rico y por eso le dejan el plato fuerte. Mis otras tías traen ensalada, ponche o el postre… el pan… Comprados por supuesto. La única ocasión en que la tía Raquel prefirió hacer ella el ponche debimos ir a la tienda por refrescos, ni echándole brandy se compuso esa mierda. Lección aprendida, ya no se arriesga. Y qué bueno. En cambio la tía Susana siempre hace cosas deliciosas, es muy buena. Hasta mi prima Mónica que dice ser vegetariana se atasca con el relleno del pavo. A mí no me gusta el relleno, parece que te estás comiendo la caca del pavo, como si no hubiera digerido bien y se le quedó adentro todo mientras lo horneaban.

 Para atascados está el tío Jorge. Es el que come más y nunca trae algo, según porque no puede llegar a tiempo gracias a su negocio. Siempre le encargan el postre y una esperaría que llevara algo bueno, pero ya estamos acostumbrados a que llegue con una gelatina de pastelería, adornada con frutas para intentar causar mayor impresión. Al final, es la misma porquería.


La parte cómica la pone el tío Julián, es el clásico solterón que aún vive con su madre y el primero en emborracharse… Además, se sabe mil chistes estúpidos. Canta y siempre termina llorando. Se pone de pie, dice discursos incomprensibles y brinda por el nacimiento del niño Jesús.

 El más chido es el tío Rogelio. Siempre anda pendejeando a todos. No le gustan los chistes del tío Julián y lo calla. Sólo se llevan  porque los dos cantan y dicen ser compadres de José Alfredo Jiménez. A mí me gusta ver cuando ya están pedos porque cantan como hombre dolido. Por eso la abuela se enojaba y los callaba, decía que iban a despertar al niño Dios… si nunca cerraba los ojos. El muñeco que mi abuela ponía en el nacimiento parece un bebé de tamaño normal, bien bonito, con mucho cabello y rizadito, rizadito. Con su pañal azul. Es muy chistoso porque María y José tendrán apenas la tercera parte del tamaño del niño. Mi abuela decía que el niño debe ser así de grande ya que representa el poder de Dios, que así de inmenso es. Si yo fuera María y tuviera un niño de ese tamaño en el vientre, sería la primera en promover el aborto.


Y así eran las navidades, todas iguales. Misa, posada, arrullo, rosario y cena.

Padre porque hay muchas risas, todos están contentos, se emborrachan, se abrazan, se besan, se quieren… aunque a los tres días se odien y quieran romperse la madre... esos días son de paz, felicidad e hipocresía.


 Bueno…

Salvo este año que se puso más… interesante.


Todos andábamos muy contentos con los preparativos. La casa estaba llena de nochebuenas rojas… parecíamos comunistas. Pusimos el nacimiento en el lugar de todos los años con la misma forma de todos los años. En la noche sería el gran momento: cuando abriríamos los regalos, cenaríamos, se emborracharían y nacería el niño Jesús.

O bueno, no nacería, sino que lo sacarían del ropero de mi abuela para ponerlo en el pesebre.

Algo que he querido ver es un nacimiento en donde María esté con las piernas abiertas pariendo al niño, toda llena de sangre mientras José da de gritos porque no sabe ni qué hacer. Pero nunca lo he visto. Cuando sea grande y sea una pintora famosa, lo primero que haré será pintar eso.

 Y bueno, así marchaba la tarde. Demasiado movimiento, nadie estaba quieto, se respiraba el clásico ambiente de Navidad. La cosa es que todos estábamos trabajando cuando sucedió la sorpresa…

Fue muy repentino… nadie lo esperaba.

Hacíamos nuestros quehaceres y estábamos muy ocupados. Yo barría la escalera cuando mi abuela bajó corriendo con el mantel grande para la mesa. De pronto comenzó a rodar y cayó como tabla contra el suelo tras dar tres vueltas en los escalones. Su cuerpo quedó boca arriba y lo único que pudo decir entre la sangre que le brotaba de la boca fue: ¡Jesús!



Silencio. Carraspea.



El médico dijo que tuvo estallamiento de vísceras y que se fracturó no sé cuántas cosas. Ya ni logró llegar al hospital...

Todos se fueron tras ella y los carros ni alcanzaron para los que estábamos. Total que los nietos nos quedamos mientras los adultos se iban a ver qué había pasado. No sé qué esperaban hacer ahí aparte de estorbar… como si al estar, se sanara la abuela.

Mi mamá dice que era para acompañarla en sus últimos momentos, pero pues si se murió en la ambulancia, ya no la pudieron acompañar y entonces fue inútil que fueran.

Así que los chamacos nos quedamos y, como a mí me tocaba limpiar la escalera, tuve que desaparecer la manchota de sangre de la abuela.

 Estaba atardeciendo cuando por fin regresaron. Mis tías traían manchas negras en los ojos deslizándose por sus mejillas. Nos llamaron a todos y nos juntaron en la sala. Por ser el mayor, el tío Rogelio tuvo que dar la noticia de la muerte de la abuela. La adornó con palabras para que intentara sonar menos fuerte, no sé si quería ponerla al nivel de los niños o en realidad trataba de autoconsolarse.


 La abuela sería velada en su casa.

Empezamos a reordenar los espacios. Quitamos el nacimiento porque ése sería el lugar donde se colocaría el cuerpo. Guardamos todas las figuras en una caja de huevo, sólo quedaron fuera María y José. El tío Julián dijo que la abuela los amaba y que sería bueno que estuvieran con ella en los rezos; todos estuvieron de acuerdo. Los peregrinos ya no acompañarían a su hijo enorme sino a la mujer que tantos años los cuidó para que no se rompieran y ahora ella estaba completamente rota.

Llamaron a familiares y amigos para darles la noticia mientras terminábamos de arreglar la casa de una forma diferente a la de todos los años. Y por fin llegó el cuerpo.

 Los de la funeraria llevaron una cruz grande como de plata y algunos candelabros. En cuanto se fueron, las tías abrieron la caja para arreglar un poco más a la abuela. La tía Susana le acomodó la ropa y le untó perfume con la misma maestría con la que prepara los pavos. La tía Celia la maquilló, le puso los labios rojos y le embarró un poco de polvo en las mejillas “para que se vea más guapa”. Yo no la podía reconocer del todo, nunca había visto a mi abuela maquillada. Ya que terminaron de meterle mano cerraron la caja y acomodaron el lugar haciendo un pequeño altar. La tía Raquel llenó de nochebuenas el espacio donde estaba el ataúd negro. Se veía hermoso, rojo con la mancha negra en medio.


 Fue llegando la gente y comenzaron los rezos.

Por primera vez a los nietos no nos obligaron a estar. Nos mandaron a dormir temprano, pero yo me quedé; quería ver todo lo que pasaba. La gente lloraba... se abrazaban, se daban palabras de aliento; unos traían flores, entregaban un pequeño sobre a algún miembro de la familia; otros platicaban mientras tomaban el ponche que la tía Raquel repartía con unas amigas…

Antes de la media noche, la casa estaba casi vacía. Sólo quedaron mis tíos y mis papás en la sala. Se veían entre ellos pero nadie se atrevía a decir algo… La caja permanecía ahí, entre las cuatro velas grandes, reflejando las luces tintineantes de las series navideñas. La tía Susana invitó a tomar algo y comenzaron a desfilar entre tropezones. Yo me quedé sentada en la escalera viendo la caja hasta que el sueño me cerró los ojos.

Por la mañana, llegaron más personas y algunos familiares que viven en otros estados. La casa se llenó de alegría con cada pariente al que no habíamos visto en mucho tiempo pero, en cuanto recordaban la causa del encuentro, se quedaban serios.

 De desayunar dieron pavo relleno, espaguetti, ensalada de manzana, lomo de cerdo, ponche, café y pan.

La cena tan esperada se convirtió en desayuno de velorio.

Total que después de desayunar hubo una misa en la casa y al terminar, acompañamos a mi abuela al panteón. Mis tíos dijeron que debían enterrarla temprano pues por el accidente no podíamos velarla mucho tiempo.

Era medio día y hacía un sol…

Yo me cubría con el ramo de flores que me dieron a cargar.

Cuando llegamos al panteón se hicieron algunos rezos, cantamos y comenzaron a meter a mi abuela en el agujero.

Con el primer puñado de tierra la gente empezó a llorar al mismo tiempo. No se hizo lodo porque sería muy exagerado, pero lloraban…

Al terminar de enterrar a la abuela, volvimos a la casa para terminarnos lo que sobró de pavo, lomo, espaguetti, ensalada de manzana y algunos pollos rostizados que compraron. Los nietos volvimos corriendo pues abriríamos los regalos de Navidad con la tía Lupe.

Sin embargo, al entrar a la casa, no pude evitar que una lágrima rodara por mi mejilla… mientras escapaba hacia el cielo la idea de que…

Si yo no hubiera dejado la escoba tirada en la escalera… esta Navidad hubiera sido igual que todas.






