Buscando una forma de gastar el tiempo que no tengo, decidí narrar algunas de las cosas que me han sucedido y que algún ocioso sin qué hacer como yo, bien podría leer y pasar un rato agradable riéndose de mis desgracias.
¿Y qué mejor para ello que mis historias amorosas? Digo, al final, todos hemos pasado en algún momento por una o más historias donde otra persona ha llegado a interrumpir la calma de los días metiendo su cara, cuerpo y alma en donde no le importa, es decir, en nuestra vida. Y así empieza esto. No sería justo hacer el recuento de los daños (MR Gloria Trevi) sin hacer mención total de las personas, por lo que empezaré con mi parte oscura…
Es decir: cuando aún era buga. ¿Lo fui?
PAOLA
Corría el año de… ejem, cuando entré a la prepa. Mi butaca: la segunda de la sexta fila. Encantado estaba yo de entrar a la prepa, tanto que al llegar, corrí a la silla y me acosté a recuperar el tiempo de sueño perdido. Tiré la mochila debajo y puse el brazo sobre la paleta, incliné el cuerpo hasta que mi cabeza hizo contacto con el brazo y cerré los ojos.
Silencio. Ruido. ¿Qué pasa? Creo que la primera clase va a iniciar.
Abrí los ojos y miré a la puerta del salón. En ese justo momento entró ella. Delgada, cara pálida, cabello castaño claro, corto hasta los hombros, ojos miel. Caderota. Wow ¿Qué es eso?
- Se llaman mujeres, por lo general sirven para que los hombres se enamoren, por lo general porque hay algunos hombres que no se enamoran de ellas, pero eso lo experimentarás dentro de mucho.
- Y por cierto, hay mujeres que no le corresponden a los hombres sino a otras mujeres, pero son esas cosas de la sociedad que muchas personas no logran explicarse. Por ahora limítate a recoger el hilo de baba que te está escurriendo de la boca casi hasta caer en la paleta de la silla.
- Y no, aunque eso creas, no es baba que te haya escurrido mientras dormías hace rato, esa baba la estás produciendo justo ahora que la ves a ella.
- Y por favor, cierra la boca, no es necesario que la abras así, basta con que la veas, si sigues abriendo la boca se va a dar cuenta que la estás viendo.
- ¡No imbécil!
- ¡Tampoco suspires!
- Reacciona!!!!!
Se dirige hacia mí, ¿porqué? ¿Se habrá dado cuenta de que la veía? ¿Me va a reclamar por verla y babear? Yo no quería, en verdad, se dio así, de repente. Mierda, sí se dirige hacia acá. ¿Qué hago? Saca un libro, libreta algo. No mames, está más cerca, en serio viene hacia acá. ¡Huevos! Se sentó a mi lado. Tengo por vecina de butaca a una tipa que se ha dado el lujo de hacerme babear por primera vez.
¿Quién se cree?
Y así el primer día de clases. No quiero verla, no voy a hablarle. Sé que se llama Paola. No es necesario que me presente, ella ya sabe cómo me llamo. Son las ventajas de la lista escolar. Y bueno. Ya sabe mi nombre, no es necesario que me presente.
- ¿Por qué repites lo mismo?, es redundancia.
- Quiero que sea claro.
- No es necesario. Cállate y sigue.
La salida…
Yo en la parada del camión. Ella viene caminando. Va a atravesar la calle y viene con sus amigas. Mierda, mejor me voy rápido. ¿Por qué no pasa el camión? Justo ahí viene. Benditos sean los camioneros. Subo, me siento… Mierda y más mierda!!! Se subió también. Viene hacia acá. Abro la mochila, ¿con qué me hago pendejo? Y se sienta en el asiento de adelante. Le miro el cabello, es lindo, ondulado. Voltea y me saluda.
- ¿Qué dejaron de tarea?
Y le hago el listado de cosas que dejaron. ¿Qué me pasa? Me vale madres la tarea, ¿por qué se la digo? Y así, entre silencios tensos, plática forzada, sonrisas… llegamos al mismo fraccionamiento.
