4. RODRIGO

Formas de enamorarse... muchas.
Hasta este momento me excitaba el cuerpo de un streeper y la idea de estar con alguien por el estilo, pero para un niño encantador como yo, la vida le traería sorpresas que ampliarían el panorama.


RODRIGO


Lo bueno de irse enamorando es que de alguna manera se va definiendo el gusto. Por lo pronto, gracias a mis experiencias previas, descubrí que lo mío, lo mío, eran los hombres mayores.

El grupo de teatro Crisol organizó en Oaxaca un par de Diplomados: uno en Dirección Escénica y otro en Dramaturgia. Yo ya estaba inscrito para presentar examen por segunda vez en el CUT, así que buscando prepararme y al mismo tiempo acrecentar mi conocimiento teatral, le entré a ambos diplomados.

El de Dirección… vale, no tenía ni idea de lo que era el teatro y el primer módulo lamentablemente pasó sin pena ni gloria gracias a mis carencias. En el de Dramaturgia llegué en mi plan de “yo soy oyente”, así que fui y me senté en el rincón a escuchar de qué se trataba esto de la Dramaturgia.

La maestra que dio el primer módulo al verme tan participativo me tiró mi argumento de “soy oyente”.

- Sí, pero los oyentes también trabajan.

Así que toñoñoin!!! Me puso a escribir un argumento y fue de esta manera como me inicié en el mundo de la escritura teatral. Y fue así también como al fin conocí a Rodrigo.

Lo había visto mil y un veces en la TV local de Oaxaca conduciendo la parte cultural del canal. Siempre lo vi con ojos lascivos, pero aún era adolescente y no había comido suficiente pollo como para entender el porqué.

- ¿Pollo?

- Sí, pollo.

Hago un paréntesis para aclarar esto del pollo.
Resulta que mi hermana ahora es vegetariana y escucha un programa de radio en el DF con un doctor Fulano que da consejos de medicina natural y jugos milagrosos. Mi hermana, en su afán de que mejore mis hábitos alimenticios, se aprovechó de que yo iba al volante y de mi buen carácter del día y puso el bendito programa. Para nuestra buena suerte, en ese mismo momento el doctor dijo que los homosexuales son producto del consumo de pollo…

Exacto, yo también me cagué de la risa.

Decía el simpático doctor ese, que los pollos ahora son alimentados con hormonas para acelerarles el crecimiento y la engorda, hormonas que se quedan en ellos y que los adolescentes, al comer pollo, las ingieren teniendo una descompensación hormonal en su organismo, lo cual les lleva a tener dudas respecto a lo que son… ¡Por eso no hay que comer pollo o comer pollo feliz! (pollo feliz: dícese del pollo que come gusanitos, maicito y demás cosas en el campo que no tienen hormonas).

Señores científicos y sexólogos: tanto despelote queriendo encontrar la causa de la homosexualidad y resulta que la culpa es de los pollos!!! Y posiblemente sea cierto, el otro día fui con mi primo a la zona rosa y ante tanto muchacho con los pelos parados y caminares jocosos, nalgas levantadas y narices de pico, mi primo dijo: Mira, parecen pollos mojados.

Total que cerramos el paréntesis de los pollos y seguimos con Rodrigo.

Ahí estaba sentado yo, queriendo escribir el argumento para mi primera obra de teatro y nomás no podía. Lo tenía enfrente, tan guapo él, moreno, de rasgos finos, delgado, sonrisa de wow, más de 30 años. Con su pose de "intelectual sé que soy guapo". Me encantó. De inmediato me descubrí viéndolo en lugar de escribir mi argumento. Empecé a garabatear cosas, algunas ideas, veía el cuaderno, a él, al cuaderno, a él, al cuaderno, a él, a él, al cuaderno, a él, al cuadél…

¡Coño! Así no voy a llegar a nada. Me levanté y salí a escribir. Terminé y regresé. Presenté mi argumento. Wow, les gustó. Me subieron el ego. Así el primer día. A la salida se me acerca.

- Oye, me gustó tu argumento.

Lo miro a los ojos con mi sonrisa de idiota.

- Gracias.

Me toma del hombro y se despide. Mientras se va le miro la espalda y… la espalda. Voy corriendo con Úrsula.

- Vieja, creo que me estoy enamorando.

- ¿De quién?

- Rodrigo.

- Ay, chamaco. Me dice y ríe. Sigue recogiendo las cosas y no me da más bola.

Ya quiero que empiece el otro día. Sí, lo de escribir teatro me gustó, pero no me hago tonto, sé porqué quiero ir. Llego y me siento enfrente de donde sé que se va a sentar. La clase está empezando y otro ya le apañó el lugar. ¡Mierda!

Llega tarde y se sienta hasta atrás. Al final del día quiero acercarme a saludarlo y no puedo. Sólo lo miro y se va. Valió madres. Al otro día es él quien me saluda.

- ¿Cómo va esa obra?

- ¿Ah?

- ¿Cómo vas con tu texto?

- No sé.

- Bueno, escríbelo, se ve interesante.

- Gracias.


