LOS VELADORES





Cállate.
¿Qué?
Cállate.
Ahí viene.
¿Quién?
Ella.
¿Ella?
Es ella.
Dicen que es ella. La vieron esa noche.
La otra también.
¿De noche viene?
Sólo de noche, no viene a otra hora.
No quiere.
No puede.
¿No puede?
No puede. Mira su cara. Mira su cuerpo.
Brazos caídos deteniendo el cigarro.
Caderas aguadas.
Dientes salidos.
Barros.
Sólo viene de noche.
A otra hora no puede.
No debe.
Calla.
Ella calla.
No dice nada.
No habla.
No se atreve.
Ralla las paredes.
Grafitera.
Se saca los dientes y raspa las paredes.
Deja sus marcas.
Uñas de gata.
Las raspa.
Un perro orinando una pared.
Un perro orinando la base de un árbol.
El orín quema las raíces.
El perro quiere quemar al árbol.
El árbol crece y ríe.
El perro insiste.
Sus orines son rojos. Rojos como la sangre.
Envidia.
Levanta la pata y orina.
O dice que orina. Hace tiempo que el perro está seco.
No sale nada. No sale nada. Sólo levanta la pata.
El árbol crece. Crece y ríe.
Pero el perro levanta la pata.
¿Después?
Después se va. Huye. No dice nada.
Como ella.
Sólo raspa.
Se saca los dientes y raspa.
Quiere sangrar al maguey.
Bebida sagrada.
Se le va a agriar.
La abuela protege al maguey. Vio que ella quiso rasparlo.
Vino directo a ella.
Quiso romperle la cara pero la vio y le dio pena.
Pena.
Ella es tan fea.
La abuela quería golpearle la cara pero tuvo miedo de deformarla. Quizás si la deformara se vería más femenina.
La abuela no quiso golpearla.
Suficiente castigo que ya sea tan fea, dijo la abuela y dio la vuelta. Regresó a tomar sol en su mecedora y la dejó ahí parada.
Girando.
Ella no supo qué hacer. Quizás hubiera preferido que le golpearan la cara. Seguro cobraría una mejor apariencia.
Pero la dejaron parada.
Pero ella insiste. Como el perro.
Como el perro.
Viene en las noches y quiere dejar marcas.
Entra en la casa.
Recorre los cuartos. Va de cuarto en cuarto por toda la casa.
Camina libre. Hay puertas abiertas y ella aprovecha.
Recorre la casa. Ya la conoce. Ha venido tantas veces.
Y vendrá tantas otras.
Deseo.
Hay un deseo implicado.
¿Implicado o implícito?
Eso.
Los arcanos mayores dijeron que hay deseo. Que ella desea, por eso viene y seguirá viniendo.
Viene o manda. Pero necesita estar presente.
Deseo.
¿De qué tipo? ¿Qué tipo de deseo?
¿Qué desea? ¿A quién desea?
Ella lo sabe.
Camina por los cuartos. Deja un hilo de baba y no quiere dejar huella.
O cree no dejarla.
Piensa que no se nota su presencia.
Es así.
Ella se saca los dientes y raspa, pero no quiere dejar marcas. Camina y lleva detrás un hilito de baba. Piensa que no se le nota. ¿Piensa?
El perro quiere matar al árbol y orina, orines rojos que matan. Pero el perro está seco, sólo levanta la pata. El perro piensa que orina.
¿Piensa?
Pobre.
Pobre perro.
Pobre de ella.
¿Qué será de ella?
No sé.
Seguro mañana viene de nuevo.
Y pasado mañana.
Y seguirá viniendo.
Hay que cerrarle las puertas, que venga y no encuentre nada.
No, que siga viniendo. En esta casa no hay puertas cerradas. Ni puertas ni ventanas. Esta casa no tiene cortinas.
Que venga y pase.
Punto.
Que cumpla su necesidad de saber. De querer raspar el maguey. De querer saber qué de nuevo hay en cada cuarto. Que venga y siga viniendo.
¿Se seguirá tapando la cara?
Sí, que lo haga. Por el bien del mundo, que lo haga.
¿Algún día dirá su nombre?
Si lo hiciera, ese día dejará de venir.
¿La extrañaremos?


...

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