Se llama Paola, vive a tres cuadras de mi casa y es mi vecina de butaca. Estoy en primero de prepa, tengo 14 años y soy un perfecto imbécil. Me estoy enamorando de una mujer… pero ya creceré, jeje.
Elipsis de tiempo------------------------------------------------------
Paola, mi vecina de butaca, se está convirtiendo en mi mejor amiga y llevo tiempo negándome a decirle que me gusta. Cada que la veo es inevitable sentir cosquillas en el cuerpo y sonreír como idiota. Me gusta, es claro, pero… bueno, qué sé yo, no sé qué hacer o qué decir, salvo pendejadas que la hacen reír.
En la tele dijo una mujer muy guapa acerca de un hombre feo: “me gusta porque me hace reír”. Bueno, yo hago reír a Paola y tan feo no estoy. Pero sí bien estúpido, no me atrevo a decirle algo.
Pasan los meses. Terminó el primer año de la prepa. Paola es mi mejor amiga y nunca le dije algo. Voy mucho a su casa, tomamos el mismo camión, se come mis papas y toma de mi refresco. Platicamos mucho y tenemos un círculo común de amigos. Listo. Valió madres cualquier cosa. No me atreví a decir nada y no sé… creo que ya no estoy enamorado. La quiero un chingo, eso sí, me gusta estar con ella, platicar, pasar la tarde, burlarnos de los maestros. Tiene un humor ácido que me encanta y su voz es como un sartén siendo arrastrado en el piso. Me gusta su voz.
Segundo de prepa. Entiéndase otra elipsis --------------------------
Resulta que Paola y yo seguimos en el mismo salón. Todo marcha. Las cosas tranquilas. Es mi mejor amiga, dice que soy su mejor amigo, me cuenta sus cosas y yo las mías. Paola tiene un raro gusto por mirarle el trasero a los hombres. Anduvo con un chico que jugaba béisbol y que dice estaba muy nalgón.
¿Qué le ve al trasero de los hombres?
Su voz es como un sartén siendo arrastrado en el piso. Me gusta su voz.
Vamos en el camión y le ayudo a buscar buenos traseros. Ahí hay uno, redondito, paradito. El tipo lleva pantalón de vestir y se le ve muy, muy bien. Es un tipo alto, delgado, cabello negro y chino, nariz afilada, bastante guapo…
Sí, es muy guapo, y tiene un trasero maravilloso. Paola no lo ha visto. La codeo y se lo muestro. Ella abre la boca y babea.
- Como tú en el sexto párrafo.
- Cállate.
- Bueno, sigue escribiendo.
El tipo en verdad era guapo. Pero vale, ya pasó. Bajamos del camión y cada cual a su casa. Sigo con mi vida. En el salón me cuestionan.
- ¿Por qué no tienes novia?
- No sé, no quiero.
-¿Por qué?
- Pues porque no sé. No hay nadie que me guste.
Paola cumple años en dos días. Le escribo una carta donde le agradezco por su amistad y por primera vez le confieso haber estado enamorado de ella. Ella no dice nada, bueno, dice que me quiere mucho y que soy su mejor amigo. No dice más nada. Bueno, vale, una cosa más cerrada. Eso creo.
En la bolita de amigos las cosas están así. Noldi anda con Valeria, Kyam con uno que le decimos Pimpón, Lalo con Gaby, Randy con Vania, a Rolando no lo cuentan mucho ellas. Sólo Marco, Paola y yo seguimos solteros. Marco es mi mejor amigo y Paola es mi mejor amiga. Todos dicen: Marco y Paola deberían ser novios. Ellos ríen al inicio. Después se lo empiezan a tomar en serio. A mí no me agrada mucho la idea.
- ¿Celos?
- Bueno, no sé, no los había experimentado antes.
Marco me pide ayuda, Paola me habla de Marco. Ambos me comentan cosas del otro. Intento que la sopa que me dijo uno no se me salga con el otro. Es difícil. Mierda, y yo ando medio molesto por eso. Sí, es por eso, porque no quiero traicionarlos en la confianza que me tienen.
