LOS X´CAU



Patio del Colegio Álamos.
Armando, un cau despeinado y desaliñado brinca en busca de comida, medio dormido por el sol.
Cande, una cau arregladita llega dando pequeños brinquitos. Mira a Armando y lo sigue poco a poco. Se acerca cuidando que no la note y lo asusta.

CANDE: ¡Bu!
ARMANDO: ¡UAY! (grito de cau).

Cande ríe. Armando la mira molesto.

ARMANDO: ¡Qué te pasa, ah! Vas a hacer que se me atore el cheto del puro susto.
CANDE: ¡Fo! ¿Cheto estás comiendo? Te va a hacer daño, se te va a inflar tu panza.
ARMANDO: ¿Cómo así que se me va a inflar? Si cheto es bueno, es sabroso.
CANDE: Se te va a inflar la panza hasta que se te bote el tuch.
ARMANDO: ¡Amarra tu lengua, ah! Me andas deseando cosa fea.
CANDE: Si yo no te puse el cheto en la boca. Te vas a tapar si sigues comiendo eso. Allá tú.
ARMANDO: Allá yo.
CANDE: Pues sí.
ARMANDO: Pues no.
CANDE: ¿Qué estás haciendo?
ARMANDO: Corajes, ah. ¿Qué más?
CANDE: ¿Por qué andas haciendo corajes?
ARMANDO: Porque está muy fuerte la calor. Me voy a derretir.
CANDE: Ay, sí, yo también. A mí hasta me duele la cabeza de tanto calor. Muevo un ala y sudo. No quiero ni brincar ni nada.
ARMANDO: ¿Por qué hará tanto calor?
CANDE: ¿Y por qué va a ser? Si ya no hay árboles, ¿cómo quieres que no haya calor?
ARMANDO: ¿Y a dónde fueron?
CANDE: ¿Quiénes?
ARMANDO: Los árboles.
CANDE: ¿Cómo que a dónde fueron? Pues los mataron a todos.
ARMANDO: Es que en el país ya hay mucha inseguridad. El narcotráfico está terrible. Los gringos ya no quieren venir.
CANDE: No seas tonto. ¿Qué tiene que ver el narcotráfico con los árboles? Los hombres mataron a los árboles para quemarlos, para hacer sus casas, sus edificios, sus carreteras, sus centros comerciales. Y ahora todos nos morimos de calor.
ARMANDO: ¡UAY! ¿Y qué? Yo en mi casa tengo aire acondicionado.
CANDE: ¿Ves? ¡Por esa actitud nos estamos muriendo todos!
ARMANDO: ¿Cuál actitud?
CANDE: ¿Y cuál va a ser? Ésa que tienes. Sólo te importa estar cómodo tú y nada más.
ARMANDO: ¿Y a poco importa algo más?
CANDE: ¿Y cómo no va a importar? Ya te pareces a los del Álamos.
ARMANDO: ¡UAY! Cállate, no digas eso que te pueden oír.
CANDE: Pues es necesario que lo sepan.
ARMANDO: No te metas con los niños. Son tan bonitos.
CANDE: ¿Niños? ¡Qué van a ser niños! Si mira estos, ya hasta bigote les está saliendo.
ARMANDO: Para mí son niños, Cande. Yo a muchos los vi desde chiquitos.
CANDE: Pues de chiquitos eran bonitos. Pero a muchos les pasó como a los burros.
ARMANDO: ¿Cómo que como a lo burros, ah?
CANDE: Que de chiquitos son bonitos, pero crecen y…
ARMANDO: No digas eso, todos son muy bonitos.
CANDE: Pues son bonitos pero también son muy puercos.
ARMANDO: No estés diciendo eso que nos van a correr.
CANDE: ¡Pues que nos corran!
ARMANDO: Bueno, ¿tú estás enojada o qué te pasa? ¿Por qué ese humor?
CANDE: Porque el calor me pone de malas. Y ver que el patio está lleno de basura. Los salones siempre tienen basura en el piso. Hay dos botes en cada salón para separar la basura y nadie los conoce, dejan las luces prendidas. En la cafetería dejan su basura cuando terminan de comer y no la levantan. Nadie usa los contendores para separar la basura. Dime, pues, ¿eso no es ser cochino?
ARMANDO: Pero si eso es bueno para nosotros. Si no recogen la basura, podemos comernos las sobras.
CANDE: Puros chetos.
ARMANDO: A mí me encantan los chetos.
CANDE: Por eso estás panzón. Lombrices debes tener en tu panza.
ARMANDO: Yo no tengo lombrices, tengo un ecosistema.
CANDE: Pues como decía mi abuelita. La gente que no recoge su basura es gente puerca. Y mi abuelita era muy sabia.
ARMANDO: Pero no le puedes decir eso a los niños.
CANDE: ¿Por qué no?
ARMANDO: Pues porque son niños, debes tratarlos con cariño. Con humor y amor.
CANDE: ¡Maá! Una cosa es el amor y otra dejarlos ser unos puercos. Pero allá ellos si quieren vivir entre la basura. Cada quien tiene el espacio que se merece.
ARMANDO: No es cierto, mis chiquitos.
CANDE: No son chiquitos, Armando. ¿Qué van a ser chiquitos? ¿Te has dado cuenta que mientras más crecen, más se tardan en el baño? ¿Pues qué harán?
ARMANDO: ¡Cande!
CANDE: ¡Qué! Si es verdad. Y mientras más grandes, más desperdiciados. ¿Qué decir del agua?
ARMANDO: Que está hecha de hidrógeno y oxígeno.
CANDE: Armando… ¡eres un molusco!
ARMANDO: ¿Yo? ¿Por qué?
CANDE: ¡Porque no tienes cerebro!
ARMANDO: ¿Sí? Pues tú eres más molusco que yo.
CANDE: Pues tú eres el molusco más molusco de todos los moluscos.
ARMANDO: ¡Pues soy el rey de los moluscos!
CANDE: ¡Pues sí!
ARMANDO: ¡Pues no!

