10. IVÁN

Por fin el último texto de este recuento.
Cabe destacar que la idea de hacer esto comenzó gracias al cierre de Manuel y al estado en que me dejó esta última experiencia. Cuando pasó lo de Manuel en el teatro de la danza y mis amigos me preguntaban cómo me había ido, tenía que hacerles toda la historia, así que en un afán huevón de no querer estar cuenta y cuenta, decidí escribirlo. Por supuesto que otro afán huevón me impidió hacerlo.

Después pasó esto y fue el golpe definitivo; hizo que escribiera no sólo el relato de Manuel sino que me mandó hasta el inicio. Y por esto me refiero a lo que pasó con


IVÁN


De pronto el nombre Iván comenzó a entrar en mi vida.

Mi prima Mirella me recomendó a su estilista de Bricker, así que fui y conocí al chico. Nombre: Iván.

Se me hizo bastante simpático y buena onda, tranquilo, cabello chinito.

- Ok. Yiya (pseudónimo de Mirella, al menos para los cuates), háblale de mí.

- Ok.

El punto es que a Iván terminé viéndolo sólo cuando iba a cortarme el pelo y no más. En otra ocasión me lo encontré en Híbrido y platicamos un rato. Pero de ahí no pasaba.

La última vez que fui a Bricker a cortarme el pelo, una amiga vino de Hermosillo y quedamos en vernos. Ella me llamaría. Llegué a Bricker y pasé con Iván. Estuvimos platicando un rato mientras me cortaba el pelo, al final, se acercó y seguimos platicando.

- ¿Qué vas a hacer?

- Esperar a que una amiga me llame, quedamos en vernos.

- ¿Te vas a quedar acá por Zona Rosa?

- No sé, lo más seguro.

- Ok…

Lo noté un poco extraño mientras platicábamos, nervioso… no sé. Estuve a punto de preguntarle si ya iba a salir y si íbamos a tomar un café pero me contuve. Mejor dejarlo así. Esto fue el miércoles.

La semana siguió teniendo un poco la idea de conocer mejor a Iván. Digo, ¿qué puede pasar? Lo de Manuel fue hace 4 meses ya y justo la semana pasada me hizo lo del teatro de la danza. Así que a volar y dejemos que esto corra si es que va a correr.

El viernes estaba en casa sin algo que hacer. Me disfracé de chacal y fui a La Casita y ahí lo conocí: Iván.

Nunca me habían besado así. Wow.
Todo fue muy rápido. Demasiado.
Beso tras beso. Todo tipo de besos.
Sí, todo tipo de besos.
Sus brazos aferrándome, sus piernas jugando con las mías, mis manos acariciándole todo el cuerpo y siendo correspondido. Wow. Dos horas así. No pasamos de eso pero… nunca me habían besado así. Fue como… como no sé. Deja pienso algo ridículo. De esas cosas que luego dicen que te fusionas con el otro. Al final, las presentaciones.

- ¿Te encanta eso, verdad?

- La verdad, no. Para nada. Quiero algo diferente. En serio.

- ¿Entonces?

- Yo qué sé.

Bueno, nos presentamos.

- Me llamo Iván, me apellido …

Apellido extraño, nombre de un metal.

- ¿Y a ti dónde te buscan, en el directorio o en la tabla periódica?

Me miró extraño mientras yo me reía.

- Ya, pues, perdón.

- Soy de Guadalajara, trabajo en el aeropuerto.

- Soy de Oaxaca, soy escritor.

- ¿Tienes pareja?

- No.

- Yo terminé con la mía ayer. Fue acuerdo mutuo, lo platicamos ya tranquilos, hace tiempo que no funcionaba. ¿Sabes? Me parece extraño estar abrazándote, besándote, sintiendo esto tan rico y sin pensar en mi ex. Me gustas.

- ¿Te gusto o te gusta lo que hicimos?

- Me gustas tú, me gustan tus ojos, tienen una luz muy bonita.

- Jeje. Gracias.

- En serio. Me gustas. Es que… cuando nos besamos, fue como una entrega total, muy rico. Como si nos fusionáramos. Cuando terminamos, mi ex me dijo que me iba a costar mucho conocer a alguien, Y me encantas.

Y tómala, nos empezamos a besar de nuevo. Fue al baño, nos perdimos un momento. Empecé a sentirme ansioso por verlo. Nos reencontramos y todo estuvo bien de nuevo. Salimos, nos fuimos juntos al metro. Subimos, cambiamos datos. Bajé en Chabacano para seguir a casa. Cuando me despedía me dijo:

- Mándame un mensaje cuando llegues a casa.

- ¿Qué?

- Sí, me salió con eso.

- Bueno, está bien.

- Ok, te lo mando.

Un beso a larga distancia y me fui a casa.
Sí, reconozco que como dice mi papá, tengo un corazón muy puto. Me emociono muy fácil. Y este tipo me ha elevado la emoción al grado tal que, llegando a casa, le mandé el mensajito. Quedó en llamarme al otro día para que nos viéramos.