¡Mierda! ¡Qué me hago pendejo! Tengo celos de Marco y es mi mejor amigo, no quiero que ande con Paola y a la vez sí. Me dice cosas de Paola y me encanta, se está clavando con ella y me gusta que mi amigo se sienta así. Quiero ayudarlo pero a la vez no. Deberían darme un premio por esto. Lo mismo le pasa a Paola. Ok… respira.
Y va, ya está. Paola y Marco están saliendo. Marco me cuenta lo que le pasa con Paola y ella igual. Mierda!!!! No tienen más amigos a los que contarles sus intimidades???? Pero gracias. Me gusta.
Paola y Marco se pelean: me entristece por ambos y al mismo tiempo me alegra. Paola y Marco ya están bien de nuevo: me alegra por ambos y al mismo tiempo me molesta.
Cumpleaños de Paola. Le escribo una carta a Paola en un rollo de papel de baño. La carta le encanta, le fascina, se la presume a todos. Jeje. La flor favorita de Paola son los tulipanes, Marco no sé qué hizo para conseguirle uno, se lo da en su cumpleaños. A ella le encanta. Yo le llevo una flor rara de mi jardín, a los papás de Paola les encanta. A los papás de Paola les caigo mejor yo que Marco, jejeje. O sea… ¿qué son estas pendejadas? ¿En qué momento me puse a jugar a las competencias con mi amigo?
Paola sabe que yo estuve enamorado de ella, pero ella nunca dijo estar enamorada de mí. Sólo alguna vez, cuando recién nos conocimos, la vi sonriendo y sonrojarse al hacerlo mientras yo exponía no recuerdo qué madres en el salón. Sus amigas le picaban las costillas y se reían mientras me veían. Paola intentaba estar seria pero ocultaba la vista y tomaba apuntes de lo que yo decía. Pero eso fue hace ya dos años y seguro fue un mal viaje mío. Total, la vida sigue.
Baja el Espíritu Santo. Decido entrar al seminario y ser sacerdote.
El primero en saberlo es mi mejor amigo: Marco. Ni a mis papás se lo he dicho, tampoco a Paola. Pasan los días. Me encuentro a Marco y Paola en la calle, ella me ve y los ojos se le humedecen, le salen un par de lágrimas.
- ¿Es verdad que te vas al seminario? Marco me lo dijo.
Empieza a llorar.
- Sí, lo decidí apenas, estoy muy contento.
Ella llora.
- Yo me quería casar contigo.
Lo dijo frente a Marco y a mí. Ambos callamos y la vemos con cara de pregunta.
- ¿Cómo es una cara de pregunta?
- No sé, lo leí en alguna parte.
- En este mundo ya nada es original.
- Regresemos.
Paola me ha dicho que ella se quería casar conmigo. Marco y yo nos reíamos un momento atrás y no sabemos si lo que escuchamos fue en verdad lo que creímos escuchar. Él pregunta
- ¿Qué dijiste?
- Nada, ya nos vamos.
Se limpia las lágrimas, me da un beso y se despide. Marco la abraza y se van. Los miro caminar y me pregunto si es verdad lo que escuché. No sé. De todas formas lo que decidí ya está decidido y me siento muy bien por ello. ¿Pero… dijo lo que creí que dijo?
Marco y Paola tienen problemas. Marco llora en mi hombro frente a la escuela. Nunca me había sentido mejor ni más unido a una persona. Este wey es mi hermano, mi súper hermano. Lo quiero un chingo.
Termina la prepa, me voy al seminario. Marco, mi súper brother y Rolando, un gran amigo, me acompañan al lugar más feo de México: Sta. Ana Chiautempan, Tlaxcala. Ahí viviré este primer año de vida religiosa. Paola y yo nos carteamos, ella en desmadre me dice que me salga del seminario y que me pone casa. Que cuando ella se case con otro, me mantiene. Paso tres años y medio de mi vida ahí. En verdad lo disfruté, pero no es mi estilo de vida. Lo siento. Voy para afuera.