SOBRE LAS OLAS



Diego parado adentro del mar. Sostiene un pez en las manos. Mira hacia la playa. Sonríe.


DIEGO:

Es fría, un poco. El agua, digo. ¿No te parece? A mí sí, un poco, pero no importa, todo con tal de verles las caras



Ríe.



Mira a mi abuela gritar; busca a papá y a mamá. Corre por la playa.

Pobre, con las piernas chuecas y arrugadas. Apoyándose en la sombrilla. Se sume en la arena cuando corre y grita. Desesperada. Pobre abuela.

No. Por su culpa vinimos a la playa, que le iban a hacer bien el sol y el agua para sus dolores de rodillas. Ayer tuve que enterrarla en la arena... Me hubiera gustado taparle la cara y ponerle unas flores (persigna). Pero mamá no me dejó. Dijo que no sea irrespetuoso.

Pobre abuela, dijo mamá y me dio un golpe en la cabeza.

No le pegues, dijo la abuela, que me salpica arena y me va a entrar en la cara.

Y yo que quería taparle la cara... Y ahora allá va corriendo y gritando. Desesperada. Sumiéndose en la arena que es buena para sus dolores de rodillas.

Cómo no se la traga la arena. Seguro la escupe o la vomita. Tan arrugada y correosa. “Correosa”, dice la abuela. Ayer cómo estaba enterrada la vieja, con los pelos enredados y sus dos chichotas de arena.



Ríe.



Seguro se sintió realizada. Papá dice que la abuela tiene chiches de canica en calcetín. Pero ayer le puse unas grandototas. Como no le pude tapar la cara, usé esa arena para sus chiches. Cómo me reí.

Y mamá me regañaba.


¿Qué hará mamá ahora?

¿A quién va a regañar?


Con papá pelea, pero no lo regaña. No lo puede mandar a dormir sin cenar. Si papá no cena, no tiene fuerza para la noche. Y a mamá le gusta la noche, cuando creen que ya me dormí. Pero los escucho. Su cabecera choca mucho contra la pared y el ruido llega a mi cuarto. Como si no lo supiera. Y colocaron gomas para evitar el ruido. Pero mamá es así, exagerada. Tendría que ponerse gomas en la boca, también.



Ríe.



Pobre papá. Por eso anda siempre cansado. Pero les gusta. Y al que le gusta, le gusta.

¿Qué hará ahora mamá? ¿Contra quién la va a agarrar? Ya hizo que papá se operara. No habrá nadie más, ningún sustituto. Otro hijo para golpear. Ni modos… así pasa.

Cuando mamá lo vea, seguro se va a poner a gritar. Todo lo quiere resolver gritando. Y corriendo de un lado a otro. Va a insultar a papá y después lo va a abrazar fuertemente y le pedirá que no la suelte. Le dirá que se le doblan las piernas y que no soporta ese dolor. Que es más fuerte que una espada atravesándole el corazón. Pobre mamá, siempre tan exagerada.

Pero nos pudimos haber quedado en casa y no habría pasado nada. Ellos me obligaron, ¿no crees? Eso creo yo.

Así como dice la catequista, creer no es una duda, es una afirmación, es un acto de fe.

Por eso vino Dios al mundo. Si no, ¿para qué? Pero para qué viene Dios al mundo si nosotros estamos acá en la playa. Va a nacer sólo y todo oscuro. Mamá no quiso dejar encendido el árbol, dijo que podría provocar un accidente. ¿Y entonces qué va a hacer Dios cuando nazca y tenga frío? Y nosotros tomando el sol porque a la abuela le duelen las rodillas.

Hoy hubiéramos cenado pavo, no filete de pescado. Y encima sin árbol. Ni regalos. ¿Para qué pusimos el árbol si no íbamos a estar?

¿Qué va a hacer Santa Claus cuando llegue y no me vea? Seguro se irá sin dejar nada. Le va a dar mis regalos a Miguel.

Seguro.

Porque Miguel siempre toma lo que es de otros. Siempre es igual.

Y me porté bien, tú no sabes, pero me porté bien. Bueno, no siempre, pero no todos lo saben. Sólo tú porque ya te lo dije. Y Dios, porque Dios todo lo ve.

Pero Santa no lo sabe, él no es Dios.

Este año me iba a traer una cámara de video. El próximo año la iba a esconder en el árbol de navidad para grabarlo cuando llegara. Y le iba a mostrar el video a Miguel para que se callara porque dice que Santa no existe. Pero por no estar, Santa no me va a dejar nada y le va a dar mi cámara a Miguel.

Y todo por culpa de papá que le quiere dar gusto a mamá y vino a comer mariscos.

En la mañana me dieron a comer ostiones y vomité. Papá se comió una docena con limón y sal. Mamá estaba sonriente porque dice que después los iba a desquitar. ¿Cómo pueden comer esas cosas? Por eso la gente que está en la playa está gorda. Mira a todos esos gordos acostados en la arena. Sin temer por sus vidas porque alguien los confunda y los arponee. Orinándose el agua y acostados al sol. Y con trajes de baño ridículos.

¡Estamos en Navidad, la Navidad es para tener frío, no para estar acostados al sol!

Y esos otros ridículos haciendo saludo al sol.

El sol jamás les va a responder y ellos haciendo saludo al sol.

Que se vistan y se vayan a casa con su familia. ¿Qué es eso de estar en la playa en Navidad?

¿Has visto alguna postal de Navidad que sea en la playa?

La Navidad no es para vivirla en la playa, es para estar en casa tomando ponche y abriendo regalos. ¿Estoy mal?

Dime, ¿has visto una postal de Navidad en la playa?


¿Has visto una postal?


Pobre.

Mira, esa mujer que alcanzó a mi abuela es amiga de mamá. Trabajan juntas en la oficina. Me cae mal. Vino todo el viaje agarrándome. Quería que me sentara en sus piernas.

Pervertida.

Me estaba agarrando los cachetes y me besaba. Me hacía cosquillas.

Pervertida.

Mamá y papá no dijeron nada. Lo celebraban. Decían que cambiara mi cara, que esa mujer lo hacía para divertirme.

Me dejó el cachete embarrado de labial. Y la ropa oliendo a perfume barato. De mala mujer.

Así le dice la catequista a las putas. Malas mujeres.

¿Quién se cree para estarme besando?

Pervertida.

Seguro Santa nunca le trajo juguetes. Porque dice la catequista que las putas son malas mujeres desde chiquitas.

A ver ahora que se entere, qué va a hacer. Porque también es su culpa. A ver si le dan ganas de seguirme besando y haciendo cosquillas. A ver si me vuelve a dejar embarrado de perfume. A ver qué va a hacer cuando se entere.


Se quedó parada.

Mira, ¡le cambió la cara!



Ríe.



Tanto querían mamá y papá que yo cambiara mi cara y ahora la cambió ella.



Ríe.



¡La cagué! Mírala, se ha quedado parada en la arena. Está viendo hacia acá.

¡Vamos a sacarle la lengua!



Saca la lengua, se burla. Baila.



Por pervertida. Te lo mereces. Yo no te dije que me agarraras los cachetes. A ver si aprendes, para que dejes de hacerlo.

Claro, ahora crees que podrás redimirte quedándote parada en la arena viendo hacia acá.

Y encima te cubres la cara. No me vas a hacer creer que estás llorando.

Hipócrita.



Baila en el agua.



¡Ven y agárrame los cachetes ahora! A ver si el mar te lava ese maquillaje que te pones. De mujer mala.

Puta, dice mi papá, es más corto y me gusta más.



Baila en el agua. Suelta al pez, lo agarra de nuevo. Juega con él. Baila en el agua.



Ese que viene corriendo, es papá. Corre rápido, aunque esté cansado.

Siempre está cansado. Aunque todos los días ha dicho que la playa lo reanima, “le inyecta vida”. Por eso está corriendo rápido.

Mira cómo viene para acá. Va sentir el frío del agua. Yo cada vez como que la siento más fría. Hace rato estaba tibia. Cómo puede estar fría con tanto sol. ¿Le echarán hielo al agua?

Cómo nada papá. Y dijo que él, al agua, no se iba a meter.

El mar está bien para comer, tomar sol y enterrarse en la arena. Dijo. Y no ha hecho otra cosa que comer, tomar sol y enterrarse en la arena.

Y ahora acá viene nadando. Quién lo entiende.

Esa que grita detrás, es mamá. Te lo dije, todo lo quiere arreglar gritando. Y ahora papá se da la vuelta para decirle que no entre. Y la abuela la intenta agarrar del brazo. Y la puta se acerca a ella. Y esos que hacían saludo al sol ahora miran hacia acá en vez de mirar al sol. Y los demás gordos de la playa se han dado la vuelta o puesto de pie.