Durante el día tuve la esperanza de que cumpliera su palabra y mandara el mensaje, pero como suele pasar, no pasó. Pablo estaba en México por esos días y era su cumpleaños, así que quedamos en vernos para celebrarlo. Lugar: La Condesa. Estando con Pablo, mientras esperábamos a sus demás amigos, le conté de Iván.

- ¿Y no te mandó mensaje?

- No.

Hice caso omiso a lo que dijo Pablo y le mandé un mensaje a Iván. Generalmente, cuando alguien queda en mandarme un mensaje y no lo hace: bye. Si queda en llamar y no lo hace: bye. Pero el tipo me gusta. Moreno, delgado, alto, velludito, el mejor trasero que he tenido la oportunidad de tocar, de pronto no tan varonil como quisiera pero no me importa. Y sí, se parece un poco a Edgar, pero tampoco me importa. Él se llama Iván, no Edgar. Démosle la oportunidad y quiero darme la oportunidad. Ok, el punto es que le mandé un mensaje.

- ¿Sería un error decir que sí quiero volver a verte?

Contestó rápido.

- ¿Un error por qué? ¿Qué haces?

- Porque quedaste en mandar mensaje hoy y no lo hiciste. Estoy en la Condesa con mi amigo Pablo por su cumpleaños, ¿gustas?

- Gracias, bebé, pero fue un día duro y estoy muy cansado, ¿qué haces mañana?

Ok, no voy a estar mensajeando toda la noche, mejor le marco.
Platicamos un rato, él iría a misa y después al súper con sus abuelos y cuando estuviera libre me llamaría para vernos. Ok, un momento, ¿me dijo bebé? ¿Y lo soporté? Mmmmm… algo pasa. No me gustan las cursilerías, me vacunaron contra ellas al nacer pero… de él me gustan. Bien, no hay problema.

Domingo. 6 de la tarde y no ha llamado. Vale, tampoco me voy a poner de posesivo e histérico, ya llamará.

9 de la noche, está lloviendo, hace frío y no ha llamado ni mandado mensaje. Lo más fácil es mandarlo a… sí, allá, pero… no quiero. A cualquier otro fácilmente ya lo hubiera hecho. ¿Qué onda conmigo? Le mando mensaje:

- Está lloviendo, me muero de frío y tú no llamas, ¿quién te crees?

- Pues para eso estoy yo, para abrazarte y darte calor cuando lo necesites. Perdón, estuve ocupado. ¿Cómo estás?

- Bien, acá en casa pasando el rato.

- Yo con los abuelos a punto de cenar. ¿Has pensado en mí?

- Sí, pero creo que los pensamientos van en una sola dirección, o al menos eso parece.

- No digas eso, mi niño bonito, en verdad traes dando vueltas a esta cabecita loca. Nos vemos en la semana.

Mi niño bonito… qué cosas, y este pseudo chamaco bonito está acostado suspirando después de este mensaje. Quedó en marcar el lunes. Ok, vamos a ver si es cierto, que llame él, yo no le voy a marcar ni mandar mensaje.

El lunes todo el tiempo checando el cel. y viendo si había llamadas perdidas o algún mensaje que no me hubiera dado cuenta que llegó. Pero nada. Ok, me dije no marcar yo ni mandar mensaje así que no lo haré. Me puse a trabajar un poco en la PC.

Son las 0 hrs, ya no es lunes, ya es martes, estoy libre de mi sentencia y ya puedo marcarle!!! Ok, no me voy a poner de estúpido, igual y ya está dormido, mejor sigo trabajando.

Martes durante el día no contacta. Voy a Televisa a ver a Vanessa, Mónica y a Marimar, les platico de Iván, de mi tontería de esperar a que fueran las 0 hrs para poder marcarle.

- Paco, eres un teto. Me dice Marimar.

Y tiene razón.

Viendo el panorama, puedo enamorarme muy fácilmente de este tipo, de hecho estoy muy emocionado, pero esto de que no cumpla con lo que dice no me late. Igual y lo mejor es dejarlo por la paz. Justo esto estoy cavilando cuando me llega un mensaje al cel.

- ¿Te puedo pedir un favor? No dejes de pensar en mí. Te quiero.

Ya, me mató, a la chingada con las dudas, así de fácil. Definitivo, estoy muy emocionado con él.

Miércoles en la tarde suena el celular. Iván. Contesto inmediato. Platicamos un poco, nos ponemos de acuerdo con nuestra vida. En sí no habíamos platicado mucho de nosotros. Ahora sé que entra a trabajar a las 4 am, sale a las 2 pm. Entra a la escuela a las 3 y sale a las 5, ¿o a las 6? No recuerdo. Bueno, al menos ya sé qué onda con su horario. Quedamos en vernos el viernes en el Sanborns de Zona Rosa frente a plaza La Rosa. Un beso de despedida y quedo suspirando.

Jueves llama mi prima Maribel. Es mi dentista pero vive hasta casa de la chingada. Me programa cita el viernes por la mañana. Nos vemos a las 12, me dice.

Casi siempre hago una hora desde mi casa hasta su consultorio y lo mismo de regreso. Ok, si la cita es a las 12, con que salga a las 2, llego a las 3 a la casa, la cita es a las 7… Sí, me da tiempo. Perfecto. Confirmo la cita.

