CONTRICIÓN



Empecemos de cero. No sé en qué momento crucé la línea. O di vuelta en la esquina equivocada. No sé cuándo cambió de forma la nube porque ahora está tomando otra. No sé si el cruzar la calle para caminar por esta banqueta fue una decisión o sólo seguí al perro de la cola alegre. Me encuentro parado en la montaña y viendo hacia atrás miro una gran cantidad de árboles desraizados, lodo impreso con mis huellas y ríos de agua que bajan destrozando flores.

La catástrofe me grita un huracán que ha muerto y en su vida mató tanto. Testigos quedan recordando el paso de aquello que fue vorágine. Encendí la licuadora para moler los pedazos ya cortados y el torbellino dio cuenta de vivencias y recuerdos. Y personas, personas que quedaron trituradas en las aspas, listas para servirse en copa.

Miro desde este risco a ese humano aparente. Él también me mira. No sabe si bajar la mirada, sonreír, retarme o correr. Prefiere un leve pestañeo que suelta al aire partículas de polen para mi alergia. El agua baja por la montaña arrastrando tragedia. Agua del huracán que fue mi paso. Agua que escurren mis ojos. Troncos de humanos derribados. Huellas en lodo de mi pestañeo. Frappé de recuerdos en torbellino de vivencias. Vorágine de flores en licuadora de banquetas y montañas. Ríos de hielo en nubes equivocadas. Alergia a palabras de cola alegre.

Quiero caminar y no puedo, mis pies tornaron en raíces y mis brazos florecidos de racimos morados siguen al sol con el amor en la punta del pistilo. Desde acá miro y sólo miro. Mis ojos, antes lúcidos, ahora cuentan la locura de mi alma. Colorida. Asfixiada. Pitonisa de ojos blancos que coloca destinos en la mesa. Mi boca, cáscara de cereza y nuez partida.

Cómeme.

Cómela.

Ya que estás aquí, dime pues. ¿En qué momento empezó? ¿Lo sabes tú? Mi memoria caliza quitó fotos del álbum. Necesito saber porqué me encuentro en este lugar. Hice tantas cosas en tan poco tiempo. Tanta gente. Tantos seres. Emociones diversas. Y ninguna lágrima se desprende por ellos. Los anoto todos en una libreta. Cada uno es un número que toma color dependiendo de la intensidad vivida. Todos pasaron por mí, yo pasé por ellos. A algunos les he negado la existencia. Color ausente que devela ansias por comerme el nombre, dejar de lado lo que queda. Corazón de manzana, cáscara de naranja, empaque de paleta, semilla de guanábana.

Dime pues, ¿qué esperas? ¿Tienes respuestas a mis preguntas? ¿Recuerdas algo? ¿O mirabas la tele mientras yo vivía? ¿Pusiste comerciales cuando mi capítulo salió al aire? Hipócrita decadente. El vapor en el espejo me nubló la vista. ¿Me trajiste tú a la montaña? ¿Me sembraste en piedras sin abono y expusiste mis entrañas a los buitres que devoran lo que se regenera? Sácame de aquí. Ponme en una maceta. Tú que puedes, llévame a casa.

Estoy cansado.

Un hueso de nanche me ha roto una muela. Un pedazo cayó y lo tragué con arroz. El otro lastimaba las encías y me lo arranqué. Ahora el vacío me recuerda la falta de dinero. El vaivén de mi vida. Oportunidades dejadas. Opciones dormidas. Y lo que presumo. Y lo que no he hecho. Ponme en maceta y llévame a casa.

Despierta. Aquí me tienes, sentado ante este hombre aparente. Sólo mis raíces reclaman. Te llevé entre los pies cuando tuve. Te cargué hacia la desgracia. Y pido perdón. No de rodillas, no puedo. No es realeza. Piernas. ¿Quién me las ha robado? El franelero. El bolero. El hombre de los periódicos. El cobrador del camión. Se robaron mis piernas y no puedo salir. Ponme en maceta y dame vida.

Perdón. Por traerte hasta acá. No nos llevarán las nubes. Pero es buen momento, ¿sabes? Podríamos bajar al río y jugar con los patos que compraron chocolates en luna llena. Podríamos tomar naranjada con gas mientras doramos la piel de los patos. Crujiente. Crocante. Podríamos pedir limosna para empresas. Y podríamos empezar desde cero una vez más.

Perdón. De verdad lo pido. No soy piñata colgada. Suelta el palo. Estamos juntos en esto, a pesar. Siempre estamos juntos. Yo te traje mientras me llevabas. Me trajiste cuando te llevé. Hazlo ahora. Despierta, dame vida.

Deshonra vivir de otros. Vivir a expensa de otro. Vivir en espera de otros. Vivir por otros. Vivir para otros. Vivir sobre otros. Vivir bajo otros. Vivir en otros. Vivir según otros. Vivir tras otros. Deshonra.

Perdóname y sácame. O dame un poco de agua. O córtame la raíz. Dame la piel amarilla que esperaré a la mujer del manto. Y corre, antes que su manto te toque. Rescata lo poco que el huracán dejó. Los árboles están perdidos. Las flores muertas. El lodo secará. Y yo me convertiré en piedra. Esa que quiso ver hacia atrás cuando tenía el cuello lastimado. Y se conformó sólo con recordar, sin mayor gloria que el olvido.