Mira, un gordo ha entrado al agua y sigue a papá. Ése no va a sentir el frío del agua, está gordo. Dijeron en Animal Planet que las focas están gordas para no sentir el frío del agua. Por eso debe haber tanto gordo en la playa. Tumbado en la arena, mostrando la carne apretada con esos ridículos trajes de baño. O con el puro calzón.

Me desagrada ver a la gente, gorda y en puro calzón nadando en el mar.

Por eso el mar los vomita, los escupe. Pero los gordos insisten en entrar y el agua los saca. Los gordos vienen al mar porque quieren volverse focas otra vez.

Y ese gordo viene nadando con papá. Nada más rápido que papá. Es normal, las focas nadan bien.

Maldito gordo, ya rebasó a papá.

Es culpa de mamá, cansa a papá y ahora no nada muy rápido.

¿Tú tienes papá?

¿Nada rápido?

Uno de esos que hacía saludo al sol acaba de entrar también al agua. Qué bueno que la gente en la playa no se da cuenta de nada. Nada les importa nada. Los gordos están tumbados en la arena tomando sol y los que hacen saludo al sol están tumbados en sí mismos. Pero es bueno. Así nadie se dio cuenta de nada. Pudieron echarme a perder todo.

¿A ti te gusta el agua, no?

¿La sientes fría?

Yo un poco más, cada vez.

Y el aire. Está frío.

Pero hace espuma en el mar.

Me gusta la espuma del mar, ¿sabes?

En la mañana estuve metiendo espuma de mar en una cubeta para llevármela a casa. Pensé que ése sería mi regalo de Navidad. Pero desapareció. Mientras más metía, más desaparecía. Y me quedé sin nada. Sin mi cámara porque Santa no la va a dejar en casa cuando vea que no estoy y sin mi espuma de mar porque desaparecía.

¿Así qué caso tiene la vida?

Y todo por culpa de ellos.

De la abuela, por querer sanar de sus rodillas. ¿Para qué las quiere si ya no las usa?

De la puta porque vino sin ser de la familia y me sentó en sus rodillas y me besaba. Si la catequista se enterara, no me dejaría hacer la primera comunión.

De mamá por querer estar en la playa y que papá comiera mariscos frescos.

De papá por habernos traído y no hacerme caso cuando le pedí quedarnos.

No eches las cosas a perder, dijo.

¿Y qué pasa si ellos me echaron a perder las mías?

Yo quería cenar en casa, con el árbol, mis regalos, el nacimiento, las luces de bengala, ponche caliente, villancicos, dulces… un beso a mamá, un beso a papá, otro a la abuela. Responder el teléfono y saludar a todos los que llaman, esperar a Santa…

¿A quién se le ocurrió venir a la playa?

No eches las cosas a perder, dijo papá.

Los que las echaron a perder fueron ellos.

Me quedé sin nada.

Hasta la espuma de mar se evaporó.

Dice la abuela que el mar todo se lo lleva. Y más en mar abierto.

Pues para que se les quite.

Me echaron a perder la Navidad, les eché a perder la suya.

A mano y sin rencor.

Pobre papá, mira cómo nada. Ya está cansado.

Y el agua fría.

¿En serio no la sientes cada vez más fría?

Yo sí.

Estas últimas olas… han estado muy frías, ¿sabes?

Papá ya no nada. Debe ser el cansancio.

Y como que se hunde. Pobre papá.

Y mamá gritando en la orilla.

Y ése que hacía saludo al sol, ahora jala a papá y lo lleva a la playa.

Y el gordo nada acá cerca. Se hunde en el agua y sale. Y se vuelve a hundir y sale otra vez.

Y busca.

Parece buen tipo ese gordo. Las focas son lindas, después de todo. Ese gordo es lo más cercano que tengo a un muñeco de nieve.

Pobre, cómo busca.

Está bien tener a un gordo de nieve en el mar.

Con ponche caliente, me podría gustar.

El tipo del saludo al sol ya llegó con papá a la playa. Mamá lo abraza, la abuela también. La puta se acerca.

Otro gordo entra al agua. Los demás gordos lo miran.

Este gordo de acá, sigue buscando. Toma aire y se sume.

Quizás la próxima vez salga con un pez en la boca.



Ríe, baila en el agua. Protege a su pez.

Algo lo golpea por atrás. Diego voltea y mira lo que lo golpeó.

Es su cuerpo que  flota sobre el mar. Lo toma y le da la vuelta. Se mira.

Un momento.



Todo se lo lleva el mar.

A mí me echaron a perder mi Navidad y yo les eché a perder la suya.

Estamos a mano y sin rencor.

Yo quería estar en casa para ver nacer a Dios.



Mira al hombre gordo que se sume buscando. Sonríe.

Libera al pez.



Anda, vete, que si me llegan a encontrar, no quiero que te agarren. Mamá querrá que papá te coma para que tenga fuerza.

Yo acá me quedo viendo otro rato.

En verdad que siento más frías las olas.

Será porque está oscureciendo.

Y las olas crecen cada vez más.

No creo que este gordo aguante mucho.

Se saldrá en un rato sin encontrarme.

Podríamos jugar a las escondidas.

Yo río y él busca.

Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco.

Seis.

Siete.

Gordo aburrido, no sabe jugar.

Ojalá esa ola que viene, lo revuelque.

Está grande.

Si la libra, pronto se cansará y terminará yéndose.

¿En verdad Dios nacerá?




Toma su cuerpo por el pecho y lo hunde en el agua.





BRINDIS


Citlali, vestida con un vestido hecho de adornos de popotitos, baila su vals acompañada por dos chambelanes.

Al terminar, toma el micrófono.

Mira a la gente con una amplia sonrisa


CITLALI:

Hola. Buenas noches.

Quiero agradecer a todos ustedes que nos acompañan en esta noche. Bueno, que me acompañan en esta noche porque la quinceañera soy yo.

Y ésta es mi fiesta.

Sí, mi fiesta.

Para empezar, quiero dar gracias a dios por la vida que me ha dado y por mis papás. Porque me quieren y me han cuidado.

Yo sé que a veces no nos llevamos muy bien y que últimamente nuestra relación no ha sido la mejor del mundo, pero de todas formas yo sé que nos queremos y que en el fondo de nuestro corazón habita un gran amor. Y aunque me moleste que no me dejen tener novio y me estén vigilando todo el tiempo, y quieran que sea el mejor promedio de mi generación, y no me compren la ropa que me gusta ni me dejen ir a las clases de baile de vientre, y digan que la foto de Brad Pitt que puse en mi puerta es pornografía y que Johnny Depp es puto, y se lamenten porque no fui hombre sino mujer y a fuerza quieran que esté en el coro de la parroquia y por las noches mientras lloro en mi cuarto tenga ganas de ponerles veneno para ratones en su leche con café… los quiero.

Así que quiero dar gracias a dios por los padres que me dio, que aunque no son perfectos y no saben ser padres, hacen su esfuerzo. Yo sé, mamá, que nuestra relación no es buena, y la señora que fue el otro día a dar unas pláticas a la escuela dijo algo sobre que si la madre se quiere comer a la hija porque cree que el esposo prefiere a la hija y entonces la hija es rival para la madre… que ni entendí pero me quedó en claro que me quieres comer. Pero sé que no lo vas a hacer porque aunque nos odiemos, también nos amamos. Así que gracias por ser mi madre.

Y mi padre, que se empeña en ser un padre modelo y por eso hace lo que hace. Y aunque me moleste que mi media hermana cumpla años antes que yo y mi papá y mi abuela a ella sí le planearon su fiesta como ella quiso, y eso que a ella mi papá la tuvo fuera del matrimonio y por eso siente remordimientos de conciencia y hace cosas para compensarla por no darle vida de familia… y hasta sacrifica a la familia que sí tiene por compensar a la que no tiene, pero aún así lo amo y sé que me ama. Y no por eso soy competencia para mi mamá. Sí es cierto, mamá, en todo caso deberías comerte a la otra hija de mi papá y no a mí, que ella es mayor que yo. Pero bueno, el punto es que le quiero dar gracias a dios por los padres que me dio. Así como son, no importa. Porque no hay mal que por bien no venga.

Y bueno... También quiero dar gracias a mis amigos que vinieron hoy, que aunque no pude invitar a todo mi salón como hubiera querido, están los que pude invitar, incluso Mayra Karina y Elizabeth que están sentadas ahí y vinieron nomás para ver si de verdad iba a tener fiesta y seguro están criticando todo lo que hay. Porque no saben hacer otra cosa. Ya sé que se la pasan hablando de mí y no dicen cosas buenas aunque juran ser mis amigas, pero no me importa. Espero que disfruten la fiesta y no se intoxiquen con la comida porque no, yo no pedí en la cocina que a sus platos les pusieran algo.

Y bueno, a mis amigos, gracias por estar acá y espero que se diviertan. El lunes quiero escuchar comentarios positivos en el salón de clases, ¿de acuerdo? Es lo menos que pueden hacer por la jefa de grupo. Se los digo como amiga, no por tener las listas y llevar las asistencias.

