5. LA MADRE EN FRASCO

MADRE.
Buenas noches, perdonen la intromisión pero me pidieron que viniera a hablar.
En realidad hay cosas que no entiendo.
Pero bueno, acá estoy.
Fue una petición personal y espero que se entienda.
La verdad no sé de qué voy a hablar.
Lo que pasa es que el escritor me dijo que necesitaba un monólogo.
Dice que ahora en el teatro siempre hay un monólogo.
Es lo que dice.
En los textos que ha leído últimamente, siempre aparece alguien haciendo monólogos
y dice que él quiere uno en esta obra para seguir patrones.
Como sea, es alguien querido.
Por eso estoy acá.
Espero lo entiendan.
Bueno, aunque no sé de qué hablar.
En sí pensé que me sería difícil.
Siempre pensé que sin lengua sería difícil hablar.
Cuando no te la conservan, las cosas se complican.
Por cierto, me llamo Petrona.
Pero eso no importa.
Bueno,
o creo que no importa,
últimamente los nombres
no importan.
Al menos en las obras ya no les ponen nombre a los personajes.
Pero yo me llamo Petrona.
Petrona.
Aunque suene feo es mi nombre,
¿Qué voy a hacer?
No puedo cambiarlo.
Bueno, sí puedo,
pero eso se hace teniendo dinero o siendo monja.
Dinero no tengo y para monja no sirvo.
Lo decía mi madre.
Y bueno, también pasa que tuve familia.
Como sea, la verdad no sé qué decir.
Ya les dije mi nombre, ¿qué mas?
Les puedo hablar de mi esposo pero para qué.
Murió muy joven.
La vida la resolví yo.
Yo sola,
¿qué le voy a hacer?
Nadie quiere a una mujer sola con tres hijas.
¿O alguien acá la quiere?
¿Ya ven?
Además mis hijas tan bellas no son.
Salieron al padre.
Sí, el padre era feo,
pero era chistoso.
Mis padres arreglaron la boda.
Así se hacía antes.
Ya ven.
Conocí a mi esposo el día de mi boda.
Me embarazó esa noche y se murió al otro día.
Nada que contar de él.
Me dejó sola con tres hijas.
¿Que de qué murió?
De repente.
Yo salí sola.
Aprendí a cocinar.
Vendía comida.
Nos fue bien.
Mis hijas a veces ayudan, pero como eran feas,
prefería que se quedaran dentro de la casa.
Lo importante es que el cliente coma a gusto.
Corazón relleno.
Era lo más.
Todos lo pedían.
Es algo que descubrí una vez.
Nos moríamos de hambre y lo más barato era
comprar corazón de pollo o corazón de res.
Pero éramos cuatro y mis hijas comen bien.
Así que compré de res.
Sin saber salió la receta.
Es simple.
1 corazón de ternera o novillo. 1/2 cebolla, 1/4 de aceite, miga de pan remojada y exprimida, 1 huevo, perejil picado, sal, pimienta, 1 cucharada de queso rallado. Salsa de tomate, verduras cocidas y salteadas en manteca.
Se lava el corazón y se sacan los tubos, se forma un bolsillo.
Para el relleno: Dorar la cebolla en el aceite. Añadir la miga de pan, el perejil, la sal, la pimienta y el queso, y el huevo.
Rellenar el corazón y coserle la abertura.
Cocinarlo en la salsa de tomates. Servirlo cortado en rodajas y acompañado con las verduras cocidas y salteadas en manteca.
Simple. Sabe bien. Eso creo. A la gente le gusta
Al menos dura bastante. Bien cocido, no se descompone luego. Dura bastante y sin necesidad de refrigerar.
Bueno, no sé de qué más hablarles.
El chico dijo que hablara algo íntimo, que desestructurada el lenguaje…
yo no sé hacer eso.
Sólo sé cocinar.
Mejor me voy, creo que estoy interrumpiendo.
Me dijo el chico que quiere que salga de nuevo más adelante.
Ustedes perdonen, no voy a salir.
No sirvo para esto.
Ya tuve suficiente.
Lo quiero bastante, por eso vine.
Comía todos los días conmigo.
Corazón relleno, nunca.
Decía ser un gourmet.
Sabrá Dios qué es eso.
¿Una escena sin dios?
Como sea, prometió hacerse cargo de mis hijas si yo faltaba.
Es un buen chico.
Bueno, gracias por la atención.
Ustedes perdonen.
Cuando quieran comer, ya saben.