Siempre me ha gustado escribir cartas, cartas, no mails. Bueno, mails también solía escribir (texto 7), pero las cartas escritas a mano me gusta escribirlas y recibirlas. Pero a estas alturas ya no me da tiempo escribirle una a Iván… bueno, procedo a grabarle un disco con rolas que me gustan y me relajan, para que cuando esté cansado lo ponga, se acueste y si le place, se acuerde de mí.

Sí, dije que no me gustan las cursilerías, pero una cosa es regalar un disco con rolas que te gustan y otra cosa es regalar un disco con rolas que te gustan, serigrafiado con corazoncitos y un I love you… Eso sí que no, es una delgada línea que no pienso pasar.

Bueno, ya tengo mi disco listo, mañana será el gran día. Recibo un mensajito:

- Cuando te vea te voy a comer a besos.

Bien, ya quiero que sea mañana. A las 11 marca mi prima. Me cancela la cita de las 12 y me la pasa a la 1. Bueno… a la 1, salgo a las 3, la cita es a las 7… sí llego.

- Ya vente vestido para tu cita, me dice.

La 1 y yo parado afuera del consultorio.

1:15.

1:30.
Le marco a Maribel.

- ¿Paquito?, qué onda, te estuve esperando y no llegaste.

- Maribel… llevo media hora parado afuera de tu consultorio!!!!!

- Ay, perdón, no caíste, ya voy!!!

Llega a las 2 pm. Empieza a arreglar sus cosas para la consulta y platica. Sólo la miro.

- Ash, ya voy.

Iniciamos consulta, empieza a trabajarme el puto diente que después terminé llamando Ulises Ruíz y que tiene historia propia. Son las 5 de la tarde y sigo recostado en consulta.

- ¿Sabes? Lo vamos a dejar así, te voy a poner una protección pero no hemos terminado, sólo ten cuidado para que la protección no se te vaya a caer.

- ¿Puedo besar?

- Sí, pero con cuidado.

- Maribel, no se me vaya a caer la protección a medio beso porque me muero.

- No se te cae.

Salgo del consultorio 5:30 pm. Tomo el pesero y me toca el asiento de hasta atrás justo al lado de la puerta. Hace un sol de la chingada que me da directo en la cara por la posición del asiento, estoy harto por haber tenido la boca abierta tanto tiempo, tengo hambre, sed, me estoy insolando y este puto pesero no se apura.

Llego al metro y bajo corriendo. Justo afuera hay una iglesia. Un algo me invita a pasar. Bueno, por 5 minutos que entre, no va a pasar nada.

Entro rápido y comienzo a caminar. Llego a la tercera banca y me siento. El Santísimo está expuesto. Me persigno y sólo lo veo. No sé qué decir. Hace rato que no platicamos. Bueno, lo inmediato:

- Hace tiempo pasó lo de Manuel y te pedí ayuda, pero bueno, todo se fue al carajo. Acabo de conocer a otro chico y me trae suspirando. No sé si la vez anterior me ayudaste o no, pero esta vez en verdad quiero que lo hagas, ¿Va?

Me persigno de nuevo y salgo. ¿Qué hago? ¿Me voy directo a Zona Rosa? No, no estoy del todo presentable, el sol me dio en la madre y mi disquito está en la casa. Tomo el metro rumbo a casa. Va más o menos rápido, igual y sí lo logro.

Llego a la casa 6:20. Entro más rápido de lo que sale la diarrea. Le mando un mensaje mientras me desvisto para bañarme.

- Corazón, salí muy tarde del dentista, intentaré llegar a tiempo pero no lo creo. Llego un poco tarde pero llego.

Me baño como puedo, no tengo tiempo de que el boiler caliente el agua y al grito de Jerónimo!!!!, me aviento dentro del agua fría. Salgo y me visto lo más rápido que puedo. Meto en la mochila el disco, el gel, la crema y el perfume y salgo corriendo de la casa.

Llego a Tlalpan y tomo un taxi.

- A Zona Rosa lo más rápido que pueda, por favor.

Abro la mochila y saco la crema, el gel y el perfume. Empiezo a ponerme crema mientras el taxista me mira extrañado. Uso el retrovisor para peinarme y ahí está… a la altura de Viaducto todo valió madres. Tlalpan está cerrada gracias a López Obrador y sus putos protestantes.

Noooooooo.

El taxista no puede hacer nada, las salidas alternas están hasta la madre de carros que quieren abandonar Tlalpan. Con esfuerzos seguimos avanzando y justo cuando vamos a desviarnos para salir de Tlalpan, las patrullas se quitan frente a nosotros y liberan. El taxista sale como bólido y aún hay esperanzas.

Son 7:10 y vamos sobre Izazaga. Le marco para decirle que ya voy, que me espere.

- El número telcel que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio…

¿Ah? Ok, me ha pasado que cuando estoy en el área de revistas de ese Sanborns, las llamadas no entran. Eso indica que ya está ahí. Guardo la crema, el gel y demás menjurjes en la mochila y me siento en el filo del asiento para indicarle al taxista que llevo prisa. Él entiende y acelera. Qué buen taxista.

