ABUELO MATERNO


Mi abuelo es un casillero vacío en el que intento colocar fotos ajenas que quisiera fueran mías. De él solo conozco los ojos claros, el bigote, la imagen garba, la figura delgada. Sólo conozco de sus caballos, de su carácter, de sus historias, su gusto por la música y la fiesta. Conozco la risa que provoca en mis tías al hablar de él. Conozco la mirada de mi tío al hablar de él. Conozco el parecido que dicen tienen mi hermano y mi primo con él. Conozco la nostalgia de mi madre al hablar de él. Conozco esa atmósfera que yo he fabricado al pensar en él, en cómo sería. Pero nada es certeza.
Mi abuelo es un álbum sin fotos que lleno poco a poco con recuerdos prestados. Mi abuelo es una ausencia de nostalgia y melancolía. Pero es también presencia en los otros, en su propia memoria; presencia que evoca, que participa, que llena, que a veces desborda y que también incomoda. Mi abuelo es esas canicas con los que otros juegan mientras yo sólo miro desde afuera y con ello, mi casillero, la mayoría de las veces, se llena de envidia.