Réquiem por una guajolota.

El sábado después del mercado de plantas, mi madre llegó a la casa y puso a cocer la guajolota que trajo de Oaxaca para sus hijos.
Cuando la recibimos en la TAPO y cargué su maleta, me sorprendió el peso del equipaje. "Es el quesillo", dijo ella. ¿Traes 20 kilos de quesillo?
Al llegar a la casa, reveló la verdad. Dentro de la maleta traía una cazuela y dentro de la cazuela traía una guajolota destazada.
Pensando que nosotros iríamos por el puente, se la encargó a su marchanta que le vende chapulines, pero como ya no fuimos y ella vino, de todos modos la compró y se la trajo.
Amo a mi madre.
La puso a cocer y el animal ese tardó un buen rato. Mi madre se fue a descanzar y yo me quedé checando la cazuela.
El domingo mi madre se fue con mi hermana al concierto de Sinfónica y yo me quedé dormido un rato. Desperté y me puse a vigilar el caldo. Olía delicioso. Al lado, una olla de arroz ya listo sacaba aún olores. Me serví un plato. No me duró nada. Otro plato de arroz. Otro más.
Delicioso. Voy a extrañar a mi madre en Argentina.
Mi madre y mi hermna llegaron. Arreglamos la casa y fuimos a comprar algo para el postre.
Llegaron mi tía Nola con mi prima Mirella y mi sobrino Aarón.
Nos pusimos al día en chismes.
En el comedor, mi madre y mi tía seguían platicando. En el cuarto de mi hermana, mi prima, mi hermana y yo nos poníamos al tanto. Aarón jugaba en la sala.
Salimos a comer.
Delicioso.
No me canso de decirlo.
Delicioso.
Terminamos de comer y el chisme entre mi tía y mi madre continuaba. Mirella, Aarón y yo nos pusimos a jugar Monopoly. Al final no supimos quién ganó.
Bueno, en realidad gané yo, pero soy humilde, jiar!
Ellos se fueron pues mi primo Joel los llamaría por teléfono.
Terminamos de recoger las cosas y nos sentamos a mirar un poco de tele y apapachar a mi mamá. Vimos Harry Potter 1 y Harry Potter 2 y en los comerciales Shrek 2.
Ven puras películas para chamacos.
Sí.
Mi madre comenzó a dormitar.
Casi llegando la hora de llevarla a la TAPO para que regresara a Oaxaca, empezamos a arreglarle sus plantas para que se las llevara.
Y las insistencias: No te vayas, mamita.
Tengo que calificar exámenes, ver cómo está tu papá y ver si sigue vivo el Ñaque.
No te vayas, mamita...
Y la llevamos a la TAPO.
Me entró la nostalgia ahora que se regresa a Oaxaca. ¿Qué será cuando me vaya a Argentina?
Estoy seguro, al menos una lágrima sí voy a derramar. No importa mi operación de lacrimales. Estoy seguro que voy a llorar. Me va a aflorar la gaycidad.
Ya pasaron dos días, aún hay caldo de guajolote y arroz en casa. Comí ayer y hoy. También comeré mañana.
Y no me canso de decirlo:
Delicioso.