Y bueno…

También gracias a mis tíos y a mis primos que están acá y vinieron de lejos. Yo sé que nomás vinieron de vacaciones y a pasar las fiestas de navidad y que mis quince fueron puro pretexto. Y no, no estoy inventando cosas, lo sé porque oí al tío Ricardo decirlo y la tía Micaela ni vino a la fiesta porque en la tarde se fueron a caminar al centro y dijo que le quedaron los pies muy hinchados y prefería descansar para poder salir a pasear mañana. Pero sin rencores, somos familia y la familia se entiende.

Y a mis abuelos que fueron a la misa sólo a dormirse, también les quiero dar las gracias, porque aunque ya están viejitos, al menos fueron a la misa. No como muchos que están acá que ni a persignarse llegaron y nomás vinieron a comer, tomar y bailar. Y me dejaron sola con el cura, soportando su homilía de media hora que se trató puro del adviento y la navidad y hasta al final se acordó que estaba yo ahí sentada y me dedicó tres palabras. Que me sirven para un carajo porque me dijo que debo ser obediente y sumisa, como la Virgen María y de ahí se siguió otra vez con lo de la navidad y el adviento. Hueva de cura. Así que entiendo a mis abuelos y no me molesta que se hayan dormido. Que además ya están viejitos y no duermen de noche. La gente, mientras más viejita, duerme menos en la noche porque tiene miedo de ya no despertar. Pero luego se andan quedando dormidos durante el día. ¿Quién los entiende?

Pero bueno… también gracias a mis padrinos que están conmigo en este momento y que, aunque yo no los elegí, estoy segura de que los voy a terminar queriendo.

Y a todas las personas que mis papás invitaron y yo no conozco pero que trabajan con ellos y se sintieron obligados a darles invitación porque si no después iban a estar hablando de ellos en la oficina, gracias por venir. Espero que disfruten la fiesta y realmente se ahorren los comentarios en el trabajo. Que mis papás no me dejaron invitar a mis amigos nomás por invitarlos a ustedes, así que honren mi sacrificio. Y todo porque entre familia y gente del trabajo ya iban 200 invitados. Y a mí sólo me dieron 20 pases. Si la festejada soy yo. Pero como dijo mi papá: cuando te puedas pagar tú tu fiesta, la haces como quieras.

Claro, o cuando sea yo la hija bastarda y desprotegida.

Pero ya llegará el día.

Porque además de todo, es cínico mi papá. Que la fiesta ni la están pagando toda. Ni invirtieron suficiente tiempo ni dinero en hacerla.

Pero agradezco lo que hay.

Así que quiero también dar las gracias a las personas del sindicato que nos dejaron hacer mis quince acá en su salón sin cobrar y pusieron todo lo que hay.



Silencio.



Y bueno…

Es lo que me dieron.



Silencio.



Así que quiero pedir una disculpa, también.

Porque yo no tengo la culpa de que mis papás tuvieran sus coitos en abril y yo naciera en diciembre.

Si antes me pusieron Citlali Montserrat porque mi abuela quería que me llamaran Jesusa. “Porque nací en diciembre como el niño Jesús”. Pero mi mamá se puso en contra y me puso el nombre que ahora tengo. Y yo sé que mi abuela sólo por eso le dijo a mi papá que se divorciara y se fuera a vivir a su casa junto con su hija que tuvo fuera del matrimonio, la cual se llama Martina como mi abuela y están sentadas juntas allá en esa mesa aunque yo no la invité y le dije a mi papá que no la trajera. Eso ya lo dije antes pero quiero que quede bien claro, porque yo no soy hipócrita. Pero mi papá dice que debe cumplir con sus labores de padre y a fuerza la trajo. Nomás le paso eso porque no se divorció y se quedó con nosotros como buena familia. Y mi abuela, aunque sigue con su coraje acumulado por quince años, también está acá y hasta sazonó el mole. Así que gracias.

A todos mis demás padrinos, gracias también. Yo sé que estamos en diciembre y que desde el mes pasado ya no venden en las tiendas más que cosas de Navidad. Así que sé que no es su culpa que mis arreglos de mesa en lugar de lylis y rosas sean de nochebuenas y esferas, pero es lo que había. Al menos quedaron así, porque la tía Genoveva quiso comprar unos Santa Claus y ponerles un vestido rosa. “Total que nadie va a notar la diferencia”, dijo y se torció de la risa... Y de recuerditos encontraron sólo esas esferas que aunque son muy artesanales, nada tienen que ver con lo que yo quería. Con tiempo hubiéramos hecho algo mejor, pero yo comprendo, así que sólo quiero decirle a mis padrinos que no tengo rencor y que agradezco sus arreglos y recuerdos. La culpa es de mis papás armaron todo de última hora. Las cosas se planean para que salgan bien, lo sé.

No querían hacerme fiesta que porque no les han pagado el aguinaldo. Y que además lo del aguinaldo mejor lo iban a ocupar para remodelar la casa. Pero como me vieron que ya llevaba llorando semana y media, pues dijeron que siempre sí antes de que me deshidratara. Y gracias a mi tía Julia que está bien parada en el sindicato fue que nos prestaron el salón. Y ya el resto de la familia cooperó con algo. Así que gracias a todos.

Yo hubiera querido algo distinto pero lo que hay, es lo que hay.

Estos adornos que están son porque mañana es la preposada del sindicato y ya los habían puesto y pidieron que no se quitaran. Yo quería rosas con adorno de popotito. Pero me tocaron estas lucecitas con serpentinas. Aunque sea nos dejaron quitar la piñata. Además nos regalaron 100 aguinaldos para repartirlos en la fiesta, pero se los darán sólo a los niños en la salida.

Sí es cierto… gracias a mis chambelanes que son mis primos. Yo no los quería pero mis tías insistieron, y la verdad es que los chambelanes que se rentaban estaban muy feos. Así que mis primos están bien. Yo quería que mi chambelán fuera Hugo Alfredo, mi compañero del salón que está bien guapo. Pero me dijo que hoy iba a estar ocupado porque tenía partido. Pero no importa, me sigue gustando y estoy dispuesta a darle otra oportunidad. Así que gracias a mis primos que al final me están ayudando y aunque no saben bailar, por lo menos fueron a los tres ensayos que tuvimos y llegaron puntuales. Y sí, tuvimos sólo tres ensayos así que el vals no fue lo que yo esperaba. Ni siquiera me cargaron como yo quería. Pero así salió. Mis primos se esforzaron en los ensayos. Y aunque el coreógrafo los toqueteaba mucho, siguieron asistiendo. Yo creo que les gustó. Por lo menos a Ricardo que sí luego se le ve medio torcido. Pero no te preocupes, primo, que yo te quiero y podemos ser mejores amigas.

Ah, cierto… le aviso a mi peinador que dijo mi mamá que no se le va a pagar completo porque me quemó el pelo con la plancha. Así que está avisado.

Y si por eso me quiere echar a perder la fiesta, póngase de acuerdo con mi abuela que lo quiso hacer diciendo que aprovecháramos el decorado navideño para hacer una posada con la familia ahora que estamos todos juntos y que de paso, antes del vals, hiciéramos el recorrido con los peregrinos. Hasta me quiso mandar en la tarde a sacarle copias a la letra de los villancicos.

Ingenua.


Y bueno…


Pues así las cosas.


Espero que disfruten mucho de mi fiesta…

Mi fiesta…

Que de mi fiesta no tiene nada. Yo habría preferido otra cosa muy distinta pero es lo que me dieron.

“Cuando te puedas pagar tú tu fiesta, la haces como tú quieras”.

Y todo por nacer en este pinche mes de mierda.

Quinceaños en diciembre.

Y de última hora…

Diciembre es el peor mes para hacer fiestas.

Sólo hay posadas y bodas.

La gente se casa en diciembre porque tiene frío y quiere estar acompañada en la cama. O porque entienden la metáfora del final de año y saben que están en su última oportunidad, se casan ahora o quedarán solos para toda la vida. Mejor ahora para no empezar sola el año nuevo.

Mejor deberían acostumbrarse a la soledad y no agarrar lo primero que vieron.


Pero estas cosas se planean.



Silencio.



Así que bien… Coman y beban. Bailen y disfruten. Pongan cara de felicidad y ayúdenme a olvidar que esta fiesta no fue lo que yo esperaba.

Al menos el vestido me lo hice yo misma con lo que quería, porque nadie me quitará mi fiesta interior.

El único que no es hipócrita, es Hugo Alfredo, que prefirió irse a su partido en lugar de estar donde no quería.

Y sin más por decir, levanten todos sus copas y brinden, atásquense y atragántense que yo hoy me pienso poner una para no recordar nada.

¡Salud y que suene la música!



Se empina una gran botella de sidra.