Comienzo a investigarlo:

- Sí, lo conozco, es medio mamón.

- Un gran tipo. Muy buen actor.

- Sí, es guapo, pero medio mamón. Le gustan los niños.

- ¿Pederasta?

- No, le gustan más chicos que él, como de 18 – 21.

- ¡Genial! Yo tengo 21.

- Es alguien muy interesante.

- Me cae gordo.

- Aguas con él, le sé varias cosas. Eres un niño muy lindo, no te vaya a lastimar.

- Eres su tipo.

- Es un putañero.

- Es un gran tipo, muy inteligente.

- No lo conozco.

Todos hablan, pero bueno, mejor lo conozco yo, ¿no?

Así pasó el Diplomado, entre saludos, querer hablarle y nada, a la mera hora me rajaba. Me limitaba a verlo, verle los ojos negros y brillosos, la piel morena, la calvicie prematura, la barbilla afilada, las manos finas, el porte. Intercambiábamos saludos, alguna vez nos encontramos en la calle, me preguntaba por el proceso de montaje para teatro escolar, etc. Pura tontería sin algo de sustancia.

Y terminó el Diplomado, con la conciencia clara de que este era el espacio donde lo veía, ¿ahora dónde? ¿A seguirlo viendo sólo en la tele? Si voy a hacer algo, o me armo de valor o chingo mi madre. Se acerca y me dice:

- Tu texto es de los mejores sino es que el mejor.

Y yo con mi sonrisota y el ego hasta las nubes diciendo gracias. Ok, ya tengo el pretexto.

- Oye, Rodrigo, un favor.

- ¿Sí, qué pasó?

- ¿Te puedo dar mi texto para que lo leas con calma y me lo comentes?

- Sería un honor.

- Naaaaa.

- Es en serio, me gusta tu trabajo, será un honor comentártelo.

(Mi ego sobrepasó las nubes)

- Ok, gracias, el honor será que me lo comentes.

- Dame tus datos para saber cómo contactarte y darte mis comentarios.

Escribí mis tels y mails atrás del texto. ¿Pongo la hora para ir por el pan? Se lo entrego.

- Pues va, estamos en contacto, yo te hablo.

Me toma del hombro y me da la mano, se despide con esa hermosa sonrisa…
Pasan los días y no ha llamado. Ok, esto valió un soberano cacahuate, es obvio que no va a llamar.

Tiempo después suena el cel.

- ¿Aló?


Conocí a un tipo que más allá de excitarme por su cuerpo me excitaba por su cerebro.

- Hola, Francisco, habla Rodrigo.

- Hola, qué tal.

- Bien, gracias, ya leí tu texto y te hablo para ver dónde nos vemos.

- Ok, pues tú dime.

- ¿Te parece mañana a las 8 pm?

- ¿Ok, dónde?

- Yo vivo por la Col Reforma, ¿qué te queda mejor, la Col Reforma o el centro?

- ¡...El Centro!

- Bueno, te llamo temprano para confirmarte.

- Perfecto.

¿En la Col Reforma o el Centro? Naaa… no querrá llevarme a su casa. No creo. Pero bueno. Al otro día llama.

- No puedo hoy, ¿te parece si nos vemos mañana temprano?
¡Mierda! Mañana temprano reiniciamos funciones de teatro escolar y quedé en ir.

- Ok, ¿a qué hora?

- A las 9 am, pero nos vemos acá en la Col Reforma, es que tengo poco tiempo.

- Ok...

Para colmo salgo tarde y llego 9:20 am. Está parado esperando. Me saluda con su sonrisota y se nota nervioso o desesperado.

- Te invito un café, ¿te parece?

- De acuerdo.

Vamos hacia su vocho y sube, quita el seguro y entro.

- Tengo muy poco tiempo, a lo mucho media hora así que vamos a mi casa.
¿?

Llegamos. Empezamos a platicar acompañados de dos gloriosos nescafés. Hablamos de cualquier cosa, de todo y de nada. Viajamos de tema en tema, de mi estancia en el seminario, de su tío el cura guapo, de su familia, de mi familia, de su estancia en Italia, de su experiencia como fotógrafo y así entre risas seguimos platicando. “Sólo tengo media hora” me dijo en la mañana y ahora que veo el reloj son la 1:15 pm.

Dónde se metió el tiempo?????

Saca un pedazo de pastel y nos lo repartimos, al igual que las sobras de una botella de vino tinto.

- Oye… ¿no tenías sólo media hora?

- Sí, pero bueno, ya pasó el tiempo, disfrutémoslo.

- Ok.

Y ahí seguimos… hablando de fotografía y de su proyecto, de pronto…

- Yo posé desnudo, por ahí tengo las fotos, ¿las quieres ver?

Y sí, en verdad que quería verlas, pero no, prefiero no o no sé cómo voy a reaccionar.

Christian en un momento dado me excitó mucho el cuerpo, pero este hombre me está sobre excitando las neuronas y creo que el corazón. Mejor no ver las fotos. Cambio la conversación y seguimos platicando.
De pronto son las 3 pm. Me llaman por teléfono, mi amigo Lalo está a unas cuadras en casa de Randy y Randy tiene problemas, quedo en ir de inmediato. Rodrigo mira el reloj.