Confieso que estando dentro he empezado a descubrir cosas acerca de mí. Creo que eso de buscarle hombres con buenos traseros a Paola me gustó demasiado. Es algo que empecé a hacer mío pero que no me queda del todo claro. De alguna manera sigo pensando en Paola.
Salgo y llego a Oaxaca. Explota la bomba en casa. Le marco a Paola y la saludo. Ella terminó con Marco al salir de prepa y ahora anda con otro chico muy guapo. O es lo que dicen. Me saluda sorprendida.
Para explorar las cosas, le digo que me salí del seminario por ella, que me gusta y no he dejado de pensar en ella. Se molesta. Le digo que es broma. Voy a verla a su casa y platicamos. Todo bien. Se le ve feliz con el chico que está saliendo. Sí… es guapo, no es mi tipo, como que muy bonito. Pero vale, le gusta a ella.
Paola y yo vamos a tomar un camión. Una señora vende gardenias, una de mis flores favoritas. Estoy a punto de comprarle un ramo a Pao, pero no sé, mejor no. Subimos al camión. Paola me dice:
- ¿Viste a la señora de las gardenias?, siempre he creído que me voy a casar con el hombre que me regale gardenias sin que yo se las pida, que simplemente de repente me las regale.
Respiro profundo y aliviado.
La vida sigue. Paola es mi mejor amiga, sabe TODO de mí, creo saber TODO de ella. Es y será mi eterna vieja. Mi esposa. Lástima que ahora yo sea gay y ella esté enamorada de su wey. Pero nos vemos y todo cambia, las cosas son diferentes. La quiero un chingo. Cuando cumplamos cuarenta y sigamos solteros nos casaremos. Sí, es cliché, pero me vale madres. Total, cada cual hace con su culo un papalote y lo echa a volar por donde desea. Y es lo que estoy haciendo.
Nos llamamos, nos vemos, no nos escribimos. Es de esas veces que sabes tienes una conexión eterna con una persona. Aunque sea mujer y yo marica, o como sea que la gente me vea. Al final la quiero y siempre la voy a querer. La única mujer que tiene ese lujo. Mi vieja.
¿Y qué mejor para ello que mis historias amorosas? Digo, al final, todos hemos pasado en algún momento por una o más historias donde otra persona ha llegado a interrumpir la calma de los días metiendo su cara, cuerpo y alma en donde no le importa, es decir, en nuestra vida. Y así empieza esto. No sería justo hacer el recuento de los daños (MR Gloria Trevi) sin hacer mención total de las personas, por lo que empezaré con mi parte oscura…
Es decir: cuando aún era buga. ¿Lo fui?
PAOLA
Corría el año de… ejem, cuando entré a la prepa. Mi butaca: la segunda de la sexta fila. Encantado estaba yo de entrar a la prepa, tanto que al llegar, corrí a la silla y me acosté a recuperar el tiempo de sueño perdido. Tiré la mochila debajo y puse el brazo sobre la paleta, incliné el cuerpo hasta que mi cabeza hizo contacto con el brazo y cerré los ojos.
Silencio. Ruido. ¿Qué pasa? Creo que la primera clase va a iniciar.
Abrí los ojos y miré a la puerta del salón. En ese justo momento entró ella. Delgada, cara pálida, cabello castaño claro, corto hasta los hombros, ojos miel. Caderota. Wow ¿Qué es eso?
- Se llaman mujeres, por lo general sirven para que los hombres se enamoren, por lo general porque hay algunos hombres que no se enamoran de ellas, pero eso lo experimentarás dentro de mucho.
- Y por cierto, hay mujeres que no le corresponden a los hombres sino a otras mujeres, pero son esas cosas de la sociedad que muchas personas no logran explicarse. Por ahora limítate a recoger el hilo de baba que te está escurriendo de la boca casi hasta caer en la paleta de la silla.
- Y no, aunque eso creas, no es baba que te haya escurrido mientras dormías hace rato, esa baba la estás produciendo justo ahora que la ves a ella.