Se sacan la lengua.

ARMANDO: Bueno, ya. ¿Qué me decías del agua?
CANDE: ¿De qué?
ARMANDO: Dijiste algo sobre el agua.
CANDE: Que está hecha de hidrógeno y oxígeno.
ARMANDO: Eso lo dije yo. ¡Me estás robando mis diálogos!
CANDE: Ay, ya. Qué genio. Pues me estaba quejando del agua.
ARMANDO: ¿Por qué? ¿Porque moja?
CANDE: No, porque aquí no la respetan.
ARMANDO: ¿Le dicen groserías?
CANDE: No. Peor. No la cuidan.
ARMANDO: ¿Te parece?
CANDE: ¿No has visto? Mientras se lavan las manos dejan la llave abierta pues están más ocupados en verse frente al espejo. Ahí está el agua desperdiciándose y ellos nomás viéndose. ¿Qué tanto se verán? El que es feo es feo, no tienen que mirarse tanto para resignarse. Y los botes de agua que rellenan, cuando se calienta el agua, la tiran o la dejan en su salón.
ARMANDO: Pero que tiren el agua por el drenaje está bien.
CANDE: ¡UAY! ¿Cómo va a estar bien?
ARMANDO: Pues porque el agua que se va por el drenaje es la que rellena los cenotes. Si la gente no desperdiciara el agua, los cenotes se secarían.
CANDE: ¿Estás mal de la cabeza? ¿De dónde sacas que el agua que se va por el drenaje es la que rellena los cenotes?
ARMANDO: Pues de la lógica. El agua que se va por el drenaje se va para bajo la tierra y bajo la tierra están los cenotes. Si no dejas que el agua se vaya por el drenaje, se van a secar los cenotes.
CANDE: … ¡Eres el más molusco de los moluscos!
ARMANDO: ¡Pues no!
CANDE: ¡Pues sí!
ARMANDO: Y de todos modos, ¿qué de malo tiene que dejen la basura en el patio o no le cierren a la llave de agua? Ya Germán o Don Óscar se encargarán de limpiar y cerrar la llave.
CANDE: Es que ése es el problema, Armando.
ARMANDO: ¿Cuál? ¿Que Germán y Don Óscar a veces no cierran las lleves o no recogen la basura?
CANDE: ¡No! ¡La actitud! La actitud que tienen los muchachos de la escuela de no responsabilizarse. Por esa actitud es que el mundo se está muriendo.
ARMANDO: ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No es verdad!
CANDE: ¿Cómo que no es verdad?
ARMANDO: A mí no me vuelven a engañar de esa forma. El año pasado dijeron que los mayas dijeron que el mundo se iba a gastar y no pasó nada.
CANDE: ¿Cómo que el mundo se iba a gastar?
ARMANDO: Sí, todos dijeron que los mayas dijeron que el mundo se iba a gastar y no fue verdad. El mundo nada que se gastó y ¿sabes qué fue lo único que ocasionó?
CANDE: ¿Qué?
ARMANDO: Que la gente maya tenga pena de ser maya.
CANDE: ¿Cómo va a ser eso? Eso no es verdad. A la gente no le da pena decir que es maya.
ARMANDO: ¿Ah, no? Mira nada más. A ver, de los que están acá, ¿quién es maya?
ARMANDO: ¿Ves? Te lo dije. Les da pena decir que son mayas.
CANDE: Pero si es un orgullo ser maya. Yo soy maya.
ARMANDO: Pero a la gente le da pena decir que es maya. Y todo es por culpa de esos que dijeron que el mundo se iba a gastar y no se gastó. Sólo dejaron a los mayas en ridículo. Pero si el mundo se hubiera gastado, sería muy diferente porque entonces la gente maya se sentiría orgullosa de ser maya porque le atinaron.
CANDE: ¿Pero cómo se iban a sentir orgullosos de ser mayas si el mundo ya estaría gastado? No habría nadie, ¿quién se iba a sentir orgulloso?
ARMANDO: Pues no sé.
CANDE: Armando, ya sé quién es más molusco que tú.
ARMANDO: ¿Quién?
CANDE: La gente que le da pena decir que es maya. ¿Y sabes quién es más molusco todavía?
ARMANDO: ¿Quién?
CANDE: La gente que se burla de los que son mayas.
