Y EL AIRE FRÍO LLEGÓ A LA CIUDAD...


03 de noviembre de 2006

Amaneció nublado y hace frío. Quizá sea la tierra que se queja por lo que pasó ayer, cada cual es libre de creer lo que mejor le parezca.
Por fin fuimos al panteón a dejar las flores a nuestros muertos. “Mientras no nos bombardeen con gases”, dijo mi tía y llegamos al panteón Jardín. Ni había gente, sólo unos cuantos perdidos por ahí. Se veía que las visitas sí fueron el día anterior, pero igual era claro que no fue lo mismo que en otros años, pocas flores, no todas las tumbas adornadas y no olía a copal.
De ahí nos fuimos al panteón de Sta. Rosa. Tomamos la carretera del cerro del fortín que aún no está acabada y vimos de cerca cómo es que en Oaxaca valió madres la paz. Aclaro esto: En el cerro del fortín había un letrero formado con pequeños postes pintados de blanco que versaba con la máxima de Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz”. La cuestión es que con los trabajos de ampliación de la carretera del cerro, escarbaron tanto que el cerro se desgajó y se vino una parte para abajo; concretamente la parte donde decía es la paz. Todo esto fue muy al inicio del conflicto en que ahora vive Oaxaca. Es sabia la naturaleza. Son signos de los tiempos. Como sea.
Llegamos al panteón de Sta. Rosa a dejarle flores a mi abuelo paterno y ahora sí estábamos solos. Un viejito cuando llegamos y un perro a la salida, pero fuera de eso: nadie. Ni los espíritus. Dejamos la ofrenda y fuimos al panteón de Sn. Martín.
En el camino, harto de escuchar Radio Universidad y Radio Ciudadana, puse un disquillo de Natalie Cole y nos llevamos más agradable la travesía. En la mañana hubo una marcha en protesta a lo sucedido el día anterior, pero esta vez sí no fuimos. Ni pex.
Llegamos al panteón y notamos que nos birlaron los floreros de la tumba dei abuela y mis hermanos, así que fui entre las tumbas a buscar alguno vacío y me encontré con que a Don Felipe ya le habían llevado flores y le dejaron un florero vacío. Se lo pedí prestado para mi abuela y lo llevé para ponerle flores. Al llegar, la tía Nola llegó con otro quien sabe de quien, la cosa es que le pusimos las flores a mi abuela, a mis hermanos y regresamos a casa.
Pasamos por la central de abastos a tomar un tejate y de ahí fuimos al llano por una paleta Popeye. Llegamos a la casa para comer un caldo de camarones que hizo mi mamá. A este paso tendré que hacerme una lipo al regresar al DF. Eso o ir a otra manifestación. Resulta que por lo de ayer hoy tengo el cuerpo adolorido. Y eso que sólo aventé unas cuantas piedras y jalé un carro.
Las crisolas me sonsacaron y fuimos a tomar café al centro. Llegamos al Italian de Hidalgo que tan amablemente nos resguardan los de la PFP. Que bueno, antes el zócalo estaba tomado por la APPO, ahora está tomado por la PFP, nomás cambiaron los custodios. Nos pusimos al día entre la flaca, la wera y yo y de ahí, una vez que nos dijeron que ya iban a cerrar, salimos para ver a dónde íbamos. Pasamos junto a los polis y empezaron a tirarles el can a mis viejas. Después, por la hora, los polis levantaron sus escudos y se formaron uno junto al otro para proteger las entradas al zócalo. Pobres tipos, así como está el día, el frío que van a pasar.
Bueno, ¿quién me entiende? Ayer los estaba apedreando y hoy me compadezco de ellos. Eso me pasa por ser un ser complejo. Juar!!! Que bueno, algunos han salido beneficiados por la entrada de la policía, como don Ramón el quesero y un paletero, pues al segundo día que la policía estuvo en la ciudad, como no tenían qué comer, le compraron todo el queso a Don Ramón y así el buen quesero sacó el gasto del día. Lo mismo le pasó al paletero, el gobierno le mandó hartos clientes.
Pero como ya era de noche, ni don Ramón ni el paletero estaban haciendo negocios con los policías, quienes nos miraban a mis viejas y a mí caminar hacia el carro mientras ellos se formaban para pasar frío en las calles de Oaxaca.
Llegamos al carro y abrimos las ventanas para que se fuera un poco el olor a vinagre, pues mi papá dejó su pañuelo y su toalla femenina dentro del carro y mi unidad móvil que tanto quiero se impregnó de olor a vinagre. Aclaro que la toalla femenina de mi papá era la que usó para protegerse de los gases lacrimógenos, no es que mi papá sea una vestida o algo por el estilo.
Arrancamos y fuimos a parar a La terraza, donde hay karaoke, y como nos encanta exhibirnos y darle a eso de la cantada, afinamos gargantas con un par de cervezas y nos dispusimos al deleite de los demás comensales. Estuvimos hasta las 12, pero mi progenitora me sentenció con llegar temprano, así que le llamé para tranquilizar a mi ma´linda y no me esperara en casa con tabla con clavo. Dije que pedíamos la cuenta y llevaba a mis viejas a sus respectivas casas. En realidad, pagamos y llevé a mis viejas al London, pues lo reabrían después de las penurias que han pasado los pobres encueratrices gracias a los problemas de Oaxaca.
Entramos con la grata novedad de que lo remodelaron. Pintaron el lugar y le pusieron unos adornitos, Quedó cotorrón. Un par de cubetas, bailamos un rato, vimos un show y me hizo un table un streeper al que le olía la axila. Me despedí y marché a casa al ritmo de Aurora y La academia con “Horas”. Ni un retén me encontré en el camino, La ciudad sola, sola. Dicen que anda un avión sobrevolando, pero como ni hace ruido, ni cuenta me di de él.
Llegué y la autora de mis días ya se había dormido, saludé a mi papá, vi un rato de tele, y a hacer la meme. Hoy descansamos un rato de la PFP y la APPO, a ver qué tal sigue en estos próximos días. El único que no ha tenido descanso es mi estómago, el pobre ya no aguanta y pide el regreso al DF. Pero ya, pronto. Esperemos que mañana amanezca más tranquilo el clima. Y no sólo el clima, también el ánimo.