 

PESEBRE



El Borrego sale de casa muy enojado. Azota la puerta. Voltea.


BORREGO:

¡Y ni me llamen que no les voy a contestar! ¿Qué se han creído? ¿Ah? ¡Apóstatas! ¡Malnacidos!

Y yo de buena onda que vengo corriendo a medianoche a ver porqué llamaron. Pero eso me pasa por chismoso. Me dijo mi mujer que no viniera, que ya era tarde, que me esperara hasta mañana. Y yo diciéndole que podía ser urgente. Y ahí vengo cruzando la ciudad sólo para su desmadre. ¡No la chinguen, cabrones!

¡Pinche José! ¡Somos amigos! ¿Por qué me haces esto?

Tú sabes que yo te quiero y te respeto, pero una cosa es que te tolere con tus mamadas…Ya llegaste al colmo del desmadre.

Y tú, pinche María… me cae que no me lo esperaba. Es que son mamadas, en serio. Yo los quiero como mis hermanos, ¿por qué me hacen esto? ¡Se la jalan muy feo, cabrones!

Y peor que no dijeron nada. Me van a declarar el azúcar. Pinches sorpresas que se les ocurren. ¿Qué querían? ¿Que trajera caguamas y nos pusiéramos a celebrar? Eso se le dice a los amigos con tiempo, se les prepara.

¡No mames, José! Hasta para decirme que eres gay le diste más vueltas.

Díganme lo que quieran, pero yo la neta no lo apruebo. Pinche María… y yo que babeaba por ti. Y que me dijiste que nunca nada de nada que porque te esperabas al matrimonio. Y yo como pendejo babeando porque pensaba que eras ley y que como tú, ya no había nadie. Hasta te compré anillo para que nos casáramos pero me bateaste que porque me querías como a un hermano y nada más. ¿Y ese hijo de la chingada de José, qué? También lo querías como hermano nada más. ¿Qué tiene ese wey que yo no? Claro, porque los heteros somos unos hijos de la chingada, insensibles y machistas, ¿no? Y los putos como tienen la sensibilidad a flor de piel y saben de decoración… ¡La mamada! Que al José le gusten los muebles y decorar interiores no significa que sea sensible.

Y yo que hasta un altar te puse. Y mi mamá que se burlaba de mí porque decía que estaba bien pendejo, que nunca me ibas a pelar por mediocre. Que tú eras de madera antigua, una señorita bien hecha.

¡Y ahí está tu mamada!

Y ni me digas que en ti no ha cambiado nada y que tu virginidad se la reservas a tu futuro marido. ¡Un hijo es un hijo! ¡Inseminación artificial, mis huevos! Ya no eres virgen ni por error. Señorita de las de antes… Para eso me gustabas. Y yo que hasta un altar te puse…

¡Pinche José!



Patea la puerta.



¡Y yo que los veía como mis carnales!

No mamen…

En serio que son mamadas…



Solloza.



Se pasan de cabrones…

Vientre de alquiler…

¿Y con qué descaro me piden que sea padrino del niño?

María y José… bonita pareja que hacen. Par de cabrones. Sólo falta que el hijo ni sea del José porque ese wey es bien puto, le tiene miedo a las vaginas. Me cae que si el hijo es de ese puto del Pastor, yo sí me doy un tiro en la cabeza. Ya saben lo que me caga ese pendejo pretencioso. ¡Que sea tu marido no me obliga a quererlo, José! Ya te lo dije muchas veces y parece que no te entra en la cabeza. Pinches costumbres de que las cosas te entren por otro lado. Pero me cae que si el chamaco sale con la cara del puto del Pastor, yo sí les voy rompiendo su madre. Hasta al niño. Y lo apadrino nomás para pagarle la cirugía y le quiten la cara de ese pendejo. Presumido hijo de la chingada. Sólo porque tiene carro del año, va al gimnasio y tiene su pinche departamento exclusivo decorado por el José… ¡Mamones de mierda! Pinche José pendejo, que ahora te dices “gente bien”. Bien pendeja, acuérdate que yo te pasé este trabajo, si no fuera por mí, ni madres que le vienes a decorar el departamento al Pastor y ni madres que estarías viviendo acá en el décimo piso. Y no me voy a cansar de decirte que me arrepiento de a madres de haberlo hecho porque se te fue el culo a las nubes. Pinche “decorador de interiores”. ¡Carpintero de mierda! Ve las mamadas que andas haciendo ahora.

Me cae que yo sí les rompo su madre si el hijo es del Pastor y no tuyo, José.

¡Pinche María!

¡María!



Golpea la puerta.



Y llamen a la policía si se les hincha el huevo. Y dile a esa vaca malparida, amiga de Pastor, que me valen madre sus amenazas. Si me quiere salir a partir la madre, yo sí le entro al trompo con ella. Lesbiana chichona. Me cae que cuando los putos se juntan nomás es para cagarnos a todos. ¿Si a ustedes les gusta que les den la vuelta, por qué le quieren dar la vuelta al mundo? Las cosas están bien como son. Pinche trailera mamona. Está gorda y cree que vestirse con piel le hace ver mejor. ¡El blanco engorda! ¡Eso hasta los heteros lo sabemos! Y que ni espere que la insulte mucho, que no voy a gastar mi saliva con machorras.

Pero de las que sí voy a decir algo, es de ese trío de reinas de la patita cruzada. ¿Qué se creen para andarme hablando en femenino? ¿Mana? ¿Amiga? Una buena putiza es lo que necesitan para hacerse hombres. Pinches obvias, feas, malparidas. Ni tienen cuerpo para usar la ropa tan pegada. “Fashions”. ¡No mamen! ¡Compran su ropa en el tianguis o en las rebajas de fines de temporada! “Fashions”. Fashions de tianguis. Híbridos de jota y emo. ¡Ya están grandes! ¡Maduren! Y ahí andan hablando de la farándula. No conocen a un solo artista en persona pero hablan de la vida de todos como si fueran íntimos. ¿Y las tres reinas esas van a ser las nanas de la criatura? ¿Ahí es donde quieres que crezca tu hijo, María?

Nomás porque ya se pueden casar y adoptar…

¿Pues si ya se pueden casar qué esperan que no van a hacerlo? Nomás le hacen a la mamada exigiendo pero ni se casan. ¿Si no pueden ni mantener una relación de más de dos años para qué chingados se quieren casar? ¿Ah? ¿Y qué andan mamando con adoptar si terminan agarrando a las amigas como vientre de alquiler? Pónganse en lista como todos a ver si les dan chance de adoptar. Con lo mamones que son los de las adopciones. ¡Les van a dar una patada en el culo! Y no por ser putos, sino por ser pendejos. No son capaces de vivir consigo mismos, menos podrán criar a una criatura.

¡Pero hay un dios!

¡Y un infierno!

Y ahí van a parar todos.

Las tres reinas del sillón que se sientan igual, hablan igual, se ríen igual, se visten igual, caminan igual, jotean igual y se peinan igual. ¡Parecen cacatúas en celo!

Y esa vaca lesbiana. Con su pantalón negro de piel y su playera blanca holgada. Ridícula mamona.

Y la marrana que tiene por pareja. Gorda mal pintada. Si tienes la piel rosa no es por salud, es porque ya no se te puede estirar más. ¡Vas a explotar!

Y el burro ése de la esquina que se la pasa presumiendo el tamaño de su poronga. Pero se la come más que el pendejo de José. ¡Pinche negro pingón! Sonríe un poco para que la gente te vea. ¡Acepta que te tienen ahí por valor exótico, no porque te quieran!

Y la otra sonsa que se dice libre pensadora. Muy mamá de los pollitos, ¿no? Que me quiso lavar el cerebro diciendo que el mundo está cambiando y que la humanidad está pasando en este momento por el cuello del embudo y que hay que preparar el cambio. ¡El cambio lo hicieron los panistas y mira a dónde nos llevaron! ¡Libre pensadora de porquería! Intelectualoide de medio pelo. El libro vaquero está mejor escrito que tus mamadas de poemas experimentales. Nomás porque te crees artista piensas saber la verdad del mundo. Si no sabes ni lo que es el mundo. Nomás empotrada en tu trono autoimpuesto por tu supuesta calidad intelectual. ¿Tú le darías en adopción un hijo a un puto como las reinas del sillón? O como ese pinche rubiecito del Ángel que se siente más bueno que comer con la mano. Si la lana que tienes ni es tuya, es de tus padres. Y de tus viajes a Europa no aprendiste nada más que a subir fotos al facebook. Pendejo de porquería. Pero ahí están hablando de dónde estudiaron y de a dónde han ido y de lo snob que es Francia y lo kitch que es Asia y lo vintage de Cuba. Pendejos. Nunca han podido ver realmente ni dónde están parados y no tienen ni puta idea de la vida.

Sigan hablando de sus pendejadas como que sólo toman cocteles y que la caguama ni la huelen porque es de albañiles.