ARMANDO: Son los más moluscos de los moluscos.
CANDE: Los reyes de los moluscos.
ARMANDO: Los moluscos supremos.
CANDE: ¿Tú eres maya, Armando?
ARMANDO: ¿Yo? ¡No!
CANDE: ¿Cómo te apellidas?
ARMANDO: ¿… Yo?
CANDE: Sí, ¿cómo te apellidas?
ARMANDO: Brdrdutyhjshliu…
CANDE: ¿Cómo?
ARMANDO: Bugiuhujhiduh…
CANDE: ¡Te apellidas Mac! Mac es apellido maya.
ARMANDO: ¡Pues no¡ Yo me apellido Mac porque mi familia es dueña de las computadoras.
CANDE: ¿Ah, sí?
ARMANDO: ¡Pues sí!
CANDE: ¡UAY! ¿Qué dijimos de la gente que se avergüenza de ser maya?
ARMANDO: Que son unos moluscos…
CANDE: ¿Y de la gente que se burla de los que son mayas?
ARMANDO: Que son los moluscos más moluscos de todos los moluscos.
CANDE: ¿Sabes qué me da risa, Armando?
ARMANDO: ¿Qué?
CANDE: Que los que más se burlan de los mayas son los que más comen cochinita pibil y mucbil pollo.
ARMANDO: Eso sí.
CANDE: Bueno, pues. Entonces, ¿qué vamos a hacer con tanta basura?
ARMANDO: Ver si hay alguna comida sabrosa.
CANDE: ¡No, Armando! ¡No!
ARMANDO: ¿Entonces qué?
CANDE: Necesitamos limpiar.
ARMANDO: ¿Limpiar?
CANDE: Sí, limpiar.
ARMANDO: Pero si eso lo hacen  Germán y Don Óscar.
CANDE: Mira, Armando, el mundo está muy mal, por eso hay tanto calor, y si nosotros que vivimos en él no lo cuidamos, ¿quién lo va a hacer?
ARMANDO: Pero eso no es verdad. No hace tanto calor.
CANDE: ¡Cómo que no!
ARMANDO: Mira a los alumnos del Álamos, tienen puestas sus chamarras. Si tienen puestas sus chamarras es que no hace calor.
CANDE: Pobres criaturas, se deben estar asando.
ARMANDO: No creo, se les ve muy contentos. Muy sudorosos, pero contentos. ¿Sabes qué creo, Cande?
CANDE: ¿Qué cosa?
ARMANDO: Que como la escuela es de prestigio, en realidad las chamarras son tratamientos de spa.
CANDE: ¿De spa? ¿Cómo va a ser?
ARMANDO: Si, de spa. ¿Ves que luego la gente va a los spas a sudar? Pues eso, éste es un spa portátil.
CANDE: Estás loco, Armando, ¿cómo va a ser? Pobres criaturas, míralos. Parecen vaporcitos. Mira ése, debe estar relleno de espelón con pollo.
ARMANDO: ¿Y si me lo como?
CANDE: ¡UAY! Pero ya tan sudado, cómo ha de oler. ¡Fo!
ARMANDO: Eso sí, Cande.
ANDE: Ya, mejor deja en paz a los vaporcitos y dime, ¿me vas a ayudar?
ARMANDO: ¿A qué?
CANDE: A limpiar la escuela. A cuidar las instalaciones, a cuidar el agua. A apagar la luz cuando no se esté ocupando. A cerrar las puertas cuando el aire esté encendido. A separar la basura. A usar adecuadamente los contenedores. A recoger la basura y dejar limpios los espacios que ocupes.
ARMANDO: ¡¿Tanto?!
CANDE: Sí, Armando. Y más cosas todavía.
ARMANDO: ¡¿Más?!
CANDE: Hay muchas cosas por hacer.
ARMANDO: Pero yo no soy más que un pobre pájaro cau. Soy pequeñito y esas son muchas cosas.
CANDE: Mira, Armando, cuando se trata de ensuciar, nadie es pequeño, pero cuando se trata de limpiar, todos son pequeñitos y sin fuerza.
ARMANDO: Pues sí.
CANDE: ¡Pues no! En la vida no hay gente pequeña, hay gente floja. ¿Me vas a ayudar?
ARMANDO: ¿Yo?
CANDE: Sí, Armando, ¿quién más? ¿Me vas a ayudar?
ARMANDO: Sí…
CANDE: No te escuché, ¿me vas a ayudar?
ARMANDO: Sí…
CANDE: …
ARMANDO: ¡Sí, pues! ¡Te voy a ayudar!
CANDE: ¡Vamos, pues!
ARMANDO: ¿Y qué hago?
CANDE: Pues recoge la basura, mantén limpios los espacios, separa los residuos en orgánicos e inorgánicos. Coloca el pet en los contenedores. Cuida el agua. ¡Cuida la vida!
ARMANDO: Me gusta, Cande. ¡Vamos!