Entramos por Liverpool a Zona Rosa, el taxista quiere llevarme hasta el Sanborns pero me bajo y salgo corriendo. Cruzo la joti calle esa del Mix Up y llego al Sanborns.

Son las 7:23 pm.

Entro y voy directo al área de revistas. Mmmm… no lo veo. Entro hasta el área de discos y no está. Regreso a la de juguetes y no está. Le marco:

- El número telcel que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio.

Entro de nuevo a buscarlo y no está. Entro al hotel y no está. Voy al restaurante de Sanborns y no está. Salgo y le marco de nuevo.

- El número telcel que usted…

- ¡Mierda!

Me quedo parado afuera del Sanborns, quizá salga o pase por acá y me vea. Le marco de nuevo.

- El número telcel…

De nuevo y lo mismo. Otra vez. Una vez más. Mismos resultados. Entro de nuevo a buscar. Nada. Salgo y marco.

- El número telcel…

- ¡Mierda!

8 pm. Sigo parado afuera de Sanborns y el aire está soplando. Hace frío. Le marco de nuevo y lo mismo. ¿Qué onda? Tengo que ir a la Fundación a imprimir unas cosas para trabajar este fin de semana y me la cierran a las 9. Vale, voy y le marco de allá.

Llego a la Fundación, en lo que enciendo la PC le marco. Lo mismo. Imprimo, regreso y le marco, lo mismo. Esa vocecita robótica diciéndome El número telcel que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio comienza a cagarme. Otra vez, lo mismo.

Salgo de la Fundación. ¿Qué hago? No sé, a lo mejor se encontró a un amigo y está por Zona Rosa.

- De pendejo, regreso.

Llego a la entrada del Sanborns, le marco y lo mismo. Otra vez. El aire sigue soplando y hace frío. Pues a la chingada, al menos que valga la pena haber venido. Entro a Plaza la Rosa a comprarme una tarta de mango en El Globo. Justo estoy pagando mi tarta cuando se suelta un pinche mega aguacero.

¡Mierda!

¡Mierda!

¡Mierda!

Me quedo parado viendo la lluvia caer. Está tremendo esto. Me como la tarta mientras miro el aguacero y por la mente me pasa sólo: Iván.

Saco el celular y le marco. Mismos resultados. Comienzo a odiarme. Guardo el celular en la mochila para evitar marcarle. Pero no aguanto, lo saco y le marco de nuevo. Así un rato.

Se me acaba la tarta, se me acaba la paciencia, se me acaba el ánimo y lo único que se mantiene es este pseudo diluvio.

¡A la chingada! Me vale madres la lluvia, si me he mojado tantas veces, bueno… ahora se me pueden estropear los zapatos, ¡pero ya!, lo último que quiero hacer es seguir acá. Salgo corriendo entre la lluvia y paro un taxi. El culero no se detiene y le miento la madre. Atrás viene otro y éste sí se para.

En el camino le marqué… lo mismo.

Llego a la casa y me pongo a comer como loco. Paro en seco. Dejo la comida de lado y mejor voy a ver la tele. Me pongo a ver videos. Cambio Telehit - MTV - VH1 y viceversa. Así hasta las 3 am.

Apago la tele y voy a mi cuarto. Prendo mi PC. Son las 3 am… él entra a trabajar a las 4 am. A esta hora debe estar despierto.

Ya, dejo el cel de lado y me pongo a escribir para mi tutoría de la Fundación. Termino de escribir a las 6:30 am y mando el material a mis compañeros.

Apago la PC. Me quedo viendo el cel y como buen pendejo, le marco de nuevo. Por fin la llamada entra y a mí me entran los nervios. Dos timbrazos y

- El número telcel que usted marcó está ocupado…

Me desvió la llamada. Apago el cel y me voy a dormir. 7 am.

2 pm despierto. Me siento como si estuviera crudo. Me levanto a duras penas y me meto a bañar. Salgo, cocino algo y como. Me encantaría que mi hermana estuviera acá en este momento pero anda en España, mi cuñado en Morelos y mi primo en Oaxaca. Ni pex.

A las 4 pm le marco desde la casa. Contesta con la voz adormilada.

- ¿Bueno?

- Hola, que tal.

- Hola, que tal.

- ¿Te desperté?

- Sí.

- Bueno, te marco después.

- Ya me despertaste, no hay problema. ¿Cómo estás?

- Honestamente… muy confundido, no entiendo lo qué pasó ayer.

- ¿A qué hora llegaste?

- 7: 23

- Yo me fui 7:15. Dijiste que eres puntual y te esperé hasta las 7:15, me molestó que no llegaras, apagué el cel y me fui.

- Te mandé un mensaje para decirte que llegaba tarde.

- Sí, pero lo mandaste 6:25. La cita era a las 7, pensé que sí llegabas a tiempo.

- Si fuera a llegar a tiempo, no te mando nada, sólo llego y ya; no iba a llegar, por eso lo mandé. Hay cierta lógica.