¡Pero los albañiles son ley! Esos weyes, sucios de mezcla, pero saben de la vida. ¿Qué saben ustedes que no ven más allá de sus narices porque el maquillaje no les deja y el pupilente les nubla la vista?

¿Ése es el cambio?

¿Hacia allá debemos ir?

¿Para allá debe patinar el mundo?

¡María!

¡Pinche María! Me cae que no te pensé así.

Yo creía que eras ley.

Me cae de a madres que me acaban de romper la madre.

¡Y sí! ¡Ando enojado!

¡Y sí, estoy diciendo mucha pinche grosería!

¿Les ofende que me salga tanta mierda de la boca?

¡No mamen! ¡Ustedes le quieren cagar la vida a ese morrito y les ofende que a mí me salga mierda de la boca!

Pero se los va a cargar el payaso a todos.

Y no, no estoy repitiendo lo que dijo el obispo, porque ni católico soy. Como dijo el buen poeta, a mí me bautizaron y ni me preguntaron. Y por eso es que digo lo que digo, porque es muy culero que te hagan cosas que tú ni quieres.

Pero bien me dijo mi mujer que no viniera, que sólo iba a hacer corajes.

Y tienen el descaro de decir que ese niño va a tener estrella. Estrella va a tener cuando lo vistan de Tatiana.

¡José! ¡Tú eres mi brother, wey!

Yo que te perdoné cuando me mirabas el paquete en la alberca.

Y te perdoné cuando me robabas los calzones en la Universidad y te los llevabas a oler a tu cuarto.

Y te perdoné que me espantaras a las novias inventando chismes nomás para poder meterme mano cuando me ponía hasta la madre por la depre.

Y te perdoné tus pinches gemidos cada que metías a un hombre distinto a casa. ¡Y hasta tres por día!

Y las veces que te cubrí ante tus padres.

Pero éstas son mamadas.

Yo sí que no te voy a apoyar.

Y ni perdón te pido por no hacerlo. Porque la neta no creo estar obrando mal.

Siempre me dijiste borrego porque según no pienso lo que digo y lo que hago. ¿Y tú qué pedo?

¡María!

¿Ese es el modelo de familia que quieres para tu hijo?

¡No mames!

Pero cuando lo quieras ver y el culero de Pastor te cierre la puerta en las narices, ya te veo viniendo a llorar conmigo para que te haga el paro y convenza al José de que te deje pasar de contrabando a ver al chamaco.

Y mientras, la vaca, la marrana, la mamá de los pollitos, el puto del Ángel, el burro y las tres reinas dándole regalos y haciéndole cariños.

¡Cántenle villancicos!

“Vamos pasivas, vamos, vamos a Belén, a ver en ese niño, las mamadas del José…”.


“Pero mira cómo joden los putos a ese niño, pero mira cómo joden porque viven aburridos…”.

¡Y no!

No soy homófobo.

No le hagan a la mamada.

Pero a mí mi libertad de expresión, no me la van a quitar.

Ustedes me llamaron y ahora se aguantan. Yo estaba feliz encamado con mi mujer viendo el noticiero.

No mamen, soporto mejor al narco y sus desmadres. Si el narco se quisiera ganar al pueblo, debería empezar a limpiar el país de putos.

Chale, y sí, me estoy excediendo, pero es que son mis brothers.

¡María!

No mames, María. Neta yo sí te amaba. Pregúntale a mi mamá. Es más, pregúntale a mi mujer, verás que dos veces le dije tu nombre mientras le poníamos. Casi me pide el divorcio. Pero nos recuperamos y ahí seguimos. Porque nosotros sí somos capaces de comprometernos. Eso hacen las parejas hombre-mujer. Así es como se vive.

¡José!

Eres mi brother, wey. Yo lloraba en tu hombro cuando María no me pelaba. ¿Cómo se te ocurre hacerme esta mamada?

¡Sí! Lloraba en su hombro cada que me bateabas, ¡soy más sensible que ese pendejo!

Pinche José, te pudiste buscar a cualquier otra para hacer tus jaladas, ¿tenías que agarrar a María?

¡Pinche María!

Chale, váyanse a chingar a su madre.



La puerta de casa se abre. Entra Pastor.



PASTOR:

Te callas, cabrón. O te parto la madre.



Pastor vuelve al departamento y cierra.

Borrego mira callado hacia la puerta. Pasea un poco la mirada.

Camina por el lugar. Voltea y mira a la puerta.

Se seca las lágrimas.

Mira la puerta por última vez y sale en silencio.





LUZ
 Luz en casa, sentada mirando la tele y hablando por teléfono.

