EL PACO EN OAXACA


31 de octubre de 2006

Con motivo de las fiestas de muertos, salimos mi hermana, cuñado, tía y yo hacia la Ciudad de Oaxaca para atascarnos de comida. Ni los problemas de la ciudad ni los benditos APPOs amainaron nuestro espíritu aventurero, al contrario, alentaron más el ánimo por ir.
Me atrevo a decir que para los oaxaqueños, la fiesta más importante del año es la de los fieles difuntos. Bastante fieles porque año con año vienen puntuales a recoger sus ofrendas hasta en los hogares más humildes. Y aunque el gobierno y la secretaría de turismo digan que la festividad máxima de Oaxaca es la Guelaguetza para así poder comerciar con ella, en realidad la mayor fiesta popular es en noviembre. Los mercados se visten de amarillo y rojo con las flores, hay fruta por todos lados, huele a chocolate y copal, las cazuelas se llenan de mole y las calaveras de azúcar siguen ejerciendo dominio sobre los disfraces de jalowin, aunque cada vez el bendito jalowin se posicione con mayor fuerza, la tradición sigue rifando entre la sociedad. Bien.
Total que para vivir las fiestas de muertos, salimos de la casa como a las 6 de la mañana, pasamos por la tía Nola a ciudad Neza y nos encaminamos rumbo a Oaxaca. Llegamos por la tía y subimos un costal, dos bolsas y una maleta llena de hierbas que llevamos a doña Lupita. Puse el canastito de comida para el viaje entre la tía y yo y anda, al infinito y más allá, tercera estrella a la derecha y hasta Oax.
Del camino no supe nada, me dormí a las 3:30 am y desperté 5:30 am, así que aproveché para recuperar y desperté en la última gas de Puebla donde bajamos por un café del Italian. Arriba de nuevo y a seguir camino. Una tortita, un duraznito y un poco de jugo. Dormitamos otra vez.
Frene a la gasolinería de Nochixtlán nos pararon los de la PFP. Bajaron a mi cuñado y le pidieron una identificación. ¿A dónde van? A Oaxaca. ¿A qué? A pasar las fiestas. ¿Con quién va? Con mi esposa, mi cuñado y una tía. Abra la cajuela. Mientras el PFP revisaba la cajuela me decía yo: ¿A dónde van? A mi casa y qué le importa. ¿A qué van? A mentarle la madre al puto gobernador y tragar harto mole con chocolate, pan, tejocotes, dulce de calabaza, naranjas, manzanas, cacahuates, arroz con leche, mandarinas, jícamas, cañas, oler copal y mantener mi morbo, que no es que a usted le importe, señor policía, pero mire que yo no gateé, estaba sentado y dice mi mamá que vi a mis primos jugar y con tal de estar en el chisme, sabrá Dios cómo me levanté y me fui a jugar con ellos; empecé a caminar nomás para ver qué había y es lo mismo a lo que voy a Oax, a ver qué hay.
El “guardián del orden” terminó de revisar, cerró la cajuela y pasó a mi lado viendo mi cálida sonrisa y nos recomendó ir con cuidado. Gracias, qué amable. Seguimos.
Un poquito más de jugo para el susto y anda, que se nos hace tarde. Mi papá llamó por cel para decir que no dejaron pasar a un grupo de estudiantes de la UNAM, y como mi cuñado estudia en la Nal. de Música, pues que guardara su credencial para que no lo regresaran. En la caseta de Huitzo nos volvieron a parar los de la PFP y otra vez el mismo procedimiento. Seguimos y por fin entramos en la ciudad.
Llegamos al crucero de Huayapan y la aventurera de mi hermana hizo caso omiso de las advertencias que mi tía y yo hicimos respecto a la barricada de Brenamiel y siguió de frente. Llegamos a Brenamiel y la barricada no nos dejó pasar, así que media vuelta y de regreso. Nos metimos por la colonia y entre calles de terracería con colección de baches logramos llegar a las riveras del Atoyac. Nos fuimos y al llegar a la Central de Abastos era prácticamente imposible pasar, así que media vuelta y por San Juanito. En el crucero de Símbolos Patrios y Periférico, unos camiones quemados y completamente destruidos adornaban el panorama. Chale, como pasa en las noticias de guerrillas civiles, igualitito, nomás que ahora en mi ciudad. Y pensar cuántas y cuántas veces he pasado por ese crucero tras recoger a Leila para ir al London a ver encueratrices. Seguimos por periférico. Mi papá llamó para avisar que 5 señores estaba cerrado, así que entramos por Chedrahui para salir por Plaza Oaxaca, de ahí por el Sam´s y después rumbo a San Antonio de la Cal. Frente a Plaza del Valle, un circo ondeaba sus banderas sobre las carpas. Mira tú qué chistoso, un circo en la ciudad. Con el ambiente que hay lo que deberían poner es una carpa que cubra todo el estado. Entre el gobernador y nuestro gracioso Presidente bien se hace un chou. Con eso de que el presidente, después de tomarse el décimo calmante de la mañana, salió y dijo que en Oaxaca todo está bien y se ha restablecido la paz social. Jocoso el bigotón.
Antes, la entrada a mi Fracc. estaba cerrada por las antenas de radio, pero como los del gobierno bloquearon la señal, quitaron las barricadas y ya hay paso. En Oax ahora sólo hay una estación de radio que conducen principalmente los de la APPO pero cualquier hijo de vecino puede hablar por tel. Se escuchaban diferentes tipos de quejas y voces, desde los que hablan para preguntar por familiares desaparecidos, pidiendo se reporten a sus casa o si alguien sabe algo de ellos. Y en las noticias dijeron que ni un desaparecido hay y acá son ya varias las llamadas reportando gente desaparecida. Vivan los medios de comunicación +IVA. Hablaron algunos reportado a grupos de la APPO que andan asaltando o saqueando, otros dando gracias por la entrada de la PFP y exponiendo el hartazgo que tienen por la APPO, reportes de la marcha de la desvergüenza, de los que la PFP está deteniendo y que se dice están trasladando al penal de La Palma en el DF, y la mayoría, exigiendo la salida del gobernador.
Dos horas después de lo previsto gracias a tanta vuelta, logramos llegar a casa y recibir el abrazo tan esperado de mi ma´linda, quien nos esperaba ya con un delicioso caldo de gallina bien picoso. “La gallina siempre quiere chile”, dijo mi madre y recordé a mi amigo Ricardo, jeje.
Entre mi hermana y yo pusimos el altar de muertos. Modestia aparte pero nos quedó bastante mono. Cortamos mandarinas del arbolito del jardín quitándole en verdad un gran peso de encima, pues al loco le dio por cargarse de fruta y casi se le rompen las ramas.
Cuetes en la Ciudad, que aunque cuetes signifique fiesta, ahora ya no se sabe. Para dar aviso de problemas, la gente tiraba cuetes y se juntaba la gente para ayudar en donde se necesitaba. Ahora no se sabe si son cuetes de alerta o de fiesta o si son balazos. Que no, los balazos no son al estilo Pedrito Infante para celebrar, son para amedrentar a la población y en algunos casos, ayudarle a vivir más intensamente las fiestas del día de muertos, aún cuando el peloncito ese que dice ser el vocero presidencial, jure y perjure que muertos en Oaxaca, nomás los que vinieron por su ofrenda.