- Bueno, como sea. ¿Qué vas a hacer en la noche?

- No tengo nada.

- Voy a salir con unos amigos, vamos a un antro, ¿Quieres ir?

- No sé.

- Si quieres, nos vemos allá. Es un antro, así que no hay problema si llegas tarde o llegas a tiempo.

- No suelo llegar tarde. Y te avisé.

- Bueno, ya, ¿Vas?

- Te aviso al rato.

- Ok.

- Bye.

¿Qué onda con este tipo? ¿Entonces es mi culpa? Bueno, sí, yo fui el que llegó tarde pero no porque me guste. Como sea, la neta no sé ni qué pex. Me siento como al niño que le dijeron: el sábado vamos a la feria. Entonces toda la semana está esperando que sea sábado para ir a la feria, pero llega el sábado y le salen con que: no puedo, hay trabajo, vamos otro día.

- ¡Mierda!

En esto estoy cuando suena el tel. Un chavo al que conocí en el chat y que quedamos en coger alguna vez.

- ¿Quieres venir?

- ¿Por qué no?

Necesito olvidarme de esto un poco. Le digo que sí y quedamos en vernos afuera de su depto. Vive a dos cuadras de casa de mi amiga Gaby así que me es fácil llegar.

En el camino todo lo que puedo hacer es pensar en Iván. Me caga.

Llego al depto. de este chico y le marco. Mientras espero que salga sólo pienso en Iván. Honestamente me hubiera gustado tener algo con él, algo bien, descansar de andar dando vueltas y asentarme por primera vez. Y el chico llega. Muy jota, no me gusta. Él va a pagar unas cosas y regresa. Mientras se va, en la puta cabeza sigo teniendo: Iván.

El chico llega y decidimos mejor no hacer nada. Lo de Iván aún está latente y no quiero cagarla. ¿Qué hago? Gaby vive acá cerca, mejor voy a verla. Llego y para sorpresa del mundo está casi en pijama. Entro y platico con ella y Nico de lo que pasó con Iván.

- Che, pero fue un malentendido. Véanse y lo platican, asunto resuelto.

- Sí, quizá tienes razón.

- Pues ya, quita esa cara. Che, Paqueli, Nuria tiene fiesta e invitó, vamos.

- No sé, tengo que avisarle a Iván si voy con él o no.

- Bueno, llama y nos dices.

Ellos entran a bañarse. Le marco a Iván y no contesta. Mierda. Salen de bañarse.

- ¿Vamos?

- No contesta.

- Bueno, dale. Nos vestimos y nos dices.

Un rato más, le marco y no contesta. Ellos terminan de vestirse. Mismas preguntas con mismo resultado. En lo que se terminan de arreglar le marco otra vez. Por fin contesta y al fondo se escuchan demasiados gritos de niños.

- Perdón por no contestar, pero es la fiesta de mi sobrino y estaba repartiendo pastel.

- No te preocupes.

- ¿Cómo estás?

- Ya más tranquilo.

- Qué bueno, me da gusto. ¿Qué pensaste de la noche?

- Sí, vamos.

- Qué bien.

- Oye, te hablaba también para esto. Una amiga tiene una reunión y quiero ver si quieres ir. Es una reunión sencilla, de ahí nos vamos al antro.

- Es que un amigo va a pasar por mí. Quedó en pasar a las 11 y ya hicimos el plan. No sabemos a dónde vamos a ir, lo más seguro es que a Living. ¿Por qué no cuando sepamos te marco para decirte qué hacemos, si pasamos por ti o nos alcanzas donde estemos?

- Está bien, perfecto.

- Va, te marco como 11:30.

- Bien.

- Bien. Gaby!!! Vamos a lo de Nuria!!!!

Fui rápido a la casa a cambiarme y regresé a casa de Gaby. En el camino me marcó mi carnalito el Chol.

- ¿Qué plan?

- Voy a lo de Nuria y después con Iván.

- ¿Puedo ir?

- Sí, vamos, te mando la dirección de casa de Nuria y me alcanzas. Bien.

Llegamos a casa de Nuria, le mandé la dirección a Huicho. Llegó. Y yo con mi sonrisota colgate de oreja a oreja.

11:30

12:00
Nada. Llega Nico,

- ¿Che, ya te marcó?

- No.

- ¿Le vas a marcar?

- Sólo para que vea que soy un poquito más tolerante que él, le voy a dar chance otro rato.

12: 30 y nada.
Salgo de casa de Nuria y le marco. No contesta. Un rato más y le marco, no contesta. Otro rato y no contesta.

- Ya, Paqueli, ya fue, deja ese teléfono en paz.

- Eso creo.

Pero me niego. Soy tauro con ascendente en tauro y soy terco. Le marco y por fin contesta. Ruido de antro como fondo musical.

- ¿Bueno?

- Hola, ¿dónde estás?

- ¿Quién habla?



¿Quién habla??????
¿?
¡!
Soporto todo menos esa pregunta, sobre todo si viene de alguien que me interesa. A la verga con este cabrón.

- Es que soy el amigo de Iván. Iván fue a comprar cervezas y me dejó su celular porque él tiene la chamarra en el guardarropa. Estamos en Living.