- Y por favor, cierra la boca, no es necesario que la abras así, basta con que la veas, si sigues abriendo la boca se va a dar cuenta que la estás viendo.
- ¡No imbécil!
- ¡Tampoco suspires!
- Reacciona!!!!!
Se dirige hacia mí, ¿porqué? ¿Se habrá dado cuenta de que la veía? ¿Me va a reclamar por verla y babear? Yo no quería, en verdad, se dio así, de repente. Mierda, sí se dirige hacia acá. ¿Qué hago? Saca un libro, libreta algo. No mames, está más cerca, en serio viene hacia acá. ¡Huevos! Se sentó a mi lado. Tengo por vecina de butaca a una tipa que se ha dado el lujo de hacerme babear por primera vez.
¿Quién se cree?
Y así el primer día de clases. No quiero verla, no voy a hablarle. Sé que se llama Paola. No es necesario que me presente, ella ya sabe cómo me llamo. Son las ventajas de la lista escolar. Y bueno. Ya sabe mi nombre, no es necesario que me presente.
- ¿Por qué repites lo mismo?, es redundancia.
- Quiero que sea claro.
- No es necesario. Cállate y sigue.
La salida…
Yo en la parada del camión. Ella viene caminando. Va a atravesar la calle y viene con sus amigas. Mierda, mejor me voy rápido. ¿Por qué no pasa el camión? Justo ahí viene. Benditos sean los camioneros. Subo, me siento… Mierda y más mierda!!! Se subió también. Viene hacia acá. Abro la mochila, ¿con qué me hago pendejo? Y se sienta en el asiento de adelante. Le miro el cabello, es lindo, ondulado. Voltea y me saluda.
- ¿Qué dejaron de tarea?
Y le hago el listado de cosas que dejaron. ¿Qué me pasa? Me vale madres la tarea, ¿por qué se la digo? Y así, entre silencios tensos, plática forzada, sonrisas… llegamos al mismo fraccionamiento.
Se llama Paola, vive a tres cuadras de mi casa y es mi vecina de butaca. Estoy en primero de prepa, tengo 14 años y soy un perfecto imbécil. Me estoy enamorando de una mujer… pero ya creceré, jeje.
Elipsis de tiempo------------------------------------------------------
Paola, mi vecina de butaca, se está convirtiendo en mi mejor amiga y llevo tiempo negándome a decirle que me gusta. Cada que la veo es inevitable sentir cosquillas en el cuerpo y sonreír como idiota. Me gusta, es claro, pero… bueno, qué sé yo, no sé qué hacer o qué decir, salvo pendejadas que la hacen reír.
En la tele dijo una mujer muy guapa acerca de un hombre feo: “me gusta porque me hace reír”. Bueno, yo hago reír a Paola y tan feo no estoy. Pero sí bien estúpido, no me atrevo a decirle algo.
Pasan los meses. Terminó el primer año de la prepa. Paola es mi mejor amiga y nunca le dije algo. Voy mucho a su casa, tomamos el mismo camión, se come mis papas y toma de mi refresco. Platicamos mucho y tenemos un círculo común de amigos. Listo. Valió madres cualquier cosa. No me atreví a decir nada y no sé… creo que ya no estoy enamorado. La quiero un chingo, eso sí, me gusta estar con ella, platicar, pasar la tarde, burlarnos de los maestros. Tiene un humor ácido que me encanta y su voz es como un sartén siendo arrastrado en el piso. Me gusta su voz.
Segundo de prepa. Entiéndase otra elipsis --------------------------
Resulta que Paola y yo seguimos en el mismo salón. Todo marcha. Las cosas tranquilas. Es mi mejor amiga, dice que soy su mejor amigo, me cuenta sus cosas y yo las mías. Paola tiene un raro gusto por mirarle el trasero a los hombres. Anduvo con un chico que jugaba béisbol y que dice estaba muy nalgón.
¿Qué le ve al trasero de los hombres?
Su voz es como un sartén siendo arrastrado en el piso. Me gusta su voz.