LUZ:
Ay, sí, así como digo. Tal cual. Yo no entiendo, la verdad. Porque una cosa es una y otra, otra. ¿No? Lo dijo la sabia Chimoltrufia.
Pues sí, pero yo lo dije. Pero no me quiso oír. Pero bien que le dije, luego que no diga que no.
¿Qué?
Sí, ajá.
¿Y qué voy a hacer? Me vine a mi casa.
No, acá estoy, me senté un rato a ver la tele.
Ajá.
A ver qué veo, seguro vuelven a pasar la del Titanic.
Pues sí, pero me gusta, la voy a ver otra vez.
¿A dónde?
No, qué voy a hacer yo ahí. Seguro nunca más me dejan entrar.
Pues es que se enojó mucho, pues. Rojos se le pusieron los ojos. Ya mero me quema con la mirada. Parecía Carmen Salinas. Mejor que me callo y salí corriendo. Como la gacela, pues. Patitas para qué las quiero.
Pues sí, mujer, pero no es para tanto. ¿O tú cómo ves?
Con tus ojos... pendeja.
¿Pero qué tiene que ver una cosa con otra? ¿No para eso son estas fechas?
Eso mismo le dije, pero no entendía. Es que ya eso de ser extremista de plano ya es mucho. Pero así es ella, ¿qué se le va a hacer?
No, te digo que estábamos en la reunión; para colmo estaban casi todas la chicas. Es que era reunión de final de año. Y pues llegaron casi todas y estaba ella dando el informe de actividades del año y así. Y pues ya que acabó dijo que si habían preguntas o comentarios, y como nadie decía nada, pues a mí se me ocurrió. Y muy que levanto la mano. Y pues ahí fue donde lo dije. Pero es que a mí me salió del corazón, pues. Digo, me pareció buena idea, pues para convivir un rato, ¿no? Algo distinto.
Pues es que ya ves cómo son las reuniones siempre, que te juntas y hablas y expones tu historia y las demás te dicen algo, un consejo, un apoyo o etc. Y pura chilladera. Y es bonito, pues, porque te desahogas, pero digo yo, no está mal hacer algo distinto, ¿no?
¿Las otras? Pues nada, se quedaron calladas. El problema fue que dos se soltaron a llorar y yo creo que ahí fue donde se enojó, porque antes no dijo nada, como que lo dejó pasar; pero en cuanto esas dos se pusieron a chillar fue donde se encendió y ya, ahí se rompió todo.
Pues que estaba yo loca, que qué me pasaba, que quién me creía, que si no sabía dónde estaba, que no había entendido nada en este tiempo que llevo ahí dentro y así. Casi me dijo de lo que me voy a morir y ya, se acabó la reunión. Que según iba a haber un pequeño convivio después pero ya ni eso.
Pues ya ves cómo es, yo qué.
Pues nada, sólo eso. Que yo proponía que hiciéramos una posada con todas las chicas para tener una forma diferente de convivir. Digo, son tiempos de Navidad, celebrar el nacimiento del niño Jesús. Y justo cuando dije eso fue que se pusieron a llorar las otras dos. Yo creo que no lo han superado, pues. Ya ves, de esas arrepentidas.
Ay, sí, fea gente.
Y pues ahí fue cuando se puso como loca la otra. Pero digo yo, qué de malo tiene una posada, ¿ah? Una posada es una posada y ya. Cantas, comes, tomas ponche. Es más, ni era necesario andar paseando a los peregrinos, conque nos juntáramos a convivir, tal vez romper una piñata, quemar luces de bengala, comer medias tortas de frijol y chileajo… no sé. Algo así. Con lo sabroso que me queda el chileajo, yo podía ponerlo, pues. Sólo era cosa de cooperar entre todas y hacer la posadita. Pero tenían que ponerse a llorar las otras dos.
Ajá.
Sí.
¿Pero qué con eso, pues? ¿Yo las mandé a que lo hicieran? No. Ahora para qué se andan arrepintiendo. Si eso es una elección. Pero lo que no me gusta de esa mujer es que parece que es una obligación, pues. Como que cada mes tienes que ir a  ver si ya estás lista para hacerlo.
Digo yo, abortar está bien. ¿Qué de malo tiene? Es decisión de cada mujer si quiere abortar o no. Pero ella pareciera que si un día se te retrasa, ya tienes que ir a abortar porque has de estar embarazada. Como si fuera obligación de cada mujer andar abortando. Una vez que lo hagas en la vida, está bueno. Dos. Chance y tres.
Digo, al final, son experiencias que vas acumulando, algo que contarle a los nietos. Pero yo creo que tan mal está que no te dejen hacerlo como también que quieran que todo el tiempo lo hagas. Y ella es muy de esas. Ya ves que organiza sus marchas y todo a favor del aborto. Si la otra vez hasta quería hacer una cosa, “performans”, dijo. Que en plena marcha una de las chicas abortara frente a la gente. Así bien intensa. Ya veía yo presa a la chica que abortara en la vía pública. Por suerte nadie quiso. O bueno, en realidad no hubo quién, porque todas las chicas que estábamos en el grupo en ese momento, estábamos limpias. Nomás la prima de una es que estaba embarazada, pero ella quería tener al niño y dijo que no se prestaba a eso. Así que ya no se hizo. Nomás nos embarramos cátsup en la entrepierna.
Asco me dio, me quedó todo pegajoso el pantalón.
Sí, así.
Ajá.
Sí, fue cuando a esa chica le lamió el perro. Yo creo que le gustó, porque hasta se lo llevó a su casa.
Ajá.
Pero digo yo, por mucho que te guste el aborto, ¿qué de malo tiene celebrar la Navidad?
Yo creo que a ella le cae mal la virgen María porque siendo madre soltera, se animó a tener al niño. Ha de pensar que lo que hubo entre la virgen y el Espíritu santo fue violación. Y encima el Espíritu se fue sin reconocer al niño. Ni se hizo cargo.
Nombre, si esta mujer hubiera vivido en esa época, nos quedamos sin niño dios. Hubiera ido corriendo a provocarle legrado a la virgen en defensa de sus derechos como mujer.
Sí, es muy intensa. Muy de ésas.
Yo por eso ya me estaba pensando si sigo en el grupo o no.
Sí, así, pues.
No, sí se pasa.
Ajá.
Pues nada, voy a estar acá en casa viendo la tele.
¿Sola? ¡Qué te pasa! Yo sí me voy a ir a celebrar.
No, yo no soy como esos amargados antinavideños que no les gusta la Navidad.
No, no lo digo por ti.
Que no, mujer.
No.
Es que ya ves que hay gente que dice que no le gusta la Navidad y que es puro consumismo y pura mentira, que si el niño ni nació en estas fechas y eso. Pero yo digo que es porque están amargados, nadie los quiere y no los invitan a cenar, por eso se ponen su mecanismo de defensa de que no les gusta y no hay nada qué celebrar. Yo, como sí tengo quién me quiera y a quién querer…
Ajá.
Sí, así como tú.
Pues voy a estar acá en la casa un rato viendo la tele. Ya empezó la del Titanic. ¿No te digo?
Ay, sí, ahí estaba bien guapo. Ahora ya no me gusta mucho. Ya ves que sigue teniendo cara de niño pero arrugado. Así se ve feo. Mejor jovencito con su cabello rubio. Que me agarre en un auto para que empañemos el vidrio.
Sí.
Ajá.
Sí, porque esos especiales de Navidad ni me gustan. O las posadas de las estrellas. Chale. Están re feas. Las posadas y las estrellas.
¿Ah?
Pues como a las ocho me meto a bañar y me voy.
No, viene mi hermano por mí. Y ya nos vamos juntos.
Sí.
¿Tú? ¿Qué vas a hacer?
A poco.
Está bien.
Pues luego a ver qué hacemos, ¿no?
Pues te aviso. Porque déjame decirte, hubo varias chicas del grupo que se me acercaron a decirme que a ellas sí les gustaría hacer una posada o algo para celebrar la Navidad.
Digo, una cosa es que te guste abortar y otra que no celebres el nacimiento del niño Jesús.
Ya lo dijo la sabia Chimoltrufia. Una cosa es una y otra cosa es otra.
Santa la deberían hacer.
Ay, no, este Papa no me gusta. Tiene su cara muy así. Fea, pues.
Parece que se quedó atorado en el estornudo.
Pues así, pues.
A mí me gustaba el otro. Se ve que de joven fue bien guapo. ¿Así serán todos en su tierra?
Fuéramos, manita, a ver si así sales ya por fin. Que nos agarre un wero. Ya ves que allá les gustan exóticas.
Como tú, pendeja, yo qué. Al menos que te tomen como artesanía. Ya ves que en la posada del año pasado te metí a la piñata para ver si alguien te recogía y te llevaba, pero nada. Te confundieron con un cacahuate y te dejaron tirada. Yo te vi, abrazando un tepalcate.
Pendeja.
Pues sí, manita, para que te hagan el favor al menos una vez.
¿Si te embarazas? Pues abortas.
Y sí, no todas somos la virgen María.
Cual malo, es experiencia de vida. Yo sí creo que todas habríamos de pasar por eso al menos una vez. ¿Pues qué?
Sí, así.
Ajá.
Chale, qué chulo está ese wero.
No, manita, el de la película. Uno así sí dejaba que me hiciera un hijo.
No, ése sí me lo quedo. Un niño werito sí estaría chido.
Sale, manita, te mando besos, abrazos y que es te año que viene, esté lleno de dicha y felicidad. Lo mejor para ti y los tuyos y ya sabes que te quiero mucho.
No, ya en un rato voy a lavar la cuchara.
Por si se usa.
Sale, pues. Pásalo muy bonito y nos llamamos. Vamos por un café para ponernos al día.
Negro, pues, si no te gusta café.
Yope que eres.
Ya pues, te mando besos.
Me saludas a tu hermano.
Vale, bye.

EL CAMINO DE LOS CIELOS


El Padre José parado en el ambón.


EL PADRE JOSÉ:

En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.

Hermanos, que nos encontramos reunidos en este día de celebración para conmemorar el nacimiento de aquél que hace más de dos mil años, vino al mundo para llenarlo de paz y amor. De entrada, os felicito por venir en este día, fieles, creyentes, comprometidos.

Tanta gente que ya ni a misa se para. Sólo se reúnen para tomar, comer… embriagarse.

Y que ya de Dios ni se acuerdan. Ni una persignada. O bendecir los alimentos. Algo, hombre, algo. Y se olvidan que el verdadero motivo de celebración es éste. El que nos encontremos reunidos por el nacimiento del niño. Digno día de celebrarse. Hoy en día hay tan poco qué celebrar. Las elecciones las ganan los de siempre, la liguilla la pierden los de siempre, acá vienen los de siempre. ¿Y ya qué nos queda? Tendríamos que volver a la época de la Colonia para evangelizar otra vez. Porque por algo Dios nació en Europa. Y así los europeos tuvimos que venir a estas tierras, con los barcos llenos de cultura, civilidad y religión. Porque vamos siendo honestos, hombre, ¿qué sería de este mundo si los españoles no hubieran llegado? ¿Se imaginan a sí mismos usando taparrabos? ¿Sacrificando a sus hermanos y comiéndose el corazón? ¿Comiendo perros? Bueno, perros aún comen esos que van a los tacos en la calle y no llegan a comer a casa. Prefieren comer tacos en la calle que ir a casa y hacer vida familiar. Pero sepan ya desde ahora mismo que están condenados. Que lo ha dicho el Papa. Y el Papa sabe lo que dice porque tiene el Espíritu Santo. Por eso es blanco, y los pecadores negros. Y eso no es racismo, es decir las cosas como son. Por eso a los indígenas se les golpeaba, para sacarles el diablo y meterles la razón y el evangelio. Porque ya lo decían los maestros, la letra con sangre entra. Y de alguna manera se tuvo que civilizar a esa gente. Algunas veces con una que otra enfermedad, pero eso no fue de mala gana, que no. Fueron algunos problemitas de aplicación no previstos, pero nada que no pudo resolverse. Murieron muchos, sí, pero, ¿ahora no somos muchos otra vez? Han matado a más seres humanos los condones que las guerras. ¿Y a los condones quién los condena? ¿No que quieren uso del condón? Desprecian el homicidio pero aprueban el condón. Falsos, doble moral. Más hicieron por esta tierra los españoles que los pseudointelecutales con sus enseñanzas que no siguen. ¿Porque qué de bueno han hecho ellos? Nada. Sólo confundir a la gente. Con sus supuestas ideas progresistas y liberadoras. ¡Sólo la palabra de dios libera! Por eso, hermanos, ¿qué es eso de estarse quejando? De que si los patean, los humillan, los someten, los engañan, los estafan, los marginan, los oprimen… ¿Y la humildad? ¿Dónde está la humildad? ¿No dios dijo que hay que poner la otra mejilla? ¿No? ¿No los pájaros del campo y las flores silvestres viven sólo de lo que nos da nuestro señor? ¿No? Humildad, hermanos, humildad. Porque para todo hay un plan, es la historia de la salvación. ¿Qué si eres pobre? ¿Qué? ¿Qué si no te pagan lo justo? ¿Qué? ¿Qué si te explota tu jefe? ¿Qué? ¿Qué si estás sin trabajo? ¿Qué? ¿De qué te preocupas si en la otra vida tendrás una recompensa para este sufrimiento? ¿Por qué te preocupas por el dinero si después recibirás un tesoro mayor? ¿No te ilusiona? Mirar al piso y no levantar la vista no es sumisión, hombre, no; es dignidad, es tradición.