- Vale, habla Freyo. ¿Le puedes decir a Iván que me marque en cuanto regrese, por favor?

- Sí, claro.

- Sale, bye.

- ¿Y bien? ¿Qué pasó?

- Me contestó el amigo, que están en Living. Le dije que me marcara cuando regresara.

- Pero quita esa sonrisa de bembo.

- No puedooooooooooooo.

Media hora más y no marcaba. ¿Cuánto tarda uno en comprar una cerveza? Gaby y Nico se marchaban. Huicho y yo también. Nos despedimos de Nuria y sus amigos y salimos. Le marqué antes de tomar el elevador y no contestó. Gaby se me quedó viendo. Camino a la puerta saqué el cel para ver si marcaba. Gaby me retó.

- Ya, deja eso, ya fue. Ten un poco de dignidad.

Guardé el celular. Gaby y Nico se fueron a su casa. Huicho y yo tomamos otro taxi. Nuestro plan era seguirla.

- ¿Qué hacemos, carnal?

- No sé. ¿Vamos a Living?

- ¿Estás seguro?

- Huicho, si me voy a desencantar, necesito hacerlo ya. Que me diga en la cara que no quiere nada y punto, ¿tan difícil es?

Llegamos al Living y le marqué, no contestó. Tardamos en entrar. Mientras Huicho dejaba las chamarras en el guardarropa, le marqué. No contestó.

- Voy a buscarlo.

- Te ayudaría pero no lo conozco.

Recorrí el Living buscándolo y no lo encontré. Le mandé un mensaje y no contestó. Le marqué y no contestó. Una hora después me encontré a Huicho recargado en un pilar tomando una chela.

- ¿Y?

- Quiero empedarme.

Pero momento, la peda acá en Living me va a salir muy cara y no se la merece, así que para compensar el estado de ánimo me puse a bailar como loco. Necesito sudar. Entramos a la zona Pop y estuvimos bailando. Huicho se encontró a un amigo y estuvo platicando con él, yo me quedé bailando en mi rollo.

Al rato pusieron salsa y afortunadamente el amigo de Huicho baila, así que estuve bailando con él. Ya todo sudado y cansado, me senté un rato. Cansado por bailar y por andar disimulando, pues en casa de Nuria se le rompió el tacón al zapato y me quedé pior que caballo sin herradura, así que entre que estar bailando sin que se note que se te rompió el tacón, pues está un poco cañón.

Como a las 4: 20, hora en que estaba ya muy cansado, saqué el celular y le mandé un mensaje. Huicho sólo se me quedó viendo.


Sólo diré gracias por hacerme recordar que puedo sentir, por hacerme soñar un rato, por emocionarme al grado tal de hacer estas estupideces, por aparecerte en mi camino y salir de la misma forma. Este mensaje espera ser una especie de catarsis.
Atte: Francisco Reyes.

Y así terminé la noche.

Salimos del Living como 6:15. Aún estaba un poco oscuro. Yo cansado de los pies por la falta de tacón y Huicho cansado por llevar zapatos planos. Nos quitamos los zapatos y empezamos a caminar descalzos por Reforma.

Llegamos a la terminal del Pejebús y nos despedimos. Huicho se fue hacia el norte y yo hacia el sur. Apenas me senté, me dio el bajón y nuevamente pensé en Iván.

Bajé del Pejebús para tomar el pesero que me llevara a mi casa y en mi bajón, sólo vi que venía uno, le hice la parada y subí. Cuando reaccioné, iba por otra ruta. El pesero, en lugar de ir a Xola, iba a Villa de Cortés. Bueno, es una estación de metro, me la echo caminando.

Bajé y empecé a caminar. Iba a medio trayecto cuando el sol empezó a salir a todo lo que daba, algunas nubes hacían formas en el cielo y se tornaban de un color rojizo con los rayos del sol. Vi eso y en lo primero que se me ocurrió pensar fue: Iván.

- Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… exorcízame, señor!!!!

Llegué a casa y de inmediato me dormí. Me amaneció como a las 6 pm, Dolor de cabeza. Mierda. Me bañé, comí algo y me aplasté a ver la tele.

Lunes pasó normal.

Martes…

Miércoles…

Jueves… No puedo, lo sigo trayendo en la puta mente. Le mando un mensaje:

- ¿Sirve de algo decir que en esta semana de ausencia es cuando más presente has estado?

No contestó. Bien, es el punto final. Un pellizco en el fundillo y a lo que sigue.

La siguiente semana Nuria tuvo fiesta de disfraces de un vecino y nos invitó. Llegué disfrazado de cura y fue la sensación. Un tipo vestido con una bolsa para trajes se me acercó y empezamos a platicar.

De pronto, mientras el tipo bailaba, ya me estaba embarrando las nalgas en el ceñidor. Lo cagado es que su pareja bailaba al lado con una amiga y el tipo este se me embarraba de lo lindo. Y viene la pregunta de rigor:

- ¿Cómo te llamas?

- Francisco, ¿tú?

- Iván.

Salí corriendo.

Así con los Ivanes.

