LOS LIRIOS

Rumbo a Sn. Juan Teposcolula se encuentra el cerro de Yucudaa, donde todos los fines de noviembre y primera quincena de diciembre la familia de mi papá y mi familia vamos a cortar lirios. El año pasado (1994) fuimos a la mera hora, todos los árboles tenían. La entrada al cerro se encuentra poco antes de la desviación a Sn. Juan. Es un camino de piedras que se la pasa dando curvas alrededor del cerro. El camino empieza con un árbol como laurel o zapote, el cual está muy grande y es muy frondoso. Si uno se quiere ir caminando por el cerro en esa hora se tarda mucho, pues de sólo ver los árboles se empieza a trepar uno como loco. Al principio todo es como árido y se pasa por una casita que tiene unos magueyes de los cuales sacan el pulque; deliciosa bebida que sale del aguamiel fermentada. Hasta la semipunta (porque hay otra más alta), se encuentra una antena de radio la cual está bordeada con un terreno donde al lado está tapizado de pingüica, esa deliciosa frutita que parece una manzanita agridulce y muy pequeña. Como la tierra en la puerta de la entrada ya está erosionada, se creó un hueco por donde se puede pasar, y como en la antena no hay nadie, pues uno entra feliz de la vida. Cuando llegamos, estacionamos los coches frente a la antena y de ahí bajamos caminando a un claro muy grande de puro pasto donde se podría jugar fut bol de no ser por los lados donde se podría ir el balón. Ahí también se puede asar carne juntando leña seca. Uno se puede llevar su comida y comer después de juntar hartas flores. Si uno quiere, se puede hacer un concurso de quién junta el lirio más bonito. Cuando nosotros fuimos, mi hermano encontró un lirio de cuatro flores juntas, si hubiéramos hecho un concurso, él hubiera ganado. Su lirio, cuando lo cortó, estaba boca abajo por el peso de las flores. Se debe cuidar que los lirios se corten con el camotito pero “sin raíz”, pues la raíz vuelve a sacar camotes y la especie sigue viviendo y no se pierde. Hay tres tipos de lirios en aquél cerro y una especie muy chiquita. Los lirios rosados de noviembre-diciembre, los amarillos de semana santa que crecen al revés de los rosas que crecen hacia arriba y los amarillos hacia abajo; los blancos de diciembre que son hacia arriba y la cuarta de rojos que son unas miniaturas de lirios los cuales los descubrimos aquí en mi casa. Nosotros nos trajimos unos troncos tirados acá a mi casa los cuales tenían unos camotitos, no sabíamos de esos lirios hasta que los vimos florecer. El ir a cortar lirios es algo muy hermoso, lo cual se ha hecho una tradición que espero no se pierda.
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Texto N. 15
Francisco Javier Reyes Ortíz
N/L 37
2º C .