La tierra es nuestra madre, polvo somos y en polvo te convertirás. ¿Indio ladino? ¡No! Mirar al piso no es ser un agachado, un sometido, es recuperar el vínculo con la tierra, con nuestras raíces. Y si tus patrones te hacen mirar al suelo es por eso, porque se preocupan por la tradición, por la costumbre, por las raíces y quieren que las recuperes. Nadie te somete, nadie te margina.

El problema del mundo actual son esos artistillos y pensadores de medio pelo que confunden a la gente. Sólo están en casa consumiendo drogas. Ociosos sin dirección que sueñan con utopías que confunden a la gente. Y las andan propagando como plagas. Cosas del demonio, cosas de su mala cabeza. Producto de la mariguana. Por eso quieren que las drogas se legalicen, y se acepte el aborto, y el condón, y se casen los gays y adopten, y la educación sea como ellos dicen que debe ser: liberadora, dicen. Pero sólo la palabra de dios es liberadora. Está escrito en los evangelios. Por eso han de leer la Biblia. Para que les marque la vida. Porque es un libro que marca. ¿Pero qué hacen ustedes? Sólo la usan para recargar la pata de su cómoda que ya está renga. La Biblia es para leerse, para entenderse. Pero para poder entender, se necesita ser humilde, bajarse de sus aires y aceptar. Creer. Y sólo por la fe es que podemos creer. Porque sin la fe, nada es comprensible, y sin la fe, no somos nada. El espíritu, hermanos, el espíritu es quien abrirá sus mentes. Pero ¿cómo va a entra el espíritu en su cuerpo y su alma si están llenos de pecado?

Por eso hermanos, ahora que vamos a cambiar de año, es un buen momento para hacer un análisis de conciencia, qué tanto han seguido su corazón en este año. Y cambiar, hermanos, cambiar, pero cambiar para bien y para mejor, porque puro cambio dan en las limosnas y dejan sólo las monedas más pequeñas. ¿Así cómo esperan que crezca nuestra iglesia?

Vamos a continuar con nuestra ceremonia. Entonen el canto número doce mientras doña Jobita pasa por las limosnas. Generosidad, hermanos, generosidad y humildad son el asfalto del camino de los cielos.

  


¿CREES QUE LA NAVIDAD APESTA?

Julieta, Citlali, Borrego, el fantasma de Diego, Luz y los chambelanes entran con luces de bengala y soplando sus silbatos como en posada navideña. Se paran en fila y comienzan a cantar.


ELLOS:

Noche de paz, noche de amor.

Todo duerme en derredor.

Entre los astros que esparcen su luz.

Viene anunciando al niñito Jesús.

Brilla la estrella de paz.

Brilla la estrella de amor.



Entra la señora Claus. Lleva un vestido lleno de hollín. La cara y brazos manchados. Un gorro de navidad en las manos. Ellos la miran un momento.



SEÑORA CLAUS:

¿Ya terminaron?

Bien. Qué bueno. Perdonarán que venga sin invitación. Yo sé que en estas reuniones no tengo nada qué hacer. Pero los estuve escuchando y no pude evitar la necesidad de venir un momento. Sólo un momento.

Verán… yo sé que en la vida no todo es como uno quisiera, ¿verdad?

A veces nos toca vivir algo lindo, otras veces no. Y la mayoría de las veces nunca nos toca lo que queremos. Si queremos una cosa, nos dan otra. Esperamos algo y no nos llega. Nos gusta eso y nos lo gana el otro. Es así. La vida no es justa. Yo ya lo entendí.

Mi esposo… verán.

Él trabajaba sólo un día al año. Un día.

Y todo el mundo lo reconoce.

Un día al año.

El resto del tiempo lo pasaba mirando la tele. Sentado en su sillón. Y no hacía nada más.

Yo, claro, debía trabajar todo el año. Sin un solo día de descanso. Ninguno.

El día que mi esposo trabajaba, era el peor de todos. Y no sólo ése, sino los anteriores y los posteriores. Había que revisar las cartas, hacer listado de regalos, hacer los pedidos, empaquetarlos, hacer la estrategia de reparto, alimentar a todos los duendes, alimentar a los renos, ordenar los regalos, acomodar en los sacos, lavar y planchar el traje, preparar comida para el camino, revisar toda la ejecución de la entrega…

Y al volver, recoger y guardar, sacar cuentas, pagar a los duendes, guardar y dar de comer a los renos, guardar el trineo, recoger y guardar los sacos, llevar saldos a bodega y hacer inventario, prepararle la cena a mi esposo, calentarle el agua para el baño y alistar sus pantunflas, lavar el traje hasta sacarle todo el hollín, reciclar todas las cartas recibidas…

Y al otro día, despertar temprano para seguir con la vida. Todo el año, encargarse de la casa, encargarse de él, encargarse de los renos, encargarse de las quejas por lo no entregado o lo entregado mal, encargarse de un hombre que sólo come y ve la tele en espera de volver a trabajar el año siguiente…

Y esperando que el tiempo se alargue, que octubre no llegue. Octubre… cuando todo empieza otra vez. Hacer acuerdos, enviar publicidad, firmar convenios, enviar productos, hacer campañas, sacar fotos, marketing y más marketing…

Y él sentado viendo la tele, en espera de que le caliente el agua para el baño, le sirva la cena, le planche el traje, le ayude a ponérselo, arregle todo y nuevamente se inicie la rutina del año anterior. Año tras año. De miles de cartas, juguetes y más juguetes, duendes corriendo por casa, luces, nieve, cantos, esferas, chocolates, comida…

En el poco tiempo que me queda libre, viendo por la tele a la gente reunida, celebrando, cenando, bebiendo; abriendo los regalos, abrazándose, viendo a la familia, sonriendo, llorando… y yo corriendo, envolviendo más regalos, preparando más entregas, respondiendo quejas, sin poder comer algo o darme un respiro. Mientras él recorre el mundo riendo y todos lo reconocen, lo alaban, le dan las gracias…

¿Y yo?

¿A mí?

¿Qué?



Y así pasa el tiempo y año tras año es lo mismo.



¿Y yo?

¿A mí?

¿Qué?



Y este año que él ha muerto…






¿Qué?

¿No sabían?

Lo siento. Es así.

No se molesten en darme el pésame. No lo espero.

En realidad, nadie me lo ha dado, o dicho algo. Y no espero que lo hagan, la verdad.

El reconocimiento siempre fue suyo, no mío. Las palabras sólo para él. Ya estoy acostumbrada.

Pero ahora que él ya no está… ¿qué va a ser? ¿Qué voy a hacer?

Pensé que sería genial, por fin libre. Me iría de viaje, agarraría los renos, el trineo y me iría de viaje por las playas del mundo. Recorrería todos los lugares que quisiera y reiría, como él.

Pero yo de felicidad.

De una felicidad reprimida por tantos años y que al fin sale a flote. Explotando. Irradiando todo mi mundo.

Pero en lugar de explotar sólo siento un terrible vacío. Y no encuentro cómo llenarlo.

¿Creen que la navidad apesta?






Ayer estuve bañando a los renos y sólo me provocaron tristeza. Hoy los vendí a una casa productora de abrigos.

Abrí la bodega y al ver tanto juguete quedado, sólo pude hacer una cosa muy simple. Los puse a todos juntos y les prendí fuego.

Y estuve por más de dos horas parada frente al fuego, esperando que las llamas consumieran mi tristeza, pero no pasó nada. Cuando el fuego terminó, tomé cenizas y me las embarré en el cuerpo, para dejar mi ropa justo como él la traía. Y sentir que tal vez él estaría así en mí.

Pero nada.






¿Creen que la navidad apesta?

No pude dejar de oírlos. Estaba allá en casa cambiando canales en la tv y los vi. Parada junto a su sillón. Su sillón. Ni siquiera puedo sentarme en él. Sólo me quedo parada al lado y ahí permanezco. Y cambiando canales, los vi. Y me quedé viéndolos. No pude evitarlo.

Y me dieron ternura.



¿De verdad creen que la navidad apesta?


Ustedes no saben siquiera lo que es la navidad.








Ò Monólogo representado dentro del proyecto “Cuentos negros de Navidad” Codirigido por Boris Schoemann y Mahalat Sánchez, donde Julieta asiste a la primer reunión de Antinavideños Anónimos.

Publicado en Pliego 16, N. 1. Revista de la Fundación para las Letras Mexicanas.