Empezamos con el de Bricker que lamentablemente no continué por el que apareció después, pero estoy seguro que de haber pasado algo, hubiera sido lindo. Después siguió el de Guadalajara trabajador del aeropuerto componente de la tabla periódica. Y cerró el argentino de la fiesta de disfraces.

Pero ya, suficiente.

Pero… de alguna manera, aunque me dio directo en el orgullo, seguía pensando en Iván el azafato. Digo, en el país de las ilusiones, ¿cómo olvidas lo que no tuviste?

La siguiente semana, Mónica inauguró un café-tarot junto con un amigo. Fui a la inauguración y pasamos a que la señora del Tarot me lo leyera. Me dijo cosas interesantes, y cerró la charla con…

- Te vas a un viaje de estudios, el problema mayor para este viaje es que estás empezando una relación muy bonita con alguien y es una relación muy fuerte.

- No estoy empezando nada con nadie.

- Pues entonces ya la vas a empezar, acá aparece y muy fuerte. Ya está presente y hay una propuesta de casa.

- No estoy empezando nada con nadie.

- Pues ya está.

¿Iván? No, no creo. Quizá en una realidad alterna él y yo estemos en algo, porque lo que es en esta… no.

Pasó el tiempo y esa relación tan fuerte con propuesta de casa nomás no llegaba y con ganas de decirle a la del Tarot:

- Huevos, culera!!!

Pasaron un par de meses más y de pronto empezaron a suceder cosas extrañas, de la nada empecé a pirarme muy feo.

Estaba sentado trabajando en la compu cuando sentía que alguien estaba acostado en la cama. Despertaba y sentía que alguien había dormido conmigo. Iba a algún lugar y si algo me gustaba, volteaba para compartirlo con alguien que estaba seguro se encontraba a mi lado. Veía algo bonito y quería comprarlo para ese alguien que creía me esperaba en casa. Y sí, a todas esas sensaciones había una certeza de que era Iván.

- Cabrón!!!! Necesito confesarme, un psicólogo o un cuchillo. Suficiente tengo ya con escuchar voces como para que encima crea que Iván está conmigo!!!

- ¿Ah? ¿Voces? Nos hablan.

- ¿Qué pasó?

- Nada, nos hablan.

- ¿Para qué?

- No sé, el chico este que relata nos habla. Creo que está mal.

- Sí, está bastante mal, pero desde hace tiempo.

- Pobre, por eso escribe teatro.

- Me da un poco de pena, ¿saben?

- ¿Pena por qué?

- Es lindo.

- ¿Sentir pena?

- No, el chico.

- ¿Iván?

- No, el que escribe. Este en el que estamos.

- Ah, claro, por eso estamos acá.

- Creo que está un poco dañado, siente que alguien está con él.

- ¿Quién?

- No sé, habla de un tal Iván.

- ¿Quién es Iván?

- No sé.

- Es el chico sobre el que ha estado escribiendo ahora.

- Claro, Iván.

- ¿Sigue con eso?

- Sí.

- Ya, que se deje de eso.

- ¿Le estarán haciendo vudú?

- Pues igual.

- Al rato va a creer que la virgen le habla.

- Bueno, se quedó en que sentía que Iván estaba con él.

- Pues que siga.

- Pssst.

- Ey, Freyo, sigue.

- ¡Si quieren les dejo su espacio, cabrones!

- Ey, que yo soy mujer.

- ¿Hay mujeres?

- Claro, también yo.

- Y yo no sé qué pex conmigo, creo que soy bisexual.

- Yo soy homoflexible.

- Yo sólo pasaba por acá.

- Ya, déjenlo que siga. Ok, te quedaste con que empezaste a pirarte con que Iván estaba contigo.

- Cierto.

- ¿Y?

Bueno, de pronto esas sensaciones empezaron a estar cada vez más presentes. La cosa es que Iván volvió cuando pensé que ya estaba fuera. Bueno, me ha pasado que a veces creo haber olvidado a alguien cuando de pronto regresa a mi mente, algo así como si en vez de tirarlo, lo hubiera guardado en una caja de zapatos y ésta se abriera gracias a Pandora. Pero esta vez estuvo más cabrón.

Se lo platiqué a Lalo y me dijo lo que ya sé, que estoy loco, pero igual me sugirió que le llamara, a lo mejor algo había.

- No, ¿para qué?

- No pierdes nada.

- No me va a contestar.

- Inténtalo.

No le marqué, pero me quedé con las ganas. Bueno, sí, no me quedé con las ganas. A las dos semanas que Lalo me lo sugirió, le marqué pero no contestó.

Lo curioso es que después de eso, estas sensaciones dejaron de sucederme. La tranquilidad regresó aunque por un rato. Me fui a Oaxaca de vacaciones para pasar las fiestas de diciembre con mis papás. Allá las cosas son diferentes y más tranquilas. Estaba en el paraíso.

El 24 de diciembre les mandé mensajes de felicitación a mis amigos vía celular. Vi su nombre entre la lista de contactos. ¿Por qué no? Fue uno de los que más fuerza tuvieron este año en mi vida. Al menos para joderla.