Vamos en el camión y le ayudo a buscar buenos traseros. Ahí hay uno, redondito, paradito. El tipo lleva pantalón de vestir y se le ve muy, muy bien. Es un tipo alto, delgado, cabello negro y chino, nariz afilada, bastante guapo…
Sí, es muy guapo, y tiene un trasero maravilloso. Paola no lo ha visto. La codeo y se lo muestro. Ella abre la boca y babea.
- Como tú en el sexto párrafo.
- Cállate.
- Bueno, sigue escribiendo.
El tipo en verdad era guapo. Pero vale, ya pasó. Bajamos del camión y cada cual a su casa. Sigo con mi vida. En el salón me cuestionan.
- ¿Por qué no tienes novia?
- No sé, no quiero.
-¿Por qué?
- Pues porque no sé. No hay nadie que me guste.
Paola cumple años en dos días. Le escribo una carta donde le agradezco por su amistad y por primera vez le confieso haber estado enamorado de ella. Ella no dice nada, bueno, dice que me quiere mucho y que soy su mejor amigo. No dice más nada. Bueno, vale, una cosa más cerrada. Eso creo.
En la bolita de amigos las cosas están así. Noldi anda con Valeria, Kyam con uno que le decimos Pimpón, Lalo con Gaby, Randy con Vania, a Rolando no lo cuentan mucho ellas. Sólo Marco, Paola y yo seguimos solteros. Marco es mi mejor amigo y Paola es mi mejor amiga. Todos dicen: Marco y Paola deberían ser novios. Ellos ríen al inicio. Después se lo empiezan a tomar en serio. A mí no me agrada mucho la idea.
- ¿Celos?
- Bueno, no sé, no los había experimentado antes.
Marco me pide ayuda, Paola me habla de Marco. Ambos me comentan cosas del otro. Intento que la sopa que me dijo uno no se me salga con el otro. Es difícil. Mierda, y yo ando medio molesto por eso. Sí, es por eso, porque no quiero traicionarlos en la confianza que me tienen.
¡Mierda! ¡Qué me hago pendejo! Tengo celos de Marco y es mi mejor amigo, no quiero que ande con Paola y a la vez sí. Me dice cosas de Paola y me encanta, se está clavando con ella y me gusta que mi amigo se sienta así. Quiero ayudarlo pero a la vez no. Deberían darme un premio por esto. Lo mismo le pasa a Paola. Ok… respira.
Y va, ya está. Paola y Marco están saliendo. Marco me cuenta lo que le pasa con Paola y ella igual. Mierda!!!! No tienen más amigos a los que contarles sus intimidades???? Pero gracias. Me gusta.
Paola y Marco se pelean: me entristece por ambos y al mismo tiempo me alegra. Paola y Marco ya están bien de nuevo: me alegra por ambos y al mismo tiempo me molesta.
Cumpleaños de Paola. Le escribo una carta a Paola en un rollo de papel de baño. La carta le encanta, le fascina, se la presume a todos. Jeje. La flor favorita de Paola son los tulipanes, Marco no sé qué hizo para conseguirle uno, se lo da en su cumpleaños. A ella le encanta. Yo le llevo una flor rara de mi jardín, a los papás de Paola les encanta. A los papás de Paola les caigo mejor yo que Marco, jejeje. O sea… ¿qué son estas pendejadas? ¿En qué momento me puse a jugar a las competencias con mi amigo?
Paola sabe que yo estuve enamorado de ella, pero ella nunca dijo estar enamorada de mí. Sólo alguna vez, cuando recién nos conocimos, la vi sonriendo y sonrojarse al hacerlo mientras yo exponía no recuerdo qué madres en el salón. Sus amigas le picaban las costillas y se reían mientras me veían. Paola intentaba estar seria pero ocultaba la vista y tomaba apuntes de lo que yo decía. Pero eso fue hace ya dos años y seguro fue un mal viaje mío. Total, la vida sigue.
Baja el Espíritu Santo. Decido entrar al seminario y ser sacerdote.
