SEMANA DE LA DULZURA

Esta semana fue la semana de la dulzura en Argentina. Es una semana originada por los productores de dulces para que la gente compre. Como siempre, estas estrategias tienen una justificación linda que es: regálale dulces a tus seres queridos y endúlzales la vida.

Y bueno... algo de eso he necesitado con todo lo que se me ha devenido en la vida últimamente.

La hepatitis ya está mucho más controlada. Tuve que sacarme sangre de nuevo el lunes para nuevos análisis y me digan cómo siguen los niveles de no sé qué que me dijo la doctora. Además que me he hecho exámenes de VIH para evitar cualquier duda.

El otro día, en clase de García Wehbi, comentaba algo respecto a la sangre que me llamó la atención. Antes la sangre era un medio de unión, remarcaba lazos familiares o afectivos. Ahora, con el auge de enfermedades como el VIH, la sangre divide.

No lo sé. Posiblemente.

Por lo pronto me sacaron dos ampolletas.

Y así las cosas. Ya estoy mucho mejor en lo que a la salud respecta. En cuanto al ánimo… bueno, más o menos marcha.

El problema de México sigue. Hablé por teléfono a la Fundación y tuve una charla que me ha dejado tranquilo, al menos por ese lado las cosas ya mejor.

Un poco atorado con un trabajo pero va caminando.

Y me reincorporo a la vida porteña.

Extrañaba.

Mis clases.

Mis compañeros.

Un poco de la ciudad.

El teatro.

Y regreso ya a la bitácora.

Se largó el frío. Hoy estamos con 7 grados.

El martes será el peor día de la semana. Hay amenaza de lluvia y temperatura entre los 2 y los 8 grados.

Pero nadie me obligó a venir.

La semana pasada no hizo tanto frío. Esta que se viene es la que estará jodida. El frío porteño.

Los que aprovecharon la semana de la dulzura, habrán llenado las arcas con golosinas para soportarlo.

Yo por lo pronto he subido de peso.

En dos meses bajé lo que he recuperado en estas semanas de estar acostado gracias a la hepatitis.

Las ventajas de subir de peso son que la ropa otra vez me empieza a quedar bien y que se soporta mejor el frío. Fuera de eso… nada.

Con el frío no dan ganas de ser rollero. Sólo reporto que sigo vivo.

Chau.