Empiezan a limpiar el espacio.
Terminan de limpiar. Miran orgullosos lo que han hecho.

ARMANDO: Oye, Cande… qué bonita se ve la escuela.
CANDE: ¿Verdad que sí?
ARMANDO: Sí, limpia, con sus ladrillos rojos, tejados verdes, candelabros, las mesas de la cafetería largas y de madera, limpias. Se parece a la escuela ésta de…
CANDE: ¿De quién?
ARMANDO: La escuela de… de éste. Del déste que tenía su ésta acá en la frente…
CANDE: ¿De quién hablas, Armando?
ARMANDO: Que se parece a la escuela ésa del déste, ¿cómo se llama? ¡Harry Potter!
CANDE: ¿A la escuela de Harry Potter? ¡Uay! Pues sí que se parece.
ARMANDO: ¿Verdad?
CANDE: ¿Sabes cuál es la diferencia, Armando?
ARMANDO: ¿Cuál?
CANDE: Que en la escuela de Harry Potter son brujos y pueden limpiarla y mantenerla limpia moviendo su varita mágica. Pero acá no somos brujos, y para mantener limpia y cuidada la escuela, necesitamos trabajar. Porque la basura no se recoge sola, ni se separa sola, ni las llaves del agua se cierran solas, ni la luz se cuida sola.
ARMANDO: Eso sí, Cande.
CANDE: Entonces necesitamos trabajar y mantener. Trabajar y mantener.
ARMANDO: Trabajar y mantener.
CANDE: Trabajar y mantener.
ARMANDO: ¿Y si alguno de los alumnos no trabaja ni mantiene?
CANDE: Los vamos a estar vigilando, Armando.
ARMANDO: ¿Sí?
CANDE: Como los observadores de la limpieza, Cuando un alumno no recoja su basura, se lo diremos.
ARMANDO: Sí…
CANDE: Y desde las copas de los árboles gritaremos.

Gritan como x´cau.

ARMANDO: Los estaremos observando…
CANDE: Cuidar y mantener.
ARMANDO: Cuidar y mantener.
CANDE: Los estamos observando.
ARMANDO: Mucho cuidado.

Gritan como x´cau.

ARMANDO: Oye, Cande, después de tanto trabajo me ha dado hambre.
CANDE: Tienes razón, Armando. A mí también.
ARMANDO: Vamos por unos chetos.
CANDE: No, Armando, no. Chetos no. Vamos por unos kivis.
ARMANDO: Me encantan los kivis, son deliciosísimos. Me puedo comer cuatro.
CANDE: ¡Uay! Por eso estás gordo.
ARMANDO: ¡Uay! Esto no es gordura, es mi plumaje.
CANDE: ¡Ay, sí! Tu plumaje, chato. Le voy a decir a un alumno que te preste su chamarra-spa para que te la pongas a ver si bajas de peso.
ARMANDO: Esto no es gordura, es grasa que protege mi cuerpo del sol.
CANDE: Sí, cómo no. Ya, vamos por unos kivis, pues.
ARMANDO: Vamos, Cande. Pero no se te olvide que después de comer, pondrás la basura en su lugar.
CANDE: Y que al irte, apagarás la luz.
AMBOS: Porque cuesta.

Canción.