- Oye, chamaco, son las 3 y debo prepararme para irme al canal, así que me voy a bañar para ponerme guapo

Más???? Me mira sonriente, no sé cómo interpretar esa sonrisa si como tállame la espalda o como fue un placer platicar contigo. Le sonrío y tomo mis cosas. Nos despedimos y me da un fuerte abrazo, me aprieta contra su cuerpo.

- Eres un niño maravilloso.

- Gracias.

Nos sonreímos de nuevo y salgo.
Camino a casa de Randy y me doy cuenta que de mi texto no platicamos ni un carajo. Llego con mi cara de idiota, con las neuronas excitadas y esa excitación recorriéndome la piel misma. Miro a Randy y todo se olvida, mi cuate está en problemas y es hora de olvidarse un poco de sí mismo.

Con Rodrigo sigo en contacto, platicamos por msn y siempre me dice lo talentoso que soy y que soy un niño maravilloso. Lo veo en "La Costa" con unos amigos y un chico bastante guapo. Mmmmm… Total, de pronto siento que esa excitación se está desvaneciendo. No sé cómo pasó, quizá de la misma forma en que empezó se fue terminando.

El golpe final lo da él. Estoy saliendo con un niño que es increíble, hace mucho no me enamoraba así. Y de pronto, en lugar de sentir celos, sentirme triste o decepcionado, me da gusto, me da gusto por él, en verdad se lo merece.

Me presenta a su novio en fotos. Un chico muy lindo pero no es con el que lo vi en "La Costa". Y sí, le gustan los niños, lástima que yo ya tenga 23 y nunca pasó nada. Creo que me hubiera gustado... No, no creo: en verdad me hubiera gustado, pero quizá fue mejor que las cosas se dieran así.

Para entonces ya no vivo en Oaxaca, me llevaron al DF.

Cuando voy a Oaxaca lo visito. Dejó de trabajar en la TV y ahora tiene una escuela de Español. Lo veo en el teatro Alcalá, con barbita y el pelo muy cortito, se ve increíble. Me gusta. Nos saludamos cortésmente y ya, quedamos en ir a tomar café. No pasa.

Voy de nuevo a Oax. y lo veo en su escuela, está demasiado flaco, estuvo enfermo del estómago y quedó medio madreado. Me preocupa. Quedamos en ir a tomar café.

No pasa.

Lo veo de nuevo en el teatro Alcalá, me dice que me veo muy bien y le regreso el cumplido. Quedamos en salir a tomar café.

No pasa.

Seguimos en contacto por msn, a veces la plática se torna un poco rara, empezamos a histeriquearnos y me agrada el juego, pero de eso no pasa, por lo general, cuando la plática más empieza a enrarecerse, saca a colación a su novio y ahí cortamos todo o de plano se desconecta.

Siempre me recuerda lo talentoso que soy y me sube el ego. Me encanta.

Un día fui a Oaxaca, caminaba por el andador turístico y me paré a ver una estorbantina, ante tanta cultura lo recordé y le mandé un mensaje.

- Hola, ando en Oaxaca.

- Hola, señor, ¿y qué haces?

- Me lleno de cultura en el Andador con una estorbantina, ¿tú?

Me canso de los tipos esos y continúo caminando hacia Sto. Domingo, me siento en la plazuela del Carmen a ver pasar a la gente. Por lo general me gusta hacerlo bajo los framboyanes de afuera de Sto. Domingo, pero el lugar está lleno.
Sentado estoy cuando contesta.

- Yo voy caminando por el Andador, voy al Pochote, ¿dónde andas?

- Estoy en la plazuela que está junto al IAGO buscando cliente.

- ¿Cuánto cobras?

- Lo suficiente.

Al rato me alcanza y nos sentamos a platicar. Me gusta mucho hablar con él pero ya no me excita. Bueno, las neuronas todavía, es un tipo genial y muy interesante, eso no se le niega. Lo respeto y admiro mucho. Quedamos en salir a tomar café.

No pasa.

Hasta ahora seguimos en contacto. Me gusta mucho charlar con él pero ya sólo eso. Ya no entro en sus parámetros, tengo 24 años, aunque sigo siendo un niño increíble y talentoso, jajaja.

Nunca hemos tocado este tema y está de más el tocarlo. Ya si algún día lee esto habrá que ver cómo reacciona. Por lo pronto me siento muy bien. Conocí a un tipo que más allá de excitarme por su cuerpo me excitaba por su cerebro. Un tipo que independientemente de la fama que tenía o tenga o pudiera tener, me encantó conocer, me encanta conocer y me encantará seguir conociendo.

Es curioso cómo los sentimientos van evolucionando, empiezan siendo algo y después son otra cosa. En ocasiones para bien, en otras… jajaja… en otras…

Pero dejo este mundo “cultural” y voy de regreso a los arrabales del desnudismo, que aunque dicen que sólo los tontos tropiezan dos veces con las misma piedra… hay caídas que se disfrutan.