LA ENREDADERA

Traigan una caja más grande
porque mi abuela no cabe en ésa.

No caben su sonrisa y sus abrazos
que desbordan como espuma
de café con leche, de chocolate.
No caben sus comidas, el calor de la estufa,
las ollas de barro.
No caben sus palabras
eternos discursos que orientan
que cansan
confortan.
No caben sus árboles y plantas
todas las macetas regadas por el jardín
creciendo recuerdos
floreciendo anécdotas.

Traigan una caja más grande
porque mi abuela no cabe en ésa.

Ella es madera fina, madera fuerte.
Es un árbol que da sombras
es ramas para nidos.
Ella es pino, nogal, granada, toronja
y la quieren encerrar en caoba.

Traigan una caja más grande
porque mi abuela no cabe en ésa.

No caben el tiempo compartido
las carreras en el patio
las idas al mercado
las bolsas llenas a la vuelta
con cosas que se comparten
con cosas que renuevan.
No caben sus historias
el ambiente del pueblo
el dolor por sus hijos
el amor por sus nietos
el calor de los amigos
o la admiración de la familia.
No caben las plumas de esta enorme gallina
que metía bajo sus alas
todo lo que quería
y unía
convocaba
obligaba.

Traigan una caja más grande
porque mi abuela no cabe en ésa.

Cabrá su cuerpo ahora flaco
su piel cascariza
su chonguito desatado
la mirada consumida
el rigor que la acompaña.

Cabrán, si quieren
la tela que la cubre
la ropa que la viste
los huesos semiunidos
la carne agria.

Pero no caben mi tristeza
las lágrimas de mis tíos
los abrazos de mis primos
la confusión de la familia
los alientos y reclamos
las peleas germinando
y ese trabajo que se avecina
en politiquería innecesaria.

No caben esta casa vacía
el exceso de espacio
la familia desperdigada
los árboles que se cortan
las flores que ya no nacen.
No caben la espuma en mis ojos
el amargo de mi lengua
la tensión de mis puños.

Ella es un gigante.
Es un molino de viento.
Es el aire.
Es la guía de la enredadera.
La flor de la calabaza
que adorna
que nutre
que fructifica.

Traigan una caja más grande
porque mi abuela, no cabe en ésa.