LA LLUVIA

Este texto no se trata de cómo se forma la lluvia ni qué es. Es te texto se trata de cómo disfruté a la lluvia que caía fuerte y era mucha de niño. Desde que era chico, mi papá nos enseñó a mis hermanos y a mí a mojarnos en la lluvia. Siempre que lo hacemos, lo disfrutamos. Nosotros íbamos al CIMO (Centro de Iniciación Musical de Oaxaca), al salir de la escuela bajábamos por la Catedral donde en tiempo de lluvia no se veía por las 7 de la noche la alegría que se ve diario con los señores que venden globos, los cuales son comprados por los niños para divertirse. También los globos largos y los de figura que son lanzados al aire y uno tiene que ir a recogerlos al mismo tiempo que las burbujas de jabón se pierden en el aire mientras las señoras ofrecen los juguetes o las palomitas y chicharrines. En los tiempos de lluvia, los chorros de la Catedral caen majestuosos en donde solíamos meternos al agua mis hermanos y yo; después de salir de los chorros, a brincar en los charcos de agua donde la lluvia nos caía en la cabeza y la espalda al mismo tiempo que salpicábamos a los hermanos con el agua que quedaba en los pisos de cantera. Todavía recuerdo cómo se nos quedaba viendo la gente muy extrañada de lo que hacíamos, hasta decían que nos íbamos enfermar. Recuerdo que yo siempre sabía cuándo iba a llover, pues era un truquito porque cuando mi vecina de enfrente sacaba su mesa para comer afuera, llovía; o cuando mi mamá regaba todas sus plantas. Lo bueno que este gusto no desaparece, pues ahora, en la casa de mi vecina, hay un chorro en el que no pierdo ninguna lluvia fuerte. Me encanta mojarme en la lluvia.
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Texto N. 12
Francisco Javier Reyes Ortíz
N/L 37
2º C .