El primero en saberlo es mi mejor amigo: Marco. Ni a mis papás se lo he dicho, tampoco a Paola. Pasan los días. Me encuentro a Marco y Paola en la calle, ella me ve y los ojos se le humedecen, le salen un par de lágrimas.
- ¿Es verdad que te vas al seminario? Marco me lo dijo.
Empieza a llorar.
- Sí, lo decidí apenas, estoy muy contento.
Ella llora.
- Yo me quería casar contigo.
Lo dijo frente a Marco y a mí. Ambos callamos y la vemos con cara de pregunta.
- ¿Cómo es una cara de pregunta?
- No sé, lo leí en alguna parte.
- En este mundo ya nada es original.
- Regresemos.
Paola me ha dicho que ella se quería casar conmigo. Marco y yo nos reíamos un momento atrás y no sabemos si lo que escuchamos fue en verdad lo que creímos escuchar. Él pregunta
- ¿Qué dijiste?
- Nada, ya nos vamos.
Se limpia las lágrimas, me da un beso y se despide. Marco la abraza y se van. Los miro caminar y me pregunto si es verdad lo que escuché. No sé. De todas formas lo que decidí ya está decidido y me siento muy bien por ello. ¿Pero… dijo lo que creí que dijo?
Marco y Paola tienen problemas. Marco llora en mi hombro frente a la escuela. Nunca me había sentido mejor ni más unido a una persona. Este wey es mi hermano, mi súper hermano. Lo quiero un chingo.
Termina la prepa, me voy al seminario. Marco, mi súper brother y Rolando, un gran amigo, me acompañan al lugar más feo de México: Sta. Ana Chiautempan, Tlaxcala. Ahí viviré este primer año de vida religiosa. Paola y yo nos carteamos, ella en desmadre me dice que me salga del seminario y que me pone casa. Que cuando ella se case con otro, me mantiene. Paso tres años y medio de mi vida ahí. En verdad lo disfruté, pero no es mi estilo de vida. Lo siento. Voy para afuera.
Confieso que estando dentro he empezado a descubrir cosas acerca de mí. Creo que eso de buscarle hombres con buenos traseros a Paola me gustó demasiado. Es algo que empecé a hacer mío pero que no me queda del todo claro. De alguna manera sigo pensando en Paola.
Salgo y llego a Oaxaca. Explota la bomba en casa. Le marco a Paola y la saludo. Ella terminó con Marco al salir de prepa y ahora anda con otro chico muy guapo. O es lo que dicen. Me saluda sorprendida.
Para explorar las cosas, le digo que me salí del seminario por ella, que me gusta y no he dejado de pensar en ella. Se molesta. Le digo que es broma. Voy a verla a su casa y platicamos. Todo bien. Se le ve feliz con el chico que está saliendo. Sí… es guapo, no es mi tipo, como que muy bonito. Pero vale, le gusta a ella.
Paola y yo vamos a tomar un camión. Una señora vende gardenias, una de mis flores favoritas. Estoy a punto de comprarle un ramo a Pao, pero no sé, mejor no. Subimos al camión. Paola me dice:
- ¿Viste a la señora de las gardenias?, siempre he creído que me voy a casar con el hombre que me regale gardenias sin que yo se las pida, que simplemente de repente me las regale.
Respiro profundo y aliviado.
La vida sigue. Paola es mi mejor amiga, sabe TODO de mí, creo saber TODO de ella. Es y será mi eterna vieja. Mi esposa. Lástima que ahora yo sea gay y ella esté enamorada de su wey. Pero nos vemos y todo cambia, las cosas son diferentes. La quiero un chingo. Cuando cumplamos cuarenta y sigamos solteros nos casaremos. Sí, es cliché, pero me vale madres. Total, cada cual hace con su culo un papalote y lo echa a volar por donde desea. Y es lo que estoy haciendo.
Nos llamamos, nos vemos, no nos escribimos. Es de esas veces que sabes tienes una conexión eterna con una persona. Aunque sea mujer y yo marica, o como sea que la gente me vea. Al final la quiero y siempre la voy a querer. La única mujer que tiene ese lujo. Mi vieja.