- Excelente día y en verdad te deseo lo mejor para ti y las personas que quieres.

A las dos horas contestó.

- Igualmente que disfrutes en compañía de toda tu familia. Un abrazo.

- Gracias, ¿cómo has estado?

- Bien, gracias. Con mucho trabajo pero normal en esta época. Y tú, ¿qué me cuentas?

- Ahora en Oax con la familia, a punto de entrar a misa. Bien en el trabajo igual. Por cierto, gracias por responder, me agradó tener noticias tuyas.

Después de eso no contestó más. Creo que borró mi cel de sus contactos y no sabía quién le había mandado el mensaje, sólo respondió por cortesía pero en cuanto le dije lo de Oaxaca, cayó en la cuenta de quién era.

Nos fuimos a Mazunte a pasar el año nuevo. El paraíso de potenció totalmente. Estando en esta joya de la naturaleza me sentía totalmente a gusto pero… empecé a tener regresiones. Unos chicos bastante bastante guapos estaban pasando las vacaciones allá. Se notaba que estaban iniciando su relación, aunque uno de ellos se veía bastante chavito y el otro era absolutamente sexy. De pronto el verlos…

- Vas a iniciar una relación muy fuerte y bonita o ya está en puerta.

De eso hace ya 5 meses y sigo solo con mi soledad. Yo no nací para amaaaaaaaar!!!!
Y esto lo trajo de vuelta. Mejor voy a correr por la playa para dejar de estar pensando en pendejadas.

- Ahí te hablan.

- Se refiere a lo del chico, no a nosotros.

- Bueno.

Total que la carrera por la playa sirvió de poco. Viendo la primera estrella de la noche, de nuevo su nombre. ¡Mierda! Prefiero que me piquen los zancudos.

Al otro día, durante la carrera de la tarde, la sensación de que alguien corría a mi lado.

- Mamá… creo que veo gente muerta.

Ya, esto está cagado, mándenme a Jaime Mausan o Carlos Trejo para que me digan si hay algo paranormal en mi vida. Como sea. Esto ya me tiene harto.

En la noche me fui caminando por la playa aprovechando que era luna llena. Llegué a un extremo de la playa y me senté en una piedra. Al lado, unos chicos cogían. Estuve pensando un rato en todo lo que me pasó en el año, haciendo recuentos, etc. Y claro, pensando en Iván y estas sensaciones. Al final, tomé un poco de arena, respiré mientras la veía y se lo dije al mar:

- Si va a estar en mi mente, mejor tráelo completo, si no, llévate esto que me queda de él. Como quieras.

Y arrojé la arena al mar.

Regresamos a Oaxaca.

Regresé al DF.

Regresé a mi vida normal.

Y no, el mar no lo trajo, pero sí se llevó lo que quedaba.

- En el país de las ilusiones, ¿cómo olvidas lo que no tuviste?

- No lo sé.

En su momento me preguntaba qué pedo con él, en verdad habrá ido al Sanborns o ni siquiera se presentó y armó todo el panchito. ¿Habrá estado en el Living o estaba en otro lado y me mandó para allá? O sí estaba pero su amigo estaba enamorado de él y no le dijo que le llamé. ¿Habrá sido él la relación bonita que pude haber empezado o regreso a mi incredulidad en el Tarot? ¿Será karma por lo que pasó con Manuel?

Como sea. Lo dije antes, la vida sigue y hay que estar abierto a lo que se va presentando. Por ahora sólo me queda una cosa en claro: Dios no apoya las relaciones gays. Mal plan, tendré que vivir en pecado. Al menos en esta vida.

No sé hasta ahora cómo funcionan las relaciones amorosas entre hombres. Tengo un cúmulo de cartas por escribir, canciones que dedicar, besos que dar, noches enteras de satisfacción mutua y mil cosas por compartir. Pero por ahora están bien conmigo.

Comparto algunas en estas páginas chaquetas y en otras peores que son las virtuales de mi Blog.

No sé qué más traerá la vida. Ahora sólo tengo 24 años y me falta mucho por vivir. Bueno, una tipa que lee la mano me dijo que mi línea de la vida es corta, que de los 45 no paso, pero que la del amor es muy sólida, que encontraré el amor definitivo y triunfaré con él hasta el final. O hasta los 45, si somos coherentes con todo lo que dijo.

Mis amigas me dicen:

- Habrá alguien que te valore en verdad y sepa ver el tesoro que eres.

Es demasiada elevación del ego, aunque me gustaría creerlo. Por el momento sólo me queda preocuparme por lo que será mi vida en Argentina ahora que cambio mi residencia al culo del mundo.

Pero vale, me gustó mirar hacia atrás sin temor a convertirme en estatua de sal. Del diario de mi corazón colesteroso sólo me quedan amigos entrañables, los recuerdos de los otros… y mis voces.

Pido una disculpa a los que lastimé, un abrazo a los que quise y buena vibra a todo el que lea esto.

Perdón por tanta y tanta jotería. Espero que los heteros que hayan leído esto no se vuelvan gays u homofóbicos. Y si así fuera…

Pues Cuicuirí!!!