Y DESPUÉS... QUÉ

Hoy me di cuenta, otra vez, porqué no me gustaba entablar lazos afectivos con mis alumnos. Despedirse una vez tras otra de gente que desfila por tu vida, alguna días, otra una semana, un mes... Gente re copada que va sumando algo a tu vida tan sólo en un instante. Y de pronto... la despedida. Siempre deja un huequito en esa parte reservada al afectismo y hay que lidiar con ella. Antes, no me gustaba para nada, ahora, prefiero disfrutar de conocer gente por algunos días a simplemente no disfrutarla. Esto no quita que ese huequito en las despedidas se siga sintiendo, pero al menos hubo algo que llenó ese espacio en algún momento.