ADAPTACIONES

Cuando sales y cambias, al regresar todos te ven y te lo remarcan en la cara.
Te ves diferente.
Luces distinto.
Eres tú pero no eres.
La evolución del hombre es indiscutible.
Darwin dejó su maldición impresa y nada hay por hacer al respecto. Pero tener que soportar cada que alguien conocido te mira:

"estás muy delgado"
"te queda bien el cabello largo"
"tú no eres mi primo"

Levanta el ego pero aturde el oído.
Ahora voy reaclimatándome y me harán endodoncia.
Mi karma.
Cada que inicio algo me hacen algo en los dientes.
Entrada al seminario: tratamiento completo de muelas y dientes.
Mudanza al DF para inicio de vida teatral: tratamiento de muelas.
Viaje a Argentina: resinas y endodoncia.
Regreso a México: endodoncia (por ahora).
Karma.
Y odio el sonido del aparatito de los dentistas.
O sentir la anestecia.
O que mi lengua morbosa quiera ver qué se siente lo que le hacen a los dientes y desee meterse bajo la maquinita para "experimentar".
Y hay que contenerla.
Y relajarse para evitar los nervios.
Pero con tres dosis de anestecia media cara se paraliza y al despertar hay que soportar el dolor por las veces que uno se mordió el labio gracias a la anestecia.
Pero la vida sigue.
Ella y todos sus trámites.
Inicié las cosas legales que debía hacer.
Al fin conocí SOGEM gracias a eso.
Salí con mis amigos y disfruté de una noche de arrabal con ellos.
Vi viejos amores.
Los regresos traen una confrontación con los recuerdos.
Lo que uno era y lo que uno es.
Porque todo regresa, siempre regresa.
El carrusel de la vida.
Girando y prometiendo nuevas vueltas.
Aunque terminen siendo las mismas.
La diferencia la hace el estado en que se llegue al punto de partida y cómo se deseen ver las cosas ahora.
Por lo pronto hay que hecharle un peso para que siga.